INVESTIGACIÓN CLÍNICA
Complicaciones en las artroplastias
totales de cadera después de fracturas de acetábulo. Estudio comparativo entre
cotilos convencionales y de doble movilidad
Franco Tantera
Servicio
de Traumatología, Hospital Municipal de Urgencias, Córdoba, Argentina
RESUMEN
Introducción: La
enfermedad degenerativa de la cadera puede desarrollarse después de una
fractura de acetábulo. La artroplastia total de cadera es un procedimiento de
salvataje muy utilizado que logra buenos resultados, pero que no está libre de
dificultades técnicas y complicaciones. Objetivo: Analizar los resultados clínicos y radiográficos de la
artroplastia total de cadera y sus complicaciones a corto y mediano plazo,
comparando componentes acetabulares de doble movilidad no cementados y cotilos
convencionales no cementados. Materiales y Métodos: Se evaluó retrospectivamente a 37 pacientes sometidos a una
artroplastia total de cadera entre 2003 y 2022. Se analizaron los resultados
clínicos y funcionales según la escala de Merle D´Aubigné; los resultados
radiográficos, según los criterios modificados de Stauffer; y la estabilidad de
los componentes no cementados mediante los parámetros de Engh. Resultados: La muestra estaba compuesta por 37 pacientes (11 mujeres y
26 hombres), con una media de edad de 43.78 años. El tiempo promedio de
seguimiento fue de 6.6 años. Los resultados fueron excelentes (54%), buenos
(32,4%), regulares (8,1%) y malos (5,5%). Mediante la prueba exacta de Fisher,
se comparó entre el tipo de cotilo empleado y el riesgo de complicaciones, y no
se encontró una correlación significativa. Conclusiones: La artroplastia total de cadera con cotilos de doble
movilidad es una opción muy válida para tratar las secuelas de fracturas
acetabulares, logra excelentes resultados y la tasa de complicaciones es muy
baja.
Palabras clave:
Fracturas de acetábulo; doble movilidad; reemplazo total de cadera; luxación;
revisión de artroplastia total de cadera; inestabilidad.
Nivel de Evidencia: IV
Complications in Total Hip Arthroplasties After Acetabulum
Fractures. A Comparative Study of Conventional Cups Versus Dual Mobility Cups
ABSTRACT
Introduction:
Degenerative hip disease can develop after an acetabulum fracture. Total Hip Arthroplasty (THA) is a common salvage procedure that generally yields good outcomes but is not without
technical difficulties and complications. Objective: To analyze the clinical
and radiological outcomes and short- and medium-term complications of THA by
comparing uncemented, dual-mobility acetabular cups with conventional
uncemented cups. Materials and Methods: We retrospectively evaluated 37
patients who underwent THA between 2003 and 2022. Clinical and functional
outcomes were assessed using the Merle d’Aubigné and Postel scale, while
radiographic outcomes were evaluated according to the modified Stauffer
criteria and the stability of cementless components based on Engh parameters. Results:
The final sample included 37 patients (11 women and 26 men) with an average age
of 43.78 years. The average follow-up time was 6.6 years. Outcomes were
excellent in 54% of cases, good in 32.4%, fair in 8.1%, and poor in 5.5%. Fisher’s
exact test showed no significant correlation between the type of cup used and
the risk of complications. Conclusions: Total hip arthroplasty using dual-mobility cups
is a highly effective treatment option for the sequelae of acetabular
fractures, offering excellent outcomes and a very low complication rate.
Keywords:
Acetabulum fractures; dual mobility; total hip replacement; dislocation;
revision of total hip arthroplasty; instability.
Level of Evidence: IV
INTRODUCCIÓN
La enfermedad degenerativa de la cadera o “coxartrosis secundaria” puede
desarrollarse después de una fractura de acetábulo como consecuencia de una
incongruencia articular o por la gravedad de la lesión inicial. Su incidencia
puede variar entre el 12% y el 57%.1
Por otra parte, la osteonecrosis cefalofemoral puede ser otra
complicación de las fracturas y luxofracturas de acetábulo, tiene una
frecuencia del 2% al 40%.2
Cuando la artrosis postraumática se desarrolla, la artroplastia total de
cadera (ATC) es un procedimiento de salvataje frecuente y que logra muy buenos
resultados, pero no está libre de dificultades y complicaciones. Cuando los
pacientes acuden a la consulta, lo hacen a una edad más temprana que cuando
tienen coxartrosis primarias, pero con los mismos síntomas: movilidad articular
limitada, dolor y limitación funcional.
La reducción abierta y fijación interna de una fractura acetabular
desplazada puede reducir el riesgo de artrosis postraumática. Esto quizás
también optimice el stock del hueso acetabular y minimice la deformidad
pélvica, lo cual sería una ventaja teórica si, más adelante, es necesaria una
ATC. Por el contrario, el antecedente de una osteosíntesis de acetábulo trae
aparejado o nos hace pensar en posibles dificultades técnicas al realizar el
reemplazo articular, ya que es posible encontrar tejido cicatricial,
osificaciones heterotópicas,3
material de osteosíntesis, como así también seudoartrosis de trazos de
fracturas acetabulares, defectos óseos cavitarios o segmentarios, y hasta una
infección oculta. Por todo lo anterior, la planificación preoperatoria es
fundamental y necesaria para evitar mayores complicaciones, acortar los tiempos
quirúrgicos y optimizar los resultados.
En casos seleccionados, con una fractura acetabular desplazada que tiene
pocas probabilidades de un resultado favorable a largo plazo después de la
osteosíntesis de la fractura, una ATC en la etapa aguda puede proporcionar un
medio alternativo para lograr una cadera móvil e indolora.4,5 Las indicaciones para una ATC dentro de
los 30 días de la fractura (etapa aguda) son: pacientes >60 años,
conminución o impactación de la pared posterior, impactación del techo (gull sing [signo de la gaviota]),6 osteopenia severa, lesión osteocondral
grave de la cabeza femoral y fractura del cuello femoral asociada. Todo esto
surge de la evidencia de que la tasa de reconversión (a corto plazo) a una ATC
de las fracturas acetabulares en adultos mayores tratadas con reducción abierta
y fijación interna es del 22% al 54%.7,8
Desafortunadamente la mayoría de los estudios publicados son a corto o
mediano plazo, y muestran tasas de fallas significativas, muchos problemas
técnicos relacionados con la cirugía y el traumatismo previo.9-11 Uno de los posibles problemas de la ATC
luego de una fractura acetabular sigue siendo la luxación protésica, una de las
complicaciones más frecuentes después del aflojamiento aséptico mecánico y la
infección.12-15 Más aún, los
pacientes que pertenecen a este grupo tienden a ser más jóvenes y físicamente
cada vez más demandantes, requieren volver a realizar las mismas actividades
deportivas y laborales que antes del accidente.
OBJETIVO
El propósito de este estudio fue analizar los resultados clínicos y
radiográficos de la ATC realizada luego de desarrollar artrosis postraumática
como una secuela de la fractura de acetábulo, y sus complicaciones a corto y
mediano plazo, comparando componentes acetabulares de doble movilidad no
cementados y cotilos convencionales no cementados.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se evaluó retrospectivamente a 49 pacientes y sus historias clínicas y
archivos radiográficos que habían sido sometidos a una ATC como tratamiento de
la artrosis postraumática luego de una fractura de acetábulo, y también a una
ATC en la etapa aguda, en algunos casos seleccionados, entre 2003 y 2022 (Figuras 1 y 2).
Los criterios de inclusión fueron: 1) pacientes que ingresaron en el
Hospital Municipal de Urgencias o en la Clínica Privada Vélez Sarsfield de la
ciudad de Córdoba, con diagnóstico inicial de fractura de acetábulo, sometidos
a una ATC como tratamiento definitivo, y un seguimiento no inferior a 6 meses,
2) edad >15 años; 3) haber asistido regularmente a los controles y 4)
disponer de las historias clínicas y estudios complementarios para su
evaluación clínica y radiográfica.
Se aplicaron los siguientes criterios de exclusión: 1) fracturas
patológicas; 2) enfermedades reumáticas previas sobre la articulación afectada;
3) pérdida en el seguimiento u óbito por otras causas.
Tras aplicar los criterios de inclusión y exclusión, se seleccionó a 37
pacientes.
El resultado se clasificó en: excelente, bueno, regular y pobre, de
acuerdo con la escala de evaluación funcional propuesta por Merle D’Aubigné
basada en tres ítems: dolor, rango de movilidad y marcha (Tabla 1). El resultado surge de la suma de los
valores obtenidos en cada uno de ellos (Tabla 2).
Los datos recolectados fueron evaluados comparando cotilos
convencionales no cementados y cotilos de doble movilidad no cementados.
Como hipótesis de trabajo se planteó evaluar si el uso de cotilos de
doble movilidad era estadísticamente significativo, en cuanto a la disminución
del riesgo de complicaciones, como aflojamiento o luxación protésica. Para ello
utilizamos el método de la ji al cuadrado con corrección de Yates. Además, se
cotejaron los resultados con la prueba de Fisher.
Planificación preoperatoria
Para la evaluación y planificación preoperatorias se tomaron radiografías anteroposterior de pelvis, oblicuas de Judet (inlet y outlet) y una tomografía computarizada. Las fracturas acetabulares
se clasificaron previamente según la clasificación de Judet y Letournel. Los
defectos acetabulares residuales se clasificaron mediante la escala de la American Academy of Orthopaedic Surgeons
(AAOS), la cual los divide en: tipo I, defectos segmentarios; tipo II, defectos cavitarios; tipo III, defectos
combinados; tipo IV, discontinuidad pélvica y tipo V, artrodesis de cadera.
El abordaje quirúrgico más utilizado para la ATC fue el posterolateral
sobre la cicatriz previa (Kocher-Langenbeck) y, en el resto de los casos, sin
herida previa, se realizó el abordaje posterolateral de Gibson. En ningún caso,
se efectuó osteotomía del trocánter. Los tallos femorales se seleccionaron
teniendo en cuenta la calidad o densidad ósea y el tipo de canal femoral según
la clasificación de Dorr, mientras que la selección de los componentes
acetabulares dependió de si había defectos previos o antecedentes de
luxofracturas acetabulares; en estos últimos casos, se indicaron cotilos de
doble movilidad. Si había material de osteosíntesis, solo se lo retiraba, en
forma parcial o total, si interfería en el fresado acetabular (Figura 3). Para el tratamiento de los defectos
óseos acetabulares, se utilizó injerto óseo de cresta ilíaca o autólogo de la
cabeza femoral (Figura 4). En ninguno de
estos casos, se usó injerto de donante cadavérico ni liofilizado. Con el
objetivo de reparar la anatomía acetabular del continente cotiloideo, se
utilizaron injertos estructurales para los defectos segmentarios, y hueso
esponjoso molido en chips de 4 x 4 mm (impregnado con 1 g de vancomicina) e
impactado para los defectos cavitarios contenidos. Los injertos estructurales
autólogos se fijaron provisionalmente con clavijas de 1,8 mm de diámetro y,
cuando se consiguió la posición óptima, se realizó la osteosíntesis definitiva
con placas de reconstrucción AO y tornillos corticales de 3,5 mm. No se empleó
cemento óseo acrílico (polimetilmetacrilato) ni sustituto óseo como “relleno”
de defectos óseos.
En casos seleccionados, se indicó una ATC
dentro de los 30 días del accidente (etapa aguda), según los criterios de mal
pronóstico de fracturas acetabulares: pacientes >60 años, conminución o
impactación de la pared posterior, impactación del techo, edad avanzada,
osteopenia severa, impactación de la cabeza, como así también fractura del
cuello y la cabeza femoral.
Tratamiento y evaluación
posoperatoria
A las 24 h de la cirugía, todos los pacientes comenzaron con un plan de
movimientos pasivos y activos asistidos de cadera. La profilaxis antibiótica
continuó con 1 g de cefalotina por 48 horas. A los pacientes que no requirieron
injerto óseo, se les autorizó la carga completa inmediata, y a aquellos con
injerto estructural se les indicó la carga parcial de peso a los 30 días, y la
carga total entre los 45 y 60 días. No se administró profilaxis con
indometacina ni radioterapia para disminuir la incidencia de osificaciones
heterotópicas. Se tomaron radiografías anteroposterior
y axiales de cadera al mes, a los 3 y 6 meses de la ATC, y luego, cada un año.
En las radiografías, se evaluó el aflojamiento probable o definitivo de los
tallos femorales cementados según los criterios modificados de Stauffer.16 La estabilidad de los componentes no
cementados se consideró siguiendo los criterios de Engh.17 Los tallos femorales se evaluaron según
las zonas de Gruen.18
Análisis estadístico
Las variables categóricas se expresan como porcentaje y número de
pacientes observados. Las variables continuas se presentan como media y
desviación estándar como medidas de centralidad y dispersión de los datos. En
la Tabla 3, se resumen las diferentes
pruebas estadísticas y valores de las comparaciones realizadas. Con la prueba
exacta de Fisher, se evaluó si existía una asociación entre el tipo de cotilo
empleado y el riesgo de complicaciones.
RESULTADOS
De la muestra de 49 pacientes evaluados, 12 fueron excluidos por pérdida
en el seguimiento, tres de ellos fallecieron por causas no relacionadas con el
cuadro en estudio. Por lo tanto, la muestra definitiva incluyó a 37 pacientes
(11 mujeres y 26 hombres). Todos los casos eran unilaterales. La media de la
edad era de 43.78 años (rango 23-75) (Figura 5).
El tiempo promedio de seguimiento luego de la ATC fue de 6.6 años (mín.
6 meses; máx. 16 años).
Al 32,4% de los pacientes, se les colocaron tallos cementados, sobre
todo a aquellos con fémur Dorr C, en general, con osteopenia por
desfuncionalización posfractura de acetábulo. En el 67,6%, se utilizaron tallos
no cementados, con excelentes resultados sin aflojamientos hasta el cierre del
estudio (Figura 6).
En cuanto al componente acetabular, el sistema de fijación fue siempre
no cementado. No se utilizaron cotilos “jumbo”. En 14 pacientes, se implantaron
cotilos no cementados de doble movilidad, recubiertos en hidroxiapatita de
origen francés, con anclajes adicionales a ilion, isquion y pubis con liners correspondientes, cabeza de
cromo-cobalto cautiva de 28 mm de diámetro. A un paciente (caso 48), se le
colocó un cotilo a medida, poroso, no cementado de origen nacional, dentro del
cual se cementó un cotilo de doble movilidad, con buen resultado clínico hasta
la fecha. En el resto de la muestra (23 casos), se usaron cotilos
convencionales no cementados (de origen Mercosur e importados) con
recubrimiento poroso de titanio y fijación adicional de 1 a 3 tornillos de 6,5
mm de diámetro, según necesidad (Figura 6).
En estos últimos, en 18 caderas, se utilizaron cabezas de 28 mm de diámetro y,
en cinco, de 32 mm. Esto fue variando con el tiempo, según la provisión por
parte del Ministerio de Salud, ya que, en su mayoría, eran pacientes
hospitalarios, sin cobertura de obra social.
Al realizar la ATC, surgieron algunas dificultades técnicas con respecto
al abordaje para la fijación de la fractura acetabular, en caderas ya operadas,
a causa de la cicatriz previa, algunas calcificaciones heterotópicas (grado I
de Brooker) asintomáticas y de los materiales de osteosíntesis. Solo en cuatro
casos de la serie fue necesario retirar el material de osteosíntesis, en dos de
ellos, solo los tornillos que interferían en el fresado acetabular. Luego de la
luxación de la cadera y la osteotomía del cuello femoral, se volvieron a
evaluar y clasificar los defectos acetabulares bajo visión directa. Los
resultantes defectos acetabulares encontrados según la escala AAOS se muestran
en la Figura 7. En tres casos, el
tratamiento inicial de la fractura fue ortopédico, debido a problemas sociales,
y el cuadro evolucionó a osteoartritis postraumática precoz. En cinco casos, la
ATC fue el tratamiento inicial. Dos de estos pacientes se perdieron en el seguimiento
y fueron excluidos del estudio. Los tres pacientes restantes (casos 7, 40 y 49)
tuvieron buenos resultados hasta el final del estudio. Por otra parte, en otros
cuatro casos (con defectos tipo III de la AAOS), se realizó una reconstrucción
acetabular más autoinjerto óseo estructurado y molido, osteosíntesis con placa
y tornillos de 3,5 mm y ATC, la evolución era excelente al finalizar este
estudio. El tiempo promedio transcurrido entre el accidente que provocó la
fractura acetabular y la ATC fue de 26.9 meses (rango 1-144). Los tipos de
fractura más frecuentes que evolucionaron a artrosis postraumática fueron: de
pared posterior con luxación posterior de cadera (43%), de columna y pared
posterior (16,2%), transversas más de pared posterior (16,2%) y transversas
aisladas (8,1%). En estas últimas, se produjo una rápida erosión de la cabeza
femoral debido a la incongruencia articular (Figura
8).
Además, se registraron cinco casos con fractura de la cabeza femoral y
acetábulo tipo IV de la clasificación de Pipkin (13,5%), uno de ellos excluido
por pérdida en el seguimiento. Los cuatro restantes evolucionaron rápidamente
con necrosis y artrosis postraumática, como consecuencia de la gravedad de la
lesión osteocondral inicial. A tres pacientes se les implantaron prótesis no
cementadas convencionales y, a uno, un cotilo de doble movilidad no cementado.
Todos tuvieron buenos y excelentes resultados funcionales y radiográficos al
finalizar la evaluación.
Resultados clínicos y radiográficos
Según la escala de Merle D´Aubigné, los resultados fueron excelentes
(54%), buenos (32,4%) y regulares (8,1%); de ellos, el caso 3 fue sometido a
revisión a los 6 años por aflojamiento séptico y el caso 10 (con ATC no
cementada) sufrió dos episodios de luxación protésica posterior que fueron
solucionados con reducción cerrada y no ha sufrido nuevos episodios. En el 5,5%
de los casos, los resultados fueron malos o pobres, uno de estos pacientes se
encuentra a la espera de una revisión por aflojamiento acetabular (no cementado
convencional) y reabsorción del injerto óseo estructural (Figura 9). Hasta la conclusión del estudio, no se
habían registrado aflojamientos sépticos ni asépticos de ninguno de los
componentes de doble movilidad implantados. Tampoco hubo signos de radiolucidez
acetabular significativos. En el caso 45, se objetivó un posible “debondig”
proximal de un tallo no cementado recubierto de hidroxiapatita en las zonas 1 y
7 de Gruen. En uno de los tallos cementados tipo Charnley pulido espejo (caso
3), se detectó hipertrofia femoral alrededor de la punta del tallo (zonas 3, 4
y 5 de Gruen), como signo de concentración de cargas.
La tasa de luxación en las ATC con cotilos convencionales fue del 8,1%
(casos 2, 10 y 13). Todos ellos con abordaje posterior de Kocher-Langenbeck
previo y cabezas de 28 mm de diámetro. Por el contrario, no se produjeron
luxaciones protésica ni intraprotésica con las cúpulas de doble movilidad.
No se halló una correlación significativa entre el tipo de cotilo
utilizado (convencional vs. de doble movilidad) y el riesgo de complicaciones
(p 0,25).
DISCUSIÓN
La principal complicación de las ATC después de las fracturas
acetabulares es la luxación protésica, lo que motivó la realización de este
estudio. Matta y Ferguson1 comunicaron una
tasa de luxación del 8% con cotilos convencionales en 57 pacientes. En la serie
presentada, la tasa fue la misma, pero fue posible reducirla a cero con el uso
de cotilos de doble movilidad.
Al igual que otros autores,19,20
se pudo corroborar que la ATC luego de una fractura de acetábulo es más difícil
que una artroplastia primaria de rutina. Esto se debió a la cicatriz previa,
las osificaciones heterotópicas, el material de osteosíntesis remanente y los
defectos acetabulares residuales. Además, la reconstrucción acetabular fue más
dificultosa y técnicamente más laboriosa en los pacientes que no habían sido
operados (reducción abierta y fijación interna acetabular). Algunos de estos
casos tratados ortopédicamente tuvieron severos defectos mediales con
protrusión intrapélvica que hizo mucho más dificultoso el procedimiento.
Varios autores reportaron que el aflojamiento aséptico es más frecuente
en pacientes con deficiencias acetabulares tipo III de la clasificación de la
AAOS.21 Según varios autores, con
los componentes acetabulares no cementados se obtienen mejores resultados que
con los cotilos cementados, si hay deficiencias acetabulares. En la serie
presentada, los resultados a corto y mediano plazo con componentes acetabulares
de fijación biológica fueron muy buenos. Creemos que esto se debió a que se
respetó la premisa de que estos componentes acetabulares deben ser implantados
con un remanente de hueso propio de, al menos, el 60%. Además, se observó que
los injertos estructurales tuvieron una excelente osteointegración,
fundamentalmente por la estabilidad inicial dada por la osteosíntesis
correspondiente.
Los pacientes que evolucionaron más rápido a artrosis postraumática o
necrosis cefalo-femoral, y requirieron de inmediato una ATC fueron los que
sufrieron fracturas de columna o pared posterior, con impactación articular,
asociadas a lesiones condrales por la luxación en el momento del trauma
inicial. El tiempo promedio transcurrido entre el accidente que produjo la
fractura acetabular y la ATC fue de 26.9 meses. En varias publicaciones,22,23 se señala que los pacientes >60
años, con fracturas acetabulares tratadas con reducción y fijación interna
tienen una tasa de reconversión a ATC >30%. En el estudio de Kreder y cols.,24 el 54% de los 128 pacientes con
antecedentes de fractura de la pared posterior acetabular fue sometido a una
ATC con menos de dos años de evolución. En otro estudio de 46 casos, O’Toole y
cols. publicaron una tasa de reconversión del 34%. Estos datos inclinan la
balanza a favor de una ATC en la etapa aguda, a la hora de tomar decisiones en
pacientes mayores. Según diferentes autores franceses, a los 15 años de
seguimiento con las nuevas tecnologías aplicadas a los cotilos de doble
movilidad, la tasa de supervivencia mejoró del 81,4% al 96,3% y la tasa de
luxación fue del 0% al 1%. La tasa de luxación intraprotesica vario del 0% al
5,2%. Las causas de la falla de la copa incluyen aflojamiento aséptico
(1,8-3,4%), desgaste excesivo del inserto de polietileno (1-2%) y fractura del
tornillo (1%). Guyen y cols.,25
Leclercq y cols.,26 y Vielpeau y
cols.,27 en series publicadas de
167, 200 y 231 pacientes, respectivamente, con ATC primarias utilizando los
diseños actuales de doble movilidad, con un tiempo de seguimiento de 3 a 6
años, informaron una tasa de luxación del 0%.
CONCLUSIONES
Sobre la base de lo expuesto, la ATC con cotilos de doble movilidad es
una opción muy válida para el tratamiento de las secuelas de fracturas
acetabulares, se obtienen excelentes resultados clínicos y radiográficos, y la
tasa de complicaciones es muy baja. No obstante, el patrón de
referencia siguen siendo los cotilos convencionales no cementados con
cabezas femorales protésicas de 32 o 36 mm de diámetro, y en casos
seleccionados que tienen defectos acetabulares combinados, se deben considerar
los cotilos a medida 3D de titanio poroso, ya que no son muy costosos y, hasta
el momento, han logrado resultados prometedores. Si bien no se encontró una
correlación estadísticamente significativa entre el tipo de cotilo utilizado
(convencional vs. de doble movilidad) y el riesgo de complicaciones y ninguna
luxación protésica en copas de doble movilidad, sería importante continuar con
el seguimiento a largo plazo, incluir más casos y así obtener resultados más
fidedignos.
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Recibido el 9-9-2023. Aceptado luego de la evaluación el
30-5-2024 • Dr. Franco Tantera • ftantera@gmail.com • https://orcid.org/0000-0002-5995-7611
Cómo citar este artículo: Tantera F. Complicaciones en las
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comparativo entre cotilos convencionales y de doble movilidad. Rev Asoc Argent Ortop Traumatol
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Información del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2024.89.4.1820
Fecha de publicación: Agosto, 2024
Conflicto de intereses: El autor no declara conflictos de intereses.
Copyright: © 2024, Revista de la Asociación Argentina de
Ortopedia y Traumatología.
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