ACTUALIZACIÓN
Inestabilidad patelofemoral en niños
y adolescentes: revisión de conceptos actuales
J. Javier Masquijo,
Miguel Carabajal Mattar
Departamento
de Ortopedia y Traumatología Infantil, Sanatorio Allende, Córdoba, Argentina
RESUMEN
La inestabilidad patelofemoral es un
trastorno frecuente de la rodilla en el paciente esqueléticamente inmaduro.
Este cuadro plantea diversos desafíos en esta población que requieren una
comprensión de la anatomía y la biomecánica para formular un plan de
tratamiento que prevenga la reluxación y permita el regreso a las actividades.
En esta revisión, se analizan las distintas formas de presentación y las
alternativas terapéuticas, y se ofrece una guía práctica para el manejo
integral de esta compleja condición clínica.
Palabras clave: Rodilla;
rótula; luxación; inestabilidad patelofemoral; adolescente.
Nivel de Evidencia: V
Patellofemoral Instability in Children and Adolescents:
Current Concepts Review
ABSTRACT
Patellofemoral instability (PFI) is a common
knee disorder in the skeletally immature patient. PFI presents challenges in
this patient population that require an understanding of anatomy and
biomechanics to formulate a treatment plan aimed at preventing redislocation
and facilitating return to activity. In this review, the different
presentations and therapeutic alternatives will be analyzed, providing a
practical guide for the comprehensive management of this complex clinical
condition.
Keywords: Knee;
patella; dislocation; patellofemoral instability; adolescent.
Level of Evidence: V
INTRODUCCIÓN
La inestabilidad patelofemoral (IPF) es una afección multifactorial que
resulta incapacitante y genera dolor crónico en la rodilla de niños y
adolescentes. Este trastorno abarca un amplio espectro de condiciones que van
desde una subluxación leve hasta una luxación lateral irreductible. Se estima
que la IPF es relativamente frecuente, afecta a entre 5,8 y 29 de cada 100.000
niños de 10 y 17 años de edad.1
Por lo general, el primer episodio de luxación ocurre durante la segunda década
de vida y representa aproximadamente del 2% al 3% de todas las lesiones agudas
de rodilla.2 La luxación aguda de
la rótula (LAR) es un cuadro debilitante, y la tasa de reluxación oscila entre
el 8,6% y el 88% después del tratamiento conservador, según los factores
individuales del paciente.3-5 Se
han identificado varios factores de riesgo predisponentes, como sexo femenino,
displasia troclear, anteversión femoral aumentada, torsión tibial externa
aumentada, debilidad del vasto medial oblicuo, aumento del ángulo Q, aumento de
la distancia TT-TG (tibial
tubercletrochlear groove) (entre la porción más profunda de la tuberosidad
anterior de la tibia y la porción más profunda de la tróclea femoral), laxitud
ligamentaria, rótula alta y genu valgo.6
El riesgo a largo plazo de daño progresivo del cartílago después del primer
episodio de luxación es significativo, el paciente tiene hasta seis veces más
probabilidades de desarrollar artrosis entre los 30 y 40 años de edad.7
Actualmente, la reconstrucción del ligamento patelofemoral medial (LPFM)
es el tratamiento quirúrgico más común.8,9
Sin embargo, un subgrupo de pacientes puede requerir procedimientos adicionales
para corregir desviaciones angulares, alteraciones rotatorias, rótula alta o
mala alineación distal. En esta revisión, se analizan las distintas formas de
presentación y las alternativas terapéuticas, y se ofrece una guía práctica
para el manejo integral de esta compleja condición clínica.
ANATOMÍA DEL COMPLEJO PATELOFEMORAL
MEDIAL (CPFM)
Se utiliza la expresión CPFM para describir el principal estabilizador
de partes blandas de la rótula, que consiste en fibras que se insertan en la
rótula (LPFM), y al tendón cuadricipital (ligamento femorocuadricipital
medial). A pesar de su inserción variable en el mecanismo extensor, el punto
medio de este complejo se encuentra en la unión del tendón cuadricipital medial
con la superficie articular de la rótula, lo que indica que tanto la fijación
del tendón rotuliano como del tendón cuadricipital pueden ser utilizadas para
una reconstrucción anatómica.10
El origen femoral se localiza en el “valle” formado entre el tubérculo del
aductor mayor y el epicóndilo medial, lo que lleva a algunos autores a sugerir
que abarca un área en lugar de un punto de inserción específico.11-18
Desde un punto de vista biomecánico, los cambios de longitud más
significativos del CPFM ocurren entre los 0° y 20° de flexión, mientras que se
observa un comportamiento más isométrico entre los 20° y 90°. Los puntos de
unión a lo largo del mecanismo extensor muestran diversos comportamientos en
relación con la longitud, destacando que las fibras superiores o el ligamento
femorocuadricipital medial exhiben una mayor variabilidad de longitud a lo
largo del rango de movilidad.19
Algunos estudios sugieren que, mientras el LPFM es el restrictor primario de la
traslación lateral en los primeros grados de flexión de la rodilla, el
ligamento femorocuadricipital medial es responsable de prevenir la traslación
lateral en extensión.20
En pacientes esqueléticamente inmaduros, la anatomía del CPFM presenta
características similares a las de la población adulta. La inserción femoral se
encuentra a 6,9-8,5 mm distal a la fisis,21,22
mientras que el haz superior del CPFM se inserta de 5 a 12 mm proximal al polo
superior de la rótula, en el tendón del cuádriceps.23-25
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de la IPF se establece principalmente mediante la
evaluación clínica que incluye la anamnesis y el examen físico, complementados
con estudios por imágenes. El análisis minucioso en el consultorio nos permite
categorizar al paciente en uno de los escenarios clínicos posibles asociados
con el cuadro. No obstante, la interpretación de radiografías y estudios
avanzados es esencial para evaluar los factores anatómicos subyacentes que
suelen acompañar a las diferentes formas de IPF.
La LAR puede ser el resultado de un traumatismo indirecto, donde la
rodilla es sometida a una fuerza en valgo con rotación interna del fémur, o de
un traumatismo directo que desplaza lateralmente la rótula fuera de la tróclea
femoral.26 Los pacientes suelen
buscar atención médica tras experimentar el primer episodio de luxación, y
manifiestan dolor en la zona de inserción del LPFM, aprensión y derrame
articular. Los pacientes con casos más crónicos o con múltiples episodios de
luxación pueden referir una sensación de inestabilidad o dolor anterior en la
rodilla.27,28
El examen físico debe abarcar una evaluación integral de los miembros
inferiores que incluya el eje en el plano coronal y sagital, la longitud de los
miembros, el perfil rotatorio y la fuerza muscular. Se recomiendan maniobras
específicas, como la prueba de aprensión, la prueba de desplazamiento, el signo
de la J, la prueba de inclinación rotuliana y tracking patelofemoral.1,29
La evaluación de la laxitud ligamentaria generalizada mediante el puntaje de
Beighton30 es una herramienta
importante para la toma de decisiones en la planificación preoperatoria (Tabla).
La evaluación por imágenes debe incluir radiografías de frente, de
perfil y axial de la rótula. Cuando se sospecha una alteración coronal del eje
mecánico es importante agregar una telemetría de los miembros inferiores.31-34 También es fundamental la evaluación
del crecimiento remanente.35 La
resonancia magnética es el estudio de elección en pacientes con LAR, ya que
permite detectar lesiones osteocondrales, cuerpos libres intrarticulares que
pueden pasar desapercibidos en las radiografías; lesiones de partes blandas y
la morfología de la articulación patelofemoral. Se ha demostrado que la
resonancia magnética es útil para medir la distancia TT-TG y el índice de
enganche sagital, y evaluar el perfil rotatorio del paciente.36-39 En nuestra práctica, solicitamos una
resonancia magnética de rutina en el primer episodio, aunque consideramos que
podría obviarse en casos de luxación de baja energía cuando el paciente se
presenta clínicamente sin derrame articular.
La tomografía axial computarizada se ha
utilizado para estudiar la morfología articular y las deformidades del plano
rotatorio. Recientemente se ha demostrado que es útil para examinar la
displasia troclear y para la planificación preoperatoria.40 Sin embargo, no la solicitamos como
rutina en la población pediátrica debido a la alta exposición a la radiación y
al menor aporte de información comparada con la de la resonancia magnética.41,42 En los últimos años, ha surgido un
gran interés en la estratificación del riesgo de recurrencia luego del primer
episodio de LAR.43-45 El objetivo
es identificar a las personas con alto riesgo de desarrollar inestabilidad
recurrente que puedan beneficiarse de una cirugía temprana. Como ha ocurrido
con otras articulaciones, los modelos de estratificación de riesgo para las LAR
podrían eventualmente conducir a mejores recomendaciones de tratamiento basadas
en la evidencia.46,47
CLASIFICACIÓN
Existen cuatro formas principales de inestabilidad: I) primer episodio
de luxación: cuando se produce el primer evento de causa traumática. Puede
subdividirse en: A) sin fragmento libre intrarticular y B) con fragmento libre
intrarticular; II) IPF recurrente: dos o más eventos traumáticos repetidos.
Luego del primer episodio, los eventos suelen requerir menor energía. Existen
factores anatómicos predisponentes, como sexo femenino, displasia troclear,
anteversión femoral aumentada, torsión tibial externa aumentada, debilidad del
vasto medial oblicuo, aumento del ángulo Q, aumento de la distancia TT-TG,
laxitud ligamentaria, rótula alta y genu valgo; III) luxación habitual/
obligatoria: episodios de luxación en cada flexión o extensión de la rodilla
con reducción espontánea. Puede subdividirse en: A) luxación habitual en
flexión y B) luxación habitual en extensión; IV) luxación lateral irreductible:
luxación permanente no reductible manualmente.
TRATAMIENTO
Luxación aguda de la rótula
Históricamente los pacientes que sufren un primer episodio de LAR sin la
presencia de cuerpos libres intrarticulares han sido manejados con tratamiento
conservador.48 En algunos
estudios recientes, se ha cuestionado esta indicación y se propone estabilizar
la rótula en pacientes con alto riesgo de recurrencia.49 El algoritmo utilizado por los autores de
este artículo se detalla en la Figura 1.
El tratamiento conservador consiste en un período de inmovilización de 2
a 3 semanas seguido de rehabilitación durante 6-10 semanas. Los objetivos del
programa de rehabilitación se dividen en diferentes etapas:50 1) resolución del dolor, el derrame y la
inflamación; 2) recuperación del movimiento y la flexibilidad; 3) recuperación
de la fuerza muscular; 4) recuperación de la coordinación y los patrones
motores; y 5) acción atlética específica del deporte. Por lo general, se
autoriza el retorno a la actividad alrededor de las 12 semanas después de la
lesión, una vez que el paciente se encuentra asintomático, sin derrame ni
aprensión y con una fuerza del cuádriceps similar a la del miembro inferior
contralateral.
Según los estudios publicados, los resultados funcionales y la tasa de
recurrencia luego del tratamiento conservador son variables. Los protocolos de
tratamiento conservador varían considerablemente entre los diversos autores,
así como las escalas funcionales utilizadas. De igual modo, los factores de
riesgo de cada paciente no se informan de manera consistente, lo que dificulta
la comparación entre las diferentes series. Palmu y cols.51 evaluaron prospectivamente a 71 pacientes
menores de 16 años (74 rodillas) que habían sufrido un primer episodio de LAR.
Veintiocho rodillas fueron tratadas de manera conservadora y controladas por 14
años. Si bien los resultados funcionales en el último control fueron
satisfactorios en el 75% de los casos, el 71% tuvo, al menos, un episodio más
de luxación. Regalado y cols.52
analizaron los resultados de 20 adolescentes y hallaron que casi uno de cada
tres (27%) estaba insatisfecho, y una tasa de reluxación del 35% y el 73% a los
tres y seis años, respectivamente. En una revisión sistemática reciente de 2086
pacientes, Longo y cols.53
informaron un puntaje medio de Kujala de 75,6 en el seguimiento <5 años y de
87,5 en el seguimiento >5 años. La tasa de recurrencia fue del 36,4%.
Los pacientes con una fractura osteocondral y uno o varios cuerpos
libres intrarticulares requieren tratamiento quirúrgico. En estos casos, se
debe evaluar si reposicionar el fragmento o extraerlo según su tamaño,
ubicación y viabilidad. Los fragmentos osteocondrales >1 cm ubicados en una
superficie articular de carga requieren típicamente reducción y fijación
interna (Figura 2), mientras que los
fragmentos más pequeños pueden extraerse.54
En adolescentes que tienen un primer episodio de luxación con una fractura
osteocondral que requiere escisión o fijación del fragmento, hay consenso en
que la inestabilidad debe ser tratada al mismo tiempo.38,55 Asimismo, existe evidencia de que la
reconstrucción del LPFM ofrece mejores resultados que las técnicas de
reparación.56
Inestabilidad patelofemoral
recurrente
Se considera IPF recurrente cuando ocurren dos o más episodios de
luxación. Existen múltiples opciones para tratar este trastorno. La elección
del procedimiento adecuado depende de la causa subyacente de la inestabilidad y
del grado de madurez esquelética. La reconstrucción del LPFM ha ganado gran
popularidad gracias a sus excelentes resultados.57-59
Sin embargo, ciertos factores anatómicos asociados, como mala alineación distal
del aparato extensor, rótula alta, displasia troclear, genu valgo o alteraciones
rotatorias, pueden crear un entorno poco favorable para el injerto. Cuando hay
insuficiencia aislada de los estabilizadores mediales de la rótula, el
tratamiento indicado es la reconstrucción. En casos de mala alineación distal,
la combinación de reconstrucción del LPFM con la realineación distal del
aparato extensor ha logrado resultados favorables.60
La osteotomía de medialización de la tuberosidad anterior de la tibia es
un procedimiento diseñado para medializar el aparato extensor y reducir las
fuerzas de contacto en la articulación patelofemoral de pacientes
esqueléticamente maduros. Sin embargo, en pacientes esqueléticamente inmaduros,
esta técnica puede causar daño al cartílago fisario, por lo que se prefiere la
realineación mediante la transferencia subperióstica del tendón rotuliano.61 En casos de rótula alta, inestabilidad y
mala alineación distal, es adecuado asociar la medialización y distalización
del aparato extensor mediante técnica de partes blandas u osteotomías según el
grado de madurez esquelética.
En pacientes esqueléticamente inmaduros con alteraciones en el plano
coronal, como genu valgo, nuestra preferencia es realizar la corrección del eje
mediante crecimiento guiado con placas en banda de tensión. Posteriormente, al
retirar dicho material, procedemos a la estabilización de la rótula. Si se ha
alcanzado la madurez esquelética, optamos por la realineación mediante
osteotomía seguida de la estabilización de la rótula en una sola cirugía. Es
fundamental individualizar el tratamiento según la deformidad anatómica, por lo
que la evaluación de los factores predisponentes resulta indispensable para un
manejo preciso de esta condición. El algoritmo utilizado por los autores se
describe en la Figura 3.
Técnica preferida por los autores
Se coloca al paciente en posición supina. Se administra 1 g de
cefalotina por vía intravenosa como profilaxis antibiótica, media hora antes de
la incisión. Se administra anestesia espinal y se coloca un torniquete
neumático. Se procede a la asepsia y antisepsia del área, y se colocan campos
quirúrgicos según técnica. Se realiza la exanguinación de la extremidad
afectada utilizando una venda Smarch, y se aplica un torniquete a 250 mmHg. Los
abordajes superomedial de la rótula y femoral, así como los portales
artroscópicos, se delinean con un bolígrafo estéril (Figura
4).
Se crean los portales artroscópicos anterolateral y anteromedial
clásicos, y se realiza una artroscopia diagnóstica para identificar cuerpos
libres y evaluar las superficies condrales patelofemorales. Cualquier lesión
osteocondral o condral se aborda en este punto. Las fuentes preferibles para
los aloinjertos son el semitendinoso o el peroneo largo. Es importante
asegurarse de que el aloinjerto tenga una longitud mínima de 240 mm. Después de
descongelarlo, se lava el aloinjerto con una mezcla de antibiótico y suero
fisiológico que contenga 1 g de vancomicina en 1 litro de suero fisiológico. Se
aplica tensión al aloinjerto utilizando la tabla de preparación del injerto y
se coloca un punto de sutura en cada lado del injerto con Vicryl® #1. Se
realiza una incisión de 3 cm en el polo superomedial de la rótula. Se lleva a
cabo la disección para visualizar el borde medial del tendón cuadricipital. Se
identifica el plano entre el retináculo medial y la cápsula articular, teniendo
cuidado de no dañar la cápsula. Se utiliza fluoroscopia para identificar, con
precisión, el punto de referencia radiográfico de Schöttle en pacientes
esqueléticamente maduros o, en la región epifisaria justo distal a la placa de
crecimiento en pacientes con fisis abierta.62
Se introduce una guía en dirección proximal a distal (aproximadamente 20°) y
posterior a anterior. Se utiliza una mecha de 7 mm de diámetro a baja velocidad
para crear un túnel femoral de 25 mm. El injerto se asegura en el túnel femoral
con un tornillo interferencial de PEEK (Poly Ether-Ether Kethon) de 7 x 25 mm.
Se recomienda fijar el injerto con el extremo proximal ligeramente más largo
que el distal para una correcta fijación al tendón cuadricipital. La adecuada
fijación del injerto se confirma aplicando tensión longitudinal sobre este. Con
una pinza hemostática, se pasan ambos extremos del injerto a través del plano
entre la cápsula y el retináculo medial. Durante la exposición medial de la
rótula, se tiene cuidado de evitar una artrotomía dejando la unión del revestimiento
sinovial. Se utiliza una gubia para decorticar la superficie del borde medial
de la rótula. Se coloca un arpón de 3,5 mm en la unión del tercio proximal con
los dos tercios distales de la rótula. Se utiliza un solo arpón en lugar de uno
o dos túneles intraóseos para evitar crear un defecto grande que pueda aumentar
el riesgo de fractura de la rótula. Luego, se centraliza la rótula en la
tróclea con la rodilla flexionada a 30°-40°, y se ajusta y asegura la longitud
del injerto en la rótula. Se realiza una sutura adicional con Vicryl® #1 entre
la rótula y el tendón de aloinjerto para reforzar la fijación. A continuación,
con la rodilla en extensión, se verifica que la rótula pueda desplazarse
manualmente un cuadrante en sentido lateral, asegurando la corrección de la
inestabilidad sin presión excesiva sobre la articulación patelofemoral.
Para la fijación en el tendón cuadricipital, se crea un orificio en el
borde medial del tendón, a 10-15 mm desde el polo superior de la rótula. El
extremo superior del aloinjerto se pasa a través de este agujero y se fija
manualmente con una sutura FiberWire®. Se verifica la movilidad de la rótula
mediante la prueba de desplazamiento en extensión, y se elimina el exceso de
injerto. Se avanza el músculo vasto medial oblicuo y se sutura al borde medial
de la rótula con suturas Vicryl® #1. Se irriga completamente el área con suero
fisiológico y se reintroduce el artroscopio para asegurar un tracking rotuliano adecuado. Después de
la irrigación, se cierran los abordajes.
Se indica el uso de muletas e inmovilizador de rodilla durante dos
semanas. Se permite la carga de peso según la tolerancia con la pierna en
extensión hasta lograr un control cuadricipital adecuado. Los ejercicios de
rango completo de movilidad se permiten de inmediato. El retorno a los deportes
y las actividades de alto impacto, en general, se autoriza después de los 6
meses, y está sujeto a evaluaciones clínicas y radiográficas que pueden variar
según los procedimientos concomitantes. Esta autorización se otorga una vez que
el paciente se encuentra asintomático, sin derrame ni aprensión, con un rango
completo de movilidad, una simetría de la fuerza muscular cercana al 85%
respecto al miembro contralateral, sin inestabilidad objetiva durante el examen
y una excelente estabilidad dinámica, observada cuando realiza ejercicios
específicos del deporte sin dudar. En pacientes esqueléticamente inmaduros se
toman radiografías de miembros inferiores en posición de pie (telemetría) al
año de seguimiento para evaluar posibles alteraciones del crecimiento.
Luxación habitual
La luxación habitual tiene dos formas de presentación: a) en extensión,
donde la rótula se luxa espontáneamente cada vez que se extiende la rodilla (en
general, entre los 0° y 30°), y b) en flexión, donde la luxación ocurre al
flexionar la rodilla (normalmente entre los 60° y 90°). Estos casos son poco
frecuentes y suelen ocurrir principalmente durante la primera década de vida.63
La luxación habitual en extensión se caracteriza por una desalineación
distal del aparato extensor, observada por el aumento en la distancia TT-TG,
rótula alta y displasia troclear.64
La cirugía para estos casos debe abordar la realineación distal buscando
medializar y distalizar el aparato extensor, complementado con la
reconstrucción de los estabilizadores mediales (Figura
5). En pacientes que han alcanzado la madurez esquelética y presentan
una displasia troclear severa, el tratamiento puede incluir también una
trocleoplastia.
La luxación habitual en flexión se caracteriza por el acortamiento y la
atrofia del tendón del cuádriceps y una retracción severa de las estructuras
laterales (bandeleta iliotibial, retináculo lateral y vasto lateral).65,66 Además, estos pacientes suelen tener
una mala alineación distal. El tratamiento de este subtipo de inestabilidad
suele comenzar con la realineación distal y continuar con una elongación del
retináculo lateral seguida de un alargamiento del tendón del vasto lateral. Si,
después de estos pasos, la rótula continúa luxándose lateralmente al flexionar
la rodilla, se realiza un alargamiento formal en Z del tendón del cuádriceps
para abordar el acortamiento del mecanismo extensor y neutralizar el vector
lateral de fuerza sobre la rótula durante la flexión de la rodilla. A este
procedimiento hay que complementarlo con la reconstrucción de los
estabilizadores mediales.
Luxación irreductible
La luxación irreductible o lateral fija es una presentación poco común
en la que la rótula está ubicada en una posición lateral al cóndilo femoral
externo y no puede ser reposicionada manualmente en la tróclea (Figura 6). Esta condición puede manifestarse de
forma idiopática o asociada a otras condiciones congénitas, como síndrome de
Larsen, síndrome de Rubinstein-Taybi, síndrome de Down, síndrome uña-rótula,
condrodisplasia punctata, hemimelia peronea y artrogrifosis.63 En ambos casos, el aparato extensor puede tener
una posición más lateral produciendo una contractura en flexión, pérdida de la
extensión activa de la rodilla, rotación tibial externa, acortamiento del
cuádriceps y contractura severa de las estructuras laterales.67,68
En estos casos, el abordaje quirúrgico escalonado es similar al
utilizado para casos de inestabilidad habitual en flexión (Figura 5).
CONCLUSIONES
La IPF es una afección común en niños y adolescentes. Sus diversas
formas de presentación, variaciones en la morfología articular y factores
asociados hacen que su manejo sea desafiante. La evaluación precisa y un
diagnóstico adecuado son cruciales para asegurar una función articular óptima.
El interés en comprender mejor este trastorno y en optimizar continuamente los
enfoques terapéuticos ha contribuido a mejorar el pronóstico de estas lesiones
en pacientes pediátricos. Adoptar un enfoque basado en la evidencia y seguir
protocolos diagnósticos y terapéuticos contribuirán a ofrecer a los pacientes
un tratamiento de mayor calidad y reducirán la incidencia de complicaciones lo
que promoverá el desarrollo de sus actividades cotidianas.
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Recibido el 21-5-2024. Aceptado luego de la evaluación el
28-5-2024 • Dr. J. Javier Masquijo • javimasquijo@yahoo.com.ar
• https://orcid.org/0000-0001-9018-0612
Cómo citar este artículo: Masquijo JJ, Carabajal Mattar M.
Inestabilidad patelofemoral en niños y adolescentes: revisión de conceptos
actuales. Rev Asoc Argent Ortop Traumatol
2024;89(4):403-415. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2024.89.4.1965
ORCID de M. Carabajal
Mattar: https://orcid.org/0000-0002-0301-0867
Información del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2024.89.4.1965
Fecha de publicación: Agosto, 2024
Conflicto de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
Copyright: © 2024, Revista de la Asociación Argentina de
Ortopedia y Traumatología.
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