INVESTIGACIÓN CLÍNICA
Fracturas de tibia por estrés y
hallazgos patológicos asociados en reclutas
Hernán E. Coria,* Emanuel Fedún Rodríguez,*
Daniel García,** Héctor Masaragian,** Luciano Mizdraji,**
Fernando Perin,** Leonel Rega,** Daniel Sartorelli,*
Johann Veizaga Velasco**
*Servicio de Cirugía de Tobillo y Pie, Departamento
de Ortopedia y Traumatología, Hospital Militar Central “Cirujano Mayor Dr.
Cosme Argerich”, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
**cirugiadelpie.net
RESUMEN
Introducción: Las
fracturas de tibia por estrés son un cuadro muy frecuente en el personal
militar recién incorporado. Nuestro objetivo fue demostrar
que existe una asociación entre fracturas por estrés y otros hallazgos
patológicos. Materiales
y Métodos: Se evaluaron retrospectivamente 42 fracturas por estrés
en 34 pacientes, entre noviembre de 2012 y septiembre de 2014. Todos se habían
incorporado recientemente al Ejército Argentino y consultaron por cuadros
dolorosos en la tibia. Se realizó el diagnóstico clínico y centellográfico de
fractura por estrés. Se documentaron datos filiatorios, hallazgos patológicos
asociados y factores de riesgo. Los criterios de inclusión fueron: reciente
incorporación, mismo entrenamiento, edad 16-23 años. Se excluyó a pacientes con
traumatismos, enfermedad tumoral o centellograma negativo, y a los simuladores. Resultados:
Se evaluaron 42 fracturas por estrés en 34 pacientes (14 hombres y 20 mujeres).
La edad promedio era de 20 años. No hubo diferencias significativas en el número
de lesiones respecto al miembro afectado. El 64,7% tenía hallazgos patológicos
asociados (mujeres 73%, hombres 27%). El 80% de las mujeres y el 43% de los
hombres tenían un hallazgo patológico asociado. Se detectaron diversos
hallazgos patológicos asociados con desejes de miembros inferiores en varo y en
valgo, los primeros fueron los que más se asociaron con fracturas. Conclusiones:
La tasa de asociación con hallazgos patológicos en los miembros inferiores fue
alta, con predominio de los desejes en varo. Las mujeres con fracturas por
estrés tenían más hallazgos patológicos asociados que los hombres.
Palabras clave:
Fracturas por estrés; enfermedad asociada; tibia; reclutas.
Nivel de Evidencia: IV
Tibial Stress Fractures and
Associated Pathologies in Military Recruits
ABSTRACT
Introduction: Tibial stress
fractures are a very common condition in military recruits. Our objective is to
demonstrate that stress fractures are associated with other pathologies.
Materials and Methods: 42
stress fractures in 34 patients were retrospectively evaluated. Every patient
had recently joined the Argentine Army and consulted for painful symptoms in
the tibia. A clinical and scintigraphic diagnosis of
stress fracture was made. Patient data, associated pathologies, and risk
factors were documented. Inclusion criteria: recent incorporation, same
training, age between 16 and 23 years. Trauma, simulators, tumoral pathology,
and cases with negative scintigraphy were excluded.
Results: We studied 42 stress
fractures in 34 patients, 14 were men and 20 were women. The average age was 20
years. There were no significant differences in the number of injuries
regarding the affected limb. 64.7% had associated pathologies, 73% in women and
27 % in men. Among the women with stress fractures, 80% had associated pathologies,
compared to 43% for men. Different pathologies were found with lower limb varus
and valgus imbalances. Varus was the most associated with fractures. Conclusions:
A high rate of associated pathologies was found in patients with tibial stress
fractures with a predominance of lower limb varus imbalances. Associated
pathologies were more likely to be found in women with stress fractures than in
men.
Keywords: Stress
fractures; associated pathology; tibia; recruits.
Level of Evidence: IV
INTRODUCCIÓN
En el ámbito militar, las fracturas de tibia por estrés son una entidad
frecuente y tienen una elevada incidencia en el personal recién incorporado1 sometido a un entrenamiento y exigencias
psicofísicas intensos. El objetivo de este estudio fue demostrar que los
pacientes con fracturas por estrés tienen hallazgos patológicos asociados.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se evaluó retrospectivamente un total de 42 fracturas por estrés en 34
pacientes, entre noviembre de 2012 y septiembre de 2014. Todos eran aspirantes
de la Escuela de Suboficiales del Ejército Argentino con hasta un año de
incorporados, que consultaron por cuadros dolorosos mediales en la tibia. Se
realizó el diagnóstico clínico y centellográfico de fractura por estrés. Se
confeccionó una tabla de Excel con todos los datos filiatorios, edad, sexo,
lateralidad, hallazgos patológicos asociados, privación del sueño, ciclos
menstruales irregulares, índice de masa corporal (IMC), calzado adecuado o no,
terreno sobre el que corrían y tipo de entrenamiento. Se definió como
inadecuado aquel calzado que fuera duro, sin amortiguación, plano o roto.
El criterio para la sospecha clínica fue el dolor palpatorio en la cara
anterointerna de la diáfisis tibial, en diferentes patrones, sean verticales,
puntuales o transversales.
Se comparó la incidencia de hallazgos patológicos asociados con la de
los reclutas sin fracturas. La muestra era étnicamente heterogénea.
Los criterios de inclusión fueron: como máximo un año de incorporación a
la Fuerza, que todos realizaran el mismo entrenamiento y edad entre 16 y 23
años.
Se excluyó a quienes hubieran referido algún tipo de traumatismo y a
aquellos sospechosos de simulación, con enfermedad tumoral o centellograma
negativo para fracturas por estrés.
RESULTADOS
Las 42 fracturas por estrés estudiadas correspondían a 34 pacientes (14
hombres y 20 mujeres), con una edad promedio de 20 años. Ocho eran fracturas
por estrés bilaterales. Veinte lesiones eran derechas y 22, izquierdas. No hubo
diferencias significativas en la cantidad de lesiones respecto al miembro
afectado.
El 64,7% de los pacientes con fracturas por estrés tenía un hallazgo
patológico asociado (16 mujeres y 6 hombres). El 80% de las mujeres y el 43% de
los hombres con fractura por estrés tenían un hallazgo patológico asociado.
Los hallazgos patológicos asociados a fracturas por estrés fueron, en
orden de frecuencia: pie cavo varo (7 casos), pie plano valgo (5 casos),
retropié varo (1 caso), fascitis plantar (1 caso), tibia vara (1 caso), tibia
vara asociada a delgadez extrema y malformaciones faciales (1 caso), pie cavo
varo asociado a tibia vara (1 caso), pie cavo varo con genu valgo y baja talla
(1 caso), extrarrotación tibial (1 caso), baja talla (1 caso), retropié valgo
(1 caso) y pie cavo más braquimetatarsia (1 caso) (Figura
1).
Catorce pacientes tenían pie cavo varo y 16, varo en los miembros
inferiores (Figura 2).
El IMC era normal en el 60% de los casos y bajo en el 30%. El 29% usaba
calzado inadecuado.
Solo una
paciente refirió ciclos menstruales irregulares desde su ingreso en el
Ejército.
Los hallazgos clínicos se caracterizaron por dolor referido en la cara
anterointerna de la diáfisis tibial que, a la palpación, se manifestaba en
diferentes patrones, sean verticales, centrados o no sobre el borde medial de
la tibia, transversales, combinados o localizados, referidos estos últimos “a
punta de dedo”. Todos tenían piernas delgadas con moderada masa muscular.
Los hallazgos radiográficos iniciales fueron positivos solo en dos
pacientes con reacción perióstica, mientras que el centellograma fue positivo
en todos los casos.
En el grupo de control, sin fracturas por estrés, no se detectaron
hallazgos patológicos asociados.
DISCUSIÓN
Se define a las fracturas por estrés como aquellas fracturas producto de
un esfuerzo repetitivo y sostenido en el tiempo que supera la capacidad
fisiológica de adaptación y remodelado óseo.1
Se trata de una entidad conocida, de la que hay múltiples estadísticas,
difíciles de comparar entre sí, porque refieren que los pacientes realizaban
entrenamiento militar, pero no explican en qué consiste, ni dan detalles
importantes, como su frecuencia e intensidad. Tampoco hay consenso respecto al
tratamiento.
Según Devas, hay dos tipos: por compresión y
por distracción,2 pero, a su vez,
debemos distinguir, en dichos grupos, la microfractura por estrés y la
macrofractura.
La clínica se caracteriza por dolor focalizado en la cara anterointerna
de la tibia,3 pero puede no ser
clara y es necesario conocer la epidemiología y los factores de riesgo del
paciente para no confundir este cuadro con otros de presentación similar, como
la periostitis y el síndrome compartimental crónico, que son los principales
diagnósticos diferenciales.4
Respecto a la epidemiología, todos los autores señalan un predominio en
reclutas, término que comprende al personal recién incorporado en una Fuerza
Armada, el cual inicia un período de instrucción militar, con entrenamiento y
exigencias psicofísicas intensos. La incidencia de fracturas por estrés
reportada en este grupo de riesgo es del 31% (80% en la tibia) y un 60% de
fracturas contralaterales asintomáticas concomitantes.5
Existe una clara prevalencia del sexo femenino (2:1),6 y los hallazgos de nuestra serie coinciden
con este dato. Este cuadro asociado es más frecuente en mujeres militares que
en civiles,6 la prevalencia es más alta y
sufren un cuadro más grave, con igual entrenamiento que el de los hombres, aun
en unidades militares con baja exigencia física.7
Independientemente del sexo, la incidencia es más alta en pacientes con
corticales tibiales más delgadas8 o con poca
masa muscular,8,9 este último
dato fue un hallazgo generalizado en nuestra muestra.
Respecto a la etnia, en estudios realizados en los ejércitos
estadounidense e israelí, la incidencia fue más alta en los pacientes de raza
blanca.10,11 En nuestra serie, no
fue posible esta comparación dada la heterogeneidad étnica de la muestra.
Un problema al comparar los resultados de los estudios es que todos
hacen referencia al entrenamiento militar sin detallarlo.
Los hallazgos patológicos asociados no son abordados como tema principal
por ningún estudio publicado, pero sí como uno de los factores de riesgo,1 que son múltiples y se pueden clasificar
según:
-
El tipo
de entrenamiento: los asociados con el entrenamiento pueden ser según este sea
en el medio civil o militar, este último es el factor predictivo más
importante.
-
Las
características del paciente: entre las características que predisponen a
sufrir fracturas por estrés, el sexo femenino, como ya se mencionó, es un
factor de riesgo muy importante señalado en la bibliografía, y que concuerda
con los hallazgos de nuestro estudio. Puede verse agravado en mujeres con
trastornos hormonales y ciclos irregulares, pero no hay evidencia de que el
tratamiento hormonal mejore el cuadro.6
La tríada de trastorno alimentario, alteraciones menstruales y baja densidad
ósea es un factor predictivo importante de fracturas por estrés en mujeres, que
aumenta el riesgo un 30-50%.12 En
nuestra serie, no pudimos identificar pacientes con trastornos de este tipo,
solo una refirió ciclos irregulares.
-
Los
factores alimentarios: en los reclutas, la alimentación no siempre es
suficiente para satisfacer los elevados requerimientos metabólicos, suele ser
rica en hidratos de carbono y grasas, y baja en proteínas.13 Se ha publicado que la baja ingesta de
vitamina D es un factor de riesgo en militares13
y en civiles.14 En nuestra serie,
no fue posible realizar determinaciones de hormonas y ni analizar la dieta de
la muestra durante el período estudiado, por tratarse de un estudio
retrospectivo.
-
Los
aspectos técnicos al correr: si bien la técnica empleada para correr escapa al
objetivo de nuestro estudio, creemos importante mencionar que varios autores
evaluaron la incidencia de las cuestiones técnicas de la carrera y comunican
que el patrón de la marcha o de la carrera es un factor de riesgo modificable.
Aquellos que impactan con el talón al correr tienen un riesgo más alto que
quienes lo hacen con el antepié.15
No haber entrenado ni practicado deportes antes de entrar en la Fuerza
no aumentaría el riesgo de fractura por estrés,16
sino que lo harían el inicio abrupto, la intensidad y la falta de progresión.
Los restantes factores de riesgo son el calzado plano duro sin amortiguación,
como los borceguíes y las zapatillas de suela plana, un hallazgo en el 29% de
los pacientes.
-
Los
hallazgos patológicos asociados: pese a que hay muchas investigaciones
publicadas sobre fracturas por estrés en reclutas, no encontramos estudios que
aborden los hallazgos patológicos asociados como tema principal. En nuestra
serie, el porcentaje de pacientes con fractura por estrés y un hallazgo
patológico asociado en miembros inferiores fue alto (64,7%), sobre todo en los
miembros inferiores con desejes en varo (Figura 2).
La baja talla, la pérdida progresiva de peso durante el entrenamiento y
la disminución de la masa mineral de las tibias en dichos pacientes constituyen
otros factores de riesgo.17 La
poca masa muscular en los miembros inferiores fue un hallazgo frecuente en
nuestra serie.
Yagi y cols.18
realizaron un estudio prospectivo en corredores, y señalaron como factores de
riesgo el IMC elevado en las mujeres y la intrarrotación de caderas. En nuestra
serie, no se pudo evaluar el impacto del IMC elevado en la incidencia de estos
hallazgos patológicos asociados, porque todos tenían un IMC normal o bajo.
Nunns y cols.19 evaluaron una
extensa serie de Royal Marines, e identificaron cuatro factores de riesgo
predictivos de fracturas por estrés, como bajo IMC, distancia intermaleolar
baja, impacto en los talones y alteraciones en la rotación tibial durante la
carrera, pero no hacen referencia a hallazgos patológicos asociados como los
encontrados en nuestra serie.
Lo mismo sucede con muchos otros estudios llevados a cabo en personal
militar, posiblemente debido a la exclusión de personal con enfermedades
ortopédicas.
Hetstroni y cols.20
describieron la supinación del pie y el rol protector de la pronación en la
marcha, sin mencionar al varo como factor de riesgo; asimismo, indica que el
valgo durante la carrera es protector frente a fracturas por estrés.
Otros autores, como Hadid y cols.21
observaron que las tibias delgadas y la fatiga muscular en las piernas
generaban una mayor presión sobre la cortical anteromedial de la tibia.
Estudios por imágenes
Las radiografías son negativas en los estadios iniciales, por lo que,
ante la sospecha de fractura por estrés, debe solicitarse un centellograma o
una resonancia magnética, la cual permite visualizar edema en periostio, hueso
e incluso trazos fracturarios.6,22
Múltiples autores refieren que el mejor método de diagnóstico es el
centellograma con Tc99,6,23 un
estudio altamente sensible, pero que no permite observar el sitio exacto de la
fractura.
Milgrom y cols. sugieren que, aun con
radiografías positivas, se debe hacer un centellograma, porque puede revelar
fracturas asintomáticas,5 tal
como se observó en nuestra serie.
Entre las fortalezas de nuestro estudio, podemos mencionar la selección
y el estudio estrictos de la muestra, los hallazgos patológicos asociados con
otras comorbilidades y no solo con la técnica para correr o el tipo de calzado
o terreno.
Las debilidades son el carácter retrospectivo del estudio que no
permitió evaluar la técnica al correr, la alimentación ni realizar
determinaciones hormonales.
CONCLUSIONES
Las fracturas por estrés son más frecuentes en la población militar que
en la civil. El recluta recién incorporado tiene más probabilidad de sufrir
fracturas por estrés.
En la muestra estudiada, la tasa de hallazgos patológicos asociados en
los miembros inferiores fue alta, predominaron los desejes en varo.
Las mujeres con fracturas por estrés tenían más hallazgos patológicos
asociados que los hombres.
Creemos que el examen físico de los pacientes con presunta fractura por
estrés debe incluir la pesquisa de hallazgos patológicos asociados y evaluar
medidas terapéuticas para prevenir recidivas.
BIBLIOGRAFÍA
1. Greeves JP, Beck B, Nindl BC, O’Leary TJ. Current risks factors and emerging
biomarkers for bone stress injuries in military personnel. J Sci Med Sport 2023;26(Suppl 1):S14-S21. https://doi.org/10.1016/j.jsams.2023.04.006.S14-21
2. Devas MB. Stress fractures
in athletes. Proc R Soc Med
1969;62(9):933-7. PMID: 5823819
3. Milgrom C, Zloczower E, Fleischmann C, Spitzer E, Landau R, Bader T,
et al. Medial tibial stress fracture diagnosis and treatment guidelines. J Sci Med Sport 2021;24(6):526-30. https://doi.org/10.1016/j.jsams.2020.11.015
4.
Patel DS, Roth M, Kapil N. Stress fractures:
diagnosis, treatment, and prevention. Am Fam Physician 2011;83(1):39-46. PMID: 21888126
5.
Milgrom C, Giladi M, Stein M, Kashtan H, Margulies JY,
Chisin R, et al. Stress fractures in military recruits. A prospective study showing
an unusually high incidence. J Bone Joint
Surg Br 1985;67(5):732-5. https://doi.org/10.1302/0301-620X.67B5.4055871
6. Brukner P, Bennell K.
Stress fractures in female athletes. Sports
Med 1997;24(6):419-29. https://doi.org/10.2165/00007256-199724060-00006
7. Gam A, Goldstein L, Karmon
Y, Mintser I, Grotto I, Guri A, et al. Comparison of
stress fractures of male and female recruits during basic training in the
Israeli Anti-Aircraft Forces. Mil Med
2005;170(8):710-2. https://doi.org/10.7205/milmed.170.8.710
8.
Franklyn M, Oakes B, Field B, Wells P, Morgan D.
Section modulus is the optimum geometric predictor for stress fractures and
medial tibial stress syndrome in both male and female athletes. Am J Sports Med 2008;36(6):1179-89. https://doi.org/10.1177/0363546508314408
9. Popp KL, Hughes JM, Smock
AJ, Novotny SA, Stovitz SD, Koehler SM, et al. Bone geometry, strength, and
muscle size in runners with a history of stress fracture. Med Sci Sports Exerc 2009;41(12):2145-50.
https://doi.org/10.1249/MSS.0b013e3181a9e772
10. Protzman RR,
Griffis CG. Stress fractures in men and women undergoing military training. J Bone Joint Surg 1977;59(6):825-825. PMID: 908707
11. Brudvig TJ, Gudger TD,
Obermeyer L. Stress fractures in 295 trainees: A one-year study of incidence as
related to age, sex, and race. Mil Med 1983;148(8):666-7. https://doi.org/10.1093/milmed/148.8.666
12. Abbott A, Bird ML, Wild E,
Brown SM, Stewart G, Mulcahey MK. Part I: epidemiology and risk factors for
stress fractures in female athletes. Phys
Sportsmed 2020;48(1):17-24. https://doi.org/10.1080/00913847.2019.1632158
13. Moran DS, Heled Y, Arbel Y,
Israeli E, Finestone AS, Evans RK, et al. Dietary intake
and stress fractures among elite male combat recruits. J Int Soc Sports Nutr 2012;9(1):6. https://doi.org/10.1186/1550-2783-9-6.2012
14. Griffin KL,
Knight KB, Bass MA, Valliant MW. Predisposing risk factors for stress
fractures in collegiate cross-country runners. J Strength Cond Res 2021;35(1):227-32. https://doi.org/10.1519/JSC.0000000000002408
15. Yong JR, Silder A, Montgomery KL, Fredericson
M, Delp SL. Acute changes in foot strike pattern and cadence affect running
parameters associated with tibial stress fractures. J Biomech 2018;76:1-7.
https://doi-org/10.1016/j.jbiomech.2018.05.017
16. Swissa A, Milgrom C, Giladi M,
Kashtan H, Stein M, Margulies J, et al. The effect of pretraining sports
activity on the incidence of stress fractures among military recruits. A prospective study. Clin Orthop Relat Res 1989:(245):256-60. PMID: 2787719
17. Armstrong DW, Rue JPH,
Wilckens JH, Frassica FJ. Stress fracture injury in
young military men and women. Bone 2004;35(3):806-16. https://doi.org/10.1016/j.bone.2004.05.014
18. Yagi S, Muneta T, Sekiya I.
Incidence and risk factors for medial tibial stress syndrome and tibial stress
fracture in high school runners. Knee Surg Sports
Traumatol Arthrosc 2013;21(3):556-63. https://doi.org/10.1007/s00167-012-2160-x
19. Nunns M, House C, Rice H, Mostazir M, Davey T, Stiles V, et al. Four biomechanical
and anthropometric measures predict tibial stress fracture: a prospective study
of 1065 Royal Marines. Br J Sports Med
2016;50(19):1206-10. https://doi.org/10.1136/bjsports-2015-095394
20. Hetsroni I, Finestone A, Milgrom C,
Ben-Sira D, Nyska M, Mann G, et al. The role of foot
pronation in the development of femoral and tibial stress fractures: A
prospective biomechanical study. Clin J Sport Med 2008;18(1):18-23. https://doi.org/10.1097/JSM.0b013e31815ed6bf
21. Hadid A, Epstein Y, Shabshin N, Gefen A. Biomechanical model for stress
fracture-related factors in athletes and soldiers. Med Sci Sports Exerc 2018;50(9):1827-36. https://doi.org/10.1249/MSS.0000000000001628
22. Aoki Y, Yasuda K, Tohyama H, Ito H, Minami A. Magnetic resonance imaging in
stress fractures and shin splints. Clin Orthop Relat Res
2004;(421):260-7. https://doi.org/10.1097/01.blo.0000126333.13806.87
23. Matheson GO, Clement DB, Mckenzie DC, Taunton JE, Lloyd-Smith DR, Macintyre JG.
Stress fractures in athletes. Am J Sports
Med 1987;15(1):46-58. https://doi.org/10.1177/036354658701500107
ORCID de E. Fedún Rodríguez: https://orcid.org/0000-0002-5036-2638
ORCID de F. Perin:
https://orcid.org/0000-0001-7921-7576
ORCID de D. García:
https://orcid.org/0009-0000-2534-0720
ORCID de L. Rega:
https://orcid.org/0000-0002-6850-5318
ORCID de H. Masaragian: https://orcid.org/0000-0001-5971-5121
ORCID de D. Sartorelli: https://orcid.org/0000-0001-6781-5296
ORCID de L. Mizdraji:
https://orcid.org/0000-0003-0305-0065
ORCID de J. Veizaga Velasco: https://orcid.org/0000-0002-4998-2944
Recibido el 16-12-2023.
Aceptado luego de la evaluación el 17-2-2024 • Dr.
Hernán E. Coria • hernancoria@gmail.com
• https://orcid.org/0000-0002-0532-4763
Cómo
citar este artículo: Coria HE, Fedún Rodríguez E, García D, Masaragian H,
Mizdraji L, Perin F, Rega L, Sartorelli D, Veizaga Velasco J. Fracturas de
tibia por estrés y hallazgos patológicos asociados en reclutas. Rev Asoc Argent Ortop Traumatol
2024;89(2):143-149. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2024.89.2.1868
Información
del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2024.89.2.1868
Fecha de
publicación: April, 2024
Conflicto
de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
Copyright: © 2024,
Revista de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
Licencia: Este artículo está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Compartir Obras Derivadas
Igual 4.0 Internacional. (CC-BY-NC-SA 4.0)