INVESTIGACIÓN CLÍNICA
Conservación de tallos femorales no
cementados fijos en pacientes con infección periprotésica crónica de cadera
Walter F. Martínez,* Fernando Tillet,** Eduardo
J. Bochatey,# Fernando A. Lopreite##
*Clínica Privada Hispano Argentina, Tres Arroyos,
Buenos Aires, Argentina; Grupo GRECARO
**Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina; Grupo GRECARO
#Instituto de Tratamiento y Rehabilitación
Articular, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina; Grupo GRECARO
##Servicio de Ortopedia y Traumatología, Hospital
Británico de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina; Grupo
GRECARO
RESUMEN
Introducción: La
revisión en dos tiempos se considera el método de referencia para tratar a
pacientes con artroplastia de cadera e infección crónica. Sin embargo, durante
el retiro de un vástago femoral no cementado fijo, se puede dañar el fémur
proximal, lo que puede plantear dificultades en el reimplante. Objetivo: Determinar si la infección periprotésica crónica de cadera
se puede tratar con un intercambio parcial de sus componentes, conservando un
vástago femoral no cementado fijo. Materiales y Métodos: Estudio
de serie de casos retrospectivo, multicéntrico que incluyó a 9 pacientes con
artroplastia de cadera e infección crónica, programados para el recambio
parcial en uno o dos tiempos con retención del tallo femoral fijo, entre enero
de 2014 y noviembre de 2019. Se evaluó la evolución mediante el examen clínico,
el puntaje de cadera de Harris, y estudios de laboratorio y radiológicos. Resultados: En un seguimiento medio de 5.8 años de 9 pacientes con
artroplastia de cadera no cementada, después del reimplante de la prótesis, la
infección remitió en 8 pacientes (88,9%), y el puntaje medio de cadera de
Harris fue de 81 en el último control. No hubo aflojamiento de componentes
acetabulares ni femorales. Conclusiones: La conservación de vástagos femorales no cementados puede
representar una opción aceptable para los pacientes con infección periprotésica
crónica de cadera cuando la extracción del componente femoral daría como
resultado una pérdida significativa de hueso y un compromiso de la
reconstrucción. Sin embargo, se requieren más estudios sobre esta técnica.
Palabras clave: Revisión
parcial; infección periprotésica crónica.
Nivel de Evidencia: IV
Preservation of Fixed Cementless Femoral Stems in Patients
with Chronic Periprosthetic Hip Infection
ABSTRACT
Introduction:
Two-stage revision is considered the gold standard for the treatment of chronically
infected hip arthroplasty. However, during the removal of a fixed cementless
femoral stem, the proximal femur can be damaged, which can lead to difficulties
in reimplantation. Objective: We intend to determine if
chronic periprosthetic hip infection can be treated with a partial exchange of
its components, in two stages, keeping a fixed cementless femoral stem. Materials and
Methods: This retrospective, multicenter
case series study included 9 patients with chronic infection following hip
arthroplasty, scheduled for single- or two-stage
partial exchange with retention of the fixed femoral stem between January 2014
and November 2019. We assessed the patients’ progress through clinical
examination, Harris Hip Score evaluation, and laboratory and radiological
studies. Results: In a mean follow-up of 5.8 years
in 9 patients with cementless hip arthroplasty, 8 patients achieved infection
remission (88.9%) after prosthetic reimplantation, and the mean Harris Hip
Score reached 81 points at the last follow-up evaluation. There was no
loosening of acetabular or femoral components. Conclusions: Uncemented femoral stem retention may represent an
acceptable option for patients with chronic periprosthetic hip infection when
removal of the femoral component would result in significant bone loss and
compromise of the reconstruction. However, more studies are required on this
treatment.
Keywords: Partial
review; chronic periprosthetic infection.
Level of Evidence: IV
INTRODUCCIÓN
La infección periprotésica (IPP)
de cadera es una complicación devastadora. Representa un reto diagnóstico y
terapéutico para los médicos. Aproximadamente el 0,5-3% de los pacientes con
una artroplastia primaria y el 4-6% de aquellos sometidos a un procedimiento de
revisión sufren una infección profunda.1
En nuestro país, la tasa de IPP de cadera, según el programa VIHDA 2021, oscila
entre el 1,88% y el 8,64%.2
La IPP crónica se produce en un
tiempo variable después de la cirugía. Tsukuyama lo establece después de las
cuatro semanas del procedimiento inicial, aunque no existe una definición
consensuada internacionalmente de IPP crónica.3-5
Se trata de un tipo de infección con una biopelícula madura y estable.
Se han descrito varias
modalidades terapéuticas para manejar el difícil problema que representa la IPP
crónica después de una artroplastia primaria de cadera. El procedimiento de
referencia es la cirugía de revisión en dos tiempos.6-8 Algunos autores han aconsejado eliminar
todos los componentes para erradicar la infección si ocurre más allá de las
tres semanas de la cirugía primaria.9
En los últimos años, el
instrumental de extracción acetabular se ha perfeccionado a punto tal que estos
componentes fijos pueden separarse, de manera eficiente, con una pérdida ósea
mínima10,11. Sin embargo, la
eliminación del componente femoral sigue siendo difícil y complicada. Suele ser
necesaria una osteotomía trocantérica extendida o una ventana cortical para
extraer un vástago femoral fijo. Esto puede provocar una perforación o fractura
femoral inesperada durante la cirugía, y aumentar la pérdida de sangre y el
tiempo quirúrgico.12
El objetivo de este artículo es
presentar una serie retrospectiva de pacientes con IPP crónica de cadera en
quienes se decidió conservar el componente femoral no cementado fijo, porque se
consideró que la extracción podría generar una pérdida significativa de hueso
que comprometería un posterior reimplante.
En estas circunstancias, la
hipótesis planteada fue que algunas IPP crónicas podrían tratarse, con éxito,
sin eliminar un componente femoral no cementado osteointegrado en pacientes
seleccionados.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó un estudio de serie de
casos, retrospectivo multicéntrico. Entre enero de 2014 y noviembre de 2019,
nueve pacientes con diagnóstico de IPP crónica de cadera fueron sometidos a una
revisión parcial en uno o dos tiempos.
La IPP se diagnosticó según los
criterios establecidos por la Musculoskeletal
Infection Society13 y las
pautas brindadas por el International
Consensus Meeting on Periprosthetic Joint Infection
(ICM).14,15
Los criterios de inclusión
fueron: 1) pacientes que habían sido sometidos a una revisión parcial en uno o
dos tiempos por diagnóstico de IPP crónica según la clasificación de Tsukuyama,
2) un microorganismo aislado en el líquido de la punción articular antes de la
cirugía, 3) componentes protésicos femorales fijos, según la evaluación
radiográfica e intraoperatoria, cuya extracción podría provocar una grave
pérdida ósea y comprometería los esfuerzos futuros de fijación.
Se excluyó a los pacientes con
IPP de <4 semanas de evolución, compromiso inmunológico y sin un
microorganismo identificado en el momento de la cirugía.
Se evaluó la fijación de la
prótesis mediante radiografías anteroposterior y lateral de cadera. La copa
acetabular se consideró floja cuando la migración era >2 mm, si había un
cambio en la abducción >4° o líneas de demarcación en las zonas de
DeLee-Charnley.16
RESULTADOS
La edad promedio de los pacientes
era de 72.3 años (rango 64-81). El índice de masa corporal promedio era de 29,1
kg/m2 (rango 26,2-35,9). Cuatro pacientes eran mujeres y cinco,
hombres. Los procedimientos quirúrgicos antes de la infección habían sido una
artroplastia primaria de cadera no cementada (3 casos) y revisiones asépticas
(6 casos). Todos los pacientes incluidos, salvo uno, tenían, al menos, una
comorbilidad (Tabla 1).
Los microorganismos aislados en
el líquido de la punción articular realizada antes de la cirugía se detallan en
la Tabla 2. Las muestras de líquido sinovial
fueron enviadas al laboratorio en frascos de hemocultivo y cultivadas para
bacterias aerobias y anaerobias durante 14 días. La IPP siempre se diagnosticó
sobre la base de los criterios mayores del ICM, dos cultivos eran positivos con
germen fenotípicamente idéntico.
Los niveles séricos
prequirúrgicos de velocidad de sedimentación globular y proteína C reactiva
eran altos en todos los casos (Tabla 1).
Tres pacientes tenían demarcación
en las zonas 2 y 3 de DeLee-Charnley, mientras que el resto tenía líneas
radiolúcidas en las tres zonas y migración del cotilo. El tallo femoral era no
cementado en todos los casos. Las radiografías no mostraron líneas de
radiolucencia, osteólisis ni remodelación en las zonas 1-7 de Gruen.17 Todas las cirugías se realizaron mediante
un abordaje posterolateral. La fijación se comprobó durante la cirugía al
intentar mover el implante en las direcciones anteroposterior y mediolateral, y
girarlo en sentido horario y antihorario, y después tratando de sacar el
vástago usando un extractor. Se verificó que no había espacios visibles en la
interfase hueso-implante, daño por desgaste en el implante, corrosión por
fricción alrededor del cono femoral o movimiento de la prótesis.
En la cirugía de revisión, se
procedió a un desbridamiento agresivo y la eliminación de cualquier tejido
suelto o necrótico. Para extraer los componentes acetabulares, se utilizaron
escoplos específicos y se cepilló minuciosamente el vástago femoral expuesto.
Siempre se cambió la cabeza femoral (Figura 1).
Después de extraer el componente
acetabular, se realizó un abundante lavado pulsátil con solución salina. Se
cepilló la porción proximal del componente femoral preservado. La revisión fue
en un tiempo quirúrgico en dos pacientes y, en los restantes, en dos tiempos (Tabla 3).
En los
dos pacientes sometidos a una revisión en un tiempo, se implantaron componentes
acetabulares cementados (más aloinjerto esponjoso y anillo ilioisquiático) (Figura 2). Estos dos pacientes tenían múltiples
comorbilidades y no aceptaban un procedimiento en dos tiempos.
Se enviaron varias muestras (al
menos, 5) para las pruebas de cultivo. Seis coincidieron con los
microorganismos identificados en el líquido de la punción articular. Pese a no
recibir antibióticos antes de la cirugía, dos pacientes tenían cultivos intraoperatorios
negativos. Uno tenía un solo cultivo positivo para Staphylococcus coagulasa negativo no identificado en la punción
articular previa y fue considerado como contaminante. Si se detectaban lesiones
osteolíticas, se realizaba un curetaje. Se procedió al lavado final con
povidona yodada al 0,35% durante tres minutos.
En las revisiones parciales en
dos tiempos, se moldeó un espaciador funcional articulado elaborado con un
componente acetabular que fue cementado en estadios avanzados de fraguado,
creando una superficie de interdigitación ósea reducida. Se utilizó un cemento
con gentamicina (Subiton G, Buenos Aires, Argentina) al que se le adicionaron 4
g de vancomicina en polvo.
Después de la intervención,
durante la “fase de espaciador”, a todos los pacientes se les administraron
antibióticos por vía intravenosa, como mínimo, durante siete días; en este
período, se controlaron periódicamente los marcadores inflamatorios y distintos
parámetros de laboratorio. Los antibióticos para el posoperatorio fueron
seleccionados según la sensibilidad del microorganismo identificado en los
cultivos. Luego, los pacientes continuaron con antibióticos por vía oral,
indicados según la sensibilidad del microorganismo, al menos, por seis semanas,
de acuerdo con la recomendación de los médicos del Servicio de Infectología,
mientras se evaluaba la normalización o el descenso de los marcadores
inflamatorios (proteína C reactiva y velocidad de sedimentación globular). La
antibioticoterapia intravenosa consistió en vancomicina, cefazolina,
ceftriaxona, clindamicina y ciprofloxacina, siguiendo las pautas establecidas
por la Guía Clínica de la Infectious
Diseases Society of America y los antibiogramas previos. Para la vía oral
se indicaron rifampicina, levofloxacina y ciprofloxacina.
La decisión de realizar el
reimplante se tomó junto con estos especialistas. Los criterios para el
reimplante fueron: un cuadro médico estable y una respuesta apropiada al
tratamiento de la infección (disminución de la velocidad de sedimentación
globular, proteína C reactiva normal o disminuida y estado satisfactorio de la
herida).
El segundo tiempo se llevó a
cabo, como promedio, a las 10.3 semanas del primer procedimiento (rango 7-16).
Se extrajo el espaciador y se realizó un desbridamiento del tejido blando
necrótico. Se enviaron varias muestras (5) para las pruebas de cultivo y
sensibilidad, recuento leucocitario y anatomía patológica. No se hallaron
evidencias visibles de la infección en ningún paciente. Tampoco se identificó
ningún microorganismo en los cultivos de las muestras obtenidas durante el
procedimiento.
Se reimplantaron componentes
acetabulares no cementados con par de fricción metal-polietileno en cinco
pacientes. En otros cuatro, la fijación fue cementada.
Después del reimplante, se administraron
antibióticos por vía intravenosa, durante 48 h y luego por vía oral, durante
4.3 meses, como promedio (rango 3-8), según el criterio de los médicos del
Servicio de Infectología. Los antibióticos orales se suspendieron cuando los
valores de los biomarcadores séricos descendieron significativamente o se
normalizaron y el paciente no tenía síntomas (fundamentalmente dolor,
tumefacción o eritema).
El seguimiento mínimo fue de tres
años (media 5.8 años; rango 3-8). Los pacientes fueron controlados en consultorios
externos a las 3 y 6 semanas, a los 3, 6, 9 y 12 meses, y luego anualmente,
como parte de un protocolo estándar. Debían realizarse análisis de sangre antes
de la consulta y los resultados estaban disponibles en ese momento. Se evaluó
el puntaje de cadera de Harris. Todos asistieron a sus consultas.
El tratamiento se consideró
exitoso utilizando los criterios descritos por Díaz Ledesma y cols.,18 basados en un consenso realizado con el método
Delphi (erradicación de la infección, ninguna intervención quirúrgica posterior
y sin muertes relacionadas con la IPP).
En un paciente tratado con
revisión parcial en un tiempo, la infección recurrió por el mismo
microorganismo (S. aureus sensible a
meticilina) y debió ser sometido a una revisión en dos tiempos. Los ocho
pacientes restantes no sufrieron
infección en cinco años de seguimiento. Ninguno necesitó tratamiento supresor.
La tasa de remisión de la infección fue del 88,9%. El puntaje de cadera de
Harris modificado promedio mejoró hasta 81 (rango 76-83) en la última
evaluación. No se detectó aflojamiento de componentes acetabulares ni
femorales.
DISCUSIÓN
Los adelantos constantes de las
técnicas quirúrgicas y el perfeccionamiento del material de las prótesis han
mejorado significativamente la integración de los implantes al tejido óseo.
Esto ha determinado una fuerte contribución a la estabilidad inicial y a largo
plazo. Sin embargo, si los pacientes necesitan una cirugía de revisión por una
razón diferente del aflojamiento de la prótesis, es particularmente complejo
extraer un componente osteointegrado, incluso en manos de un equipo
experimentado con instrumental preciso.
Aunque se ha desarrollado un
instrumental específico para facilitar la extracción del componente acetabular
fijo con una pérdida ósea mínima, la extracción de un componente femoral no
cementado osteointegrado puede provocar serias complicaciones y dificultar la
posterior reconstrucción. La extracción de un componente femoral fijo puede
provocar: 1) una pérdida significativa de material óseo; 2) una fractura
femoral, especialmente cuando se requiere una osteotomía trocantérica
extendida; y 3) la formación de un secuestro debido a una disección extensa de
partes blandas.
En este estudio, se evaluó el
tratamiento de la IPP crónica con reconstrucción parcial en dos tiempos
conservando el componente femoral en nueve pacientes. La infección recurrió en
uno solo (88,9% de remisión), no hubo muertes asociadas con el tratamiento y el
puntaje de cadera de Harris modificado promedio fue de 81, en el rango
cualitativo de “bueno”.
Si bien el tratamiento aceptado
para la IPP crónica es la revisión en uno o en dos tiempos, se ha comenzado a
cuestionar la extracción de componentes femorales no cementados fijos cuando la
calidad ósea es mala, ya que la extracción de este componente podría generar
una pérdida de hueso significativa que no permita un reimplante en pacientes
altamente seleccionados.
Es importante realizar una
limpieza adecuada y minuciosa de los tejidos, así como del componente femoral
fijo y extraer los componentes modulares. Asimismo, es fundamental conocer el
microorganismo causal en una muestra por punción previa, a fin de decidir si la
revisión será en uno o en dos tiempos, el antibiótico por colocar en el cemento
del espaciador y el antibiótico que se administrará.
En el ICM (II Consenso de
Filadelfia), se establece que se puede considerar la artroplastia de resección
subradical (conservación de implantes) durante el manejo de pacientes con IPP
crónicas cuando se demuestra que un componente está bien fijo y su extracción
imposibilita una futura reconstrucción.15
Las tasas de éxito con esta técnica han sido aceptables (87-89%). Estas pueden
compararse con los resultados publicados sobre la cirugía en dos tiempos,
aunque las tasas de éxito informadas son muy variables. La selección cuidadosa
de los pacientes mediante una evaluación adecuada de la fijación es la clave
para determinar si la retención de componentes es una opción viable.
El ICM informa que las tasas
generales de erradicación de la infección con esta técnica oscilaron entre el
80% y el 100% (media 90%). Más adelante, el ICM establece que: “el
desbridamiento completo de la articulación de la cadera o la rodilla con la
extracción de todos los implantes es lo ideal para conseguir un óptimo
tratamiento quirúrgico de las IPP. Este principio debe seguirse siempre que sea
posible. Sin embargo, puede haber casos poco frecuentes de IPP en los que la
extracción de todos los implantes puede causar mayor morbilidad e imposibilitar
una futura reconstrucción. En esta situación, algunos implantes pueden no
retirarse. El nivel de evidencia de esta afirmación alcanza la categoría de
“Consenso”; el voto de los delegados fue de “de acuerdo” 97% y “en desacuerdo”
3% (consenso unánime y más fuerte)”.
Por último, los delegados del ICM
se preguntan si “¿Es posible tener una infección aislada de una sola parte de
la articulación (por ejemplo, el fémur y no el acetábulo o la tibia y no el
fémur)?”. Y la respuesta es: “Se desconoce. La infección de una articulación
protésica probablemente involucre la formación de biofilm en las superficies de
todo el material extraño. Sin embargo, puede haber circunstancias excepcionales
en las que los organismos infecciosos no puedan alcanzar la superficie de un
implante bien integrado y formar una biopelícula”. El nivel de evidencia fue
limitado y en la votación de los delegados el 75% estuvo de acuerdo
(supermayoría, consenso fuerte).
En 1989, Struhl y cols.
publicaron el caso de un paciente sometido a una revisión en dos tiempos con
retención del componente femoral y remisión de la infección a los 18 meses de
tratamiento.19
Lombardi y cols. dieron a conocer
un estudio retrospectivo de 41 pacientes con IPP crónica tratados con un cambio
parcial de componentes en dos tiempos que incluyó la extracción completa del
componente acetabular, la retención del vástago femoral fijo con extracción de
los componentes modulares y el reimplante posterior de la prótesis. La mediana
de seguimiento fue de cuatro años, y la tasa de recurrencia de la infección con
el recambio parcial en dos tiempos después de una IPP crónica de cadera fue del
19%.20
Ji y cols. publicaron un análisis
retrospectivo que incluyó a 31 pacientes con IPP crónica sometidos a una
revisión parcial en un tiempo. Veintisiete de los 31 pacientes (87,1%)
obtuvieron resultados satisfactorios y no requirieron tratamiento médico o
quirúrgico adicional por la recurrencia de la infección.21
En el estudio de El-Husseiny y
cols., 18 pacientes con IPP crónica fueron tratados con un procedimiento que
preservaba el componente femoral o acetabular. El período mínimo de seguimiento
fue de cinco años. En tres casos, la infección recurrió (83,34% de curación de
la infección) y fueron tratados con revisión en dos tiempos.22 En nuestro estudio, se evaluó solo la
preservación de componentes femorales.
Kassam y cols. publicaron una
serie de 89 pacientes en quienes se conservaron mantos de cemento fijos en la
IPP crónica recambiando el vástago femoral y el acetábulo, y con la técnica de
cemento en cemento; la tasa de remisión de la infección fue del 92,1%.23
Los resultados de estas
publicaciones son similares a los que hemos obtenido.
Nuestro estudio tiene algunas
limitaciones. Se trata de una serie de casos retrospectivos, como toda la
bibliografía publicada hasta la fecha, no se incluyó un grupo de comparación o
de control junto con el grupo de estudio. Los pacientes fueron seleccionados si
cumplían con todos los criterios de inclusión, los cuales fueron altamente
selectivos y subjetivos para el enfoque descrito. Otra clara limitación es el
tamaño de la muestra. Si bien se trata de nueve pacientes, en la bibliografía
internacional, el número de casos es bajo (de 2 a 41), porque es un
procedimiento para pacientes estrictamente seleccionados.
Como fortalezas, podemos
mencionar que es el primer estudio nacional sobre este controversial tema.
Se necesitan investigaciones más
amplias para confirmar estos resultados antes de poder recomendar esta técnica
para un uso más amplio.
CONCLUSIONES
El intercambio parcial de
componentes, con retención de vástagos femorales no cementados osteointegrados
puede representar una opción aceptable para los pacientes con IPP crónica, no
inmunocomprometidos, con micro-organismo conocido y
vástago femoral fijo, cuando su extracción podría dar como resultado una
pérdida significativa de hueso y un compromiso de la reconstrucción. Sin
embargo, se requieren más estudios sobre este método de tratamiento.
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Recibido el 18-6-2023. Aceptado luego de la evaluación el
18-7-2023 • Dr. Walter F. Martínez • wfm5252@gmail.com • https://orcid.org/0009-0004-7249-1563
Cómo citar este artículo: Martínez WF, Tillet F, Bochatey EJ,
Lopreite FA. Conservación de tallos femorales no cementados fijos en pacientes
con infección periprotésica crónica de cadera. Rev Asoc Argent Ortop Traumatol 2023;88(5):539-547. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2023.88.5.1777
Información
del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2023.88.5.1777
Fecha de
publicación: Octubre, 2023
Conflicto
de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
Copyright: © 2023,
Revista de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
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