INVESTIGACIÓN CLÍNICA
Tratamiento quirúrgico para fracturas
bifocales de húmero Maresca tipo A2
Gonzalo
M. Viollaz,*,**
Alejandro Tedeschi,* Luciano Calo,** Álvaro J. Muratore,* Rafael Durán,* Gustavo
Teruya,* Diego Gómez*
*Servicio de Traumatología y Ortopedia, Hospital Británico de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
**Departamento de Cirugía de Mano y Miembro Superior, Servicio de
Ortopedia y Traumatología, Hospital de Alta Complejidad Cuenca Alta Néstor Kirchner, Cañuelas, Buenos Aires, Argentina
RESUMEN
Las fracturas bifocales de húmero son
lesiones infrecuentes, más aun las que ocurren
asociadas con fracturas en el húmero proximal y diáfisis. Presentamos a cuatro
pacientes con fracturas bifocales de húmero proximal y diafisario (Maresca A2),
la planificación quirúrgica, los detalles técnicos y sus resultados
funcionales.
Palabras clave:
Fracturas bifocales; fracturas de húmero; tratamiento quirúrgico.
Nivel de Evidencia: IV
Surgical Treatment in Maresca Type A2 Bifocal Humeral
Fractures
ABSTRACT
Bifocal humeral fractures are infrequent
injuries, and fractures involving the proximal and diaphyseal humerus are even
rarer. We present four patients with bifocal humeral fractures of the Maresca
type A2 classification. We detail the surgical plan, technical pearls, and
functional outcomes.
Keywords: Bifocal
fractures; humerus fractures; surgical treatment.
Level of Evidence: IV
INTRODUCCIÓN
Las fracturas de húmero son
lesiones que cualquier ortopedista trata frecuentemente. La experiencia y las
indicaciones son amplias en el caso de las fracturas tanto del extremo
proximal, como en la diáfisis o el extremo distal.1
Sin embargo, las fracturas bifocales o multifocales del miembro superior son
muy raras, representan el 4,8% de las fracturas de húmero. Las fracturas que
comprometen específicamente el húmero proximal y la diáfisis son aún menos
frecuentes (0,4%).2
No hay consenso sobre el método
ideal de estabilización de las fracturas bifocales de húmero y, como son
infrecuentes, solo se han publicado series aisladas de casos.1,2
El objetivo de este artículo es
comunicar la planificación quirúrgica, los detalles técnicos y los resultados
funcionales en cuatro pacientes adultos operados por fracturas bifocales de
húmero tipo A2 de la clasificación de Maresca, priorizando optimizar la
consolidación en posición funcional con una rehabilitación temprana; además, se
proporciona una revisión bibliográfica sobre la lesión.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se evaluó a una serie
retrospectiva de cuatro pacientes adultos consecutivos con fracturas bifocales
de húmero, operados en dos centros médicos de alta complejidad, por cirujanos
especialistas con experiencia3 en
el tratamiento quirúrgico de la patología del miembro superior. Se utilizó la
clasificación descriptiva AO4
para cada trazo fracturario, y la clasificación de Maresca1 para fracturas bifocales de húmero (Tabla).
La cirugía fue el tratamiento
elegido por la inestabilidad marcada en todos los casos, se optó por la
reducción abierta y fijación interna con placas y tornillos (3 casos) o clavo
endomedular (1 caso).
Técnica quirúrgica
Placas con tornillos
Paciente en posición de silla de
playa y bajo anestesia regional; en tres de los cuatro casos, se planificó la
reducción abierta y fijación interna con placa y tornillos anatómica de húmero
proximal extralarga, con tornillos de 3,5 mm de diámetro.
Se realiza un doble abordaje
(primer miniabordaje anterolateral de hombro en el plano intramuscular entre
deltoides anterior y medio deteniéndose siempre proximal a la zona de seguridad
del nervio axilar a 6 cm desde el borde anterolateral de acromion.5 El segundo abordaje lateral distal entre
los vientres musculares del tríceps y el músculo braquial con cuidadoso manejo
del nervio radial). Se procede a la neurólisis del nervio radial y la reducción
del foco fracturario diafisario mediante un abordaje distal con pinzas. Según
el trazo, se brinda estabilidad absoluta al foco distal (Caso 3). El largo del
implante se selecciona según la planificación con radiografías. Se introduce la
placa extralarga de húmero proximal desde el miniabordaje proximal en el plano
submuscular, a través del deltoides respetando la zona de seguridad. Se desliza
la placa abarcando ambas fracturas. Se colocan las clavijas provisionales
proximales y distales para corroborar la correcta colocación del implante y
brindar estabilidad temporal. Se continúa con la reducción indirecta y la
colocación de tornillos en los orificios proximales y distales de la placa a la
fractura proximal. Por último, se fija el foco distal con la placa brindando un
sistema de estabilidad mixto de las fracturas (Figura
1).
Clavo endomedular
Bajo control radioscópico se
coloca una clavija de 2,5 mm de diámetro a nivel de la cabeza del húmero y
transversal al eje de la diáfisis, para controlar los ejes a modo de joystick. Se realiza un miniaboraje
anterolateral del hombro. Se continúa con la disección del deltoides y el
supraespinoso o remanentes. Se introduce el clavo anterógrado según la técnica
tradicional. Puede utilizarse asociado a la clavija ya descrita a modo de joystick para la reducción y
estabilización del foco proximal. El foco distal se reduce y estabiliza con
tracción y maniobras externas según la técnica habitual.
Los controles posoperatorios se
realizaron a los 7, 15 y 30 días de la cirugía. Los pacientes fueron citados
una vez por mes hasta la consolidación y, luego al año, para un control clínico
alejado, salvo un paciente que se perdió el seguimiento al quinto mes.
Se utilizaron parámetros clínicos
y radiológicos6 para comprobar la
consolidación de las fracturas, así como el puntaje de Constant-Murley7 para evaluar la función. Se investigaron
las complicaciones habituales relacionadas con el procedimiento quirúrgico
(infección, parálisis radial, omalgia).
RESULTADOS
Se documentaron cuatro fracturas
bifocales de húmero en pacientes adultos desde 2018 hasta 2021, en dos centros
médicos de alta complejidad. Se trataba de fracturas tipo A2 de la clasificación
de Maresca, con compromiso del húmero proximal y la diáfisis. Los cuatro
pacientes fueron operados y los resultados clínico y radiológico fueron
favorables.
CASO CLÍNICO 1
Mujer de 70 años con fractura
bifocal del húmero izquierdo Maresca tipo A2, 11B2 y 12A1 de la clasificación
AO4 (Figura 2);
traumatismo de tres días de evolución. Sobre la base del cuadro
clínico-radiológico, se indicó reducción abierta y fijación interna. Se realizó
la técnica descrita previamente.
En el control a los dos años de
la cirugía, se comprobó la consolidación de ambas fracturas, con restauración
completa de la movilidad, sin dolor ni debilidad del miembro. El puntaje
funcional en la escala de Constant-Murley era de 91. No se observaron las
complicaciones descritas (Figura 3).
CASO CLÍNICO 2
Mujer de 68 años con fractura
bifocal del húmero derecho Maresca tipo A2, 11A1 y 12A2 de la clasificación AO4 (Figura 4);
traumatismo de seis días de evolución. Se indicó cirugía con la misma táctica
quirúrgica detallada.
Se llegó a la consolidación
clínico-radiológica a las cinco semanas. En el control alejado al año, se
comprobó la restauración funcional del miembro con un puntaje funcional en la
escala de Constant-Murley de 85. No se observaron complicaciones (Figura 5).
CASO CLÍNICO 3
Mujer de 71 años, con fractura
bifocal del húmero derecho Maresca tipo A2, 11A2 y 12A1 de la clasificación AO4 (Figura 6);
traumatismo con un mes de evolución. Se respetó la táctica quirúrgica antes
descrita.
Como dato técnico de valor, se
efectuó la reducción y estabilización provisionales del trazo distal con hilos
extrarresistentes (Fiberwire®) utilizando el punto de Niza8 para el bloqueo (Figura
7), sintetizando definitivamente el foco con dos tornillos transfracturarios
y con la placa extralarga de húmero proximal a modo de puente como en los casos
anteriores.
El resultado a los cuatro meses
de la operación fue satisfactorio con consolidación de la fractura, sin dolor y
un puntaje funcional (provisional) de Constant-Murley de 50 (Figura 8). No fue posible localizar a la paciente
en los controles posteriores al quinto mes para una evaluación funcional final.
CASO CLÍNICO 4
Hombre de 96 años, activo e
independiente. En las radiografías, se constató una fractura bifocal del húmero
derecho Maresca tipo A2, 11A3 y 12B1 de la clasificación AO4 (Figura 9).
Ante la demanda funcional del
paciente, disociada de su edad cronológica, se optó por la cirugía mininvasiva
con clavo endomedular para aliviar el dolor y mejorar la funcionalidad del
miembro.
Detalles quirúrgicos: con el
paciente en posición de silla de playa y bajo anestesia regional, se colocó un
clavo endomedular anterógrado acerrojado (Polarus AcumedR) utilizando un
miniabordaje anterolateral, solidarizando ambas fracturas. Se logró la restauración
del eje, el contacto entre fragmentos y la estabilidad relativa de los trazos.
La evolución inmediata fue buena,
se comprobó la consolidación de las fracturas a los tres meses. El paciente realizaba
las actividades de la vida diaria a los tres años de la intervención, con un
puntaje de Constant-Murley de 65, y sin complicaciones tempranas ni alejadas (Figura 10).
DISCUSIÓN
Las fracturas bifocales de húmero
son muy infrecuentes. Broadbent y cols. hallaron únicamente siete casos de
fracturas bifocales de húmero en 13.560 fracturas registradas durante ocho
años, en pacientes >13 años.
Cuatro de ellas correspondían a la asociación del húmero proximal y la
diáfisis; dos, al húmero proximal y distal, y una, a la diáfisis y el húmero
distal.2
En 2014, Maresca halló 35
fracturas bifocales de húmero sobre 717 operadas (4,8%). En una serie de casos,
el autor desarrolló una clasificación descriptiva para las fracturas bifocales
o multifocales de húmero que es aún la única disponible. Así, las dividió en tres tipos: A, fracturas que afectan el
húmero proximal y la diáfisis; B, fracturas en la diáfisis humeral, y C,
fracturas de la diáfisis asociadas al húmero distal1. A su vez, el tipo A fue dividido en tres
subgrupos: 1, fracturas no desplazadas del húmero proximal asociadas con
fracturas desplazadas de la diáfisis; 2, fracturas desplazadas del húmero
proximal y diáfisis; y 3, fracturas multifragmentarias del húmero proximal con
extensión a la diáfisis. En su serie de 35 pacientes, todas las fracturas eran
de tipo A, y el grupo más frecuente fue el subgrupo 1 (20 casos), y el grupo 2
fue muy infrecuente (3 casos).1
Los cuatro casos de nuestro
estudio pertenecían al tipo A, subgrupo 2.
Al planificar el tratamiento de
este tipo y grupo de fracturas, nos enfrentamos ante la controversia de que, en
ocasiones, se asocian unas fracturas con indicación de tratamiento quirúrgico y
no quirúrgico, y en segundo término, es posible que el
método de estabilización quirúrgica de una de las fracturas no resuelva la
otra.
Respecto a la primera situación,
consideramos recomendable guiarse por el tratamiento de la fractura de mayor
complejidad, estabilizando ambas fracturas para permitir la movilización
temprana del miembro. En el caso de la segunda, la estabilización ideal debería
incluir ambas fracturas evitando una zona de estrés mecánico entre los
implantes con riesgo de refracturas.
Las opciones quirúrgicas
publicadas, en general, incluyen el uso del clavo endomedular anterógrado o la
placa con tornillos para fracturas del húmero proximal o del húmero diafisario
aisladas.9,10
Sin embargo, aún se discute cuál
es el método de elección para las fracturas bifocales de este tipo y grupo. La
ventaja del clavo endomedular es que su colocación requiere una menor disección
de partes blandas al compararlo con la osteosíntesis con placa, permite
solidarizar ambas fracturas con muy escasa disección. Sin embargo, la omalgia
relacionada con la inserción del clavo a través del supraespinoso es una
complicación conocida. Se discuten los beneficios del uso de placas y tornillos
o de clavos en la tasa de consolidación.11-16
Las placas con tornillos permiten
estabilizar ambas fracturas con una reducción anatómica y emplear injerto de hueso,
si es necesario. Además, a través del mismo abordaje, se puede explorar el
nervio radial ante la sospecha de una lesión neural. Sin embargo, conlleva la
apertura del hematoma fracturario, la desperiostización y el aumento teórico de
la tasa de infección por exposición. La introducción de la técnica MIPO (minimally invasive plate osteosynthesis)
conceptualmente disminuye estas complicaciones.17
En 2008, Levy y cols. publicaron
los resultados del tratamiento de una fractura segmentaria larga (bifocal) de
húmero, estabilizada con una placa recta de 4,5 mm mediante dos abordajes y
deslizamiento submuscular, con un excelente resultado.18
Por su parte, en 2018, Toulopakis
y cols. publicaron una serie de 11 pacientes con fracturas multifocales del
húmero proximal con extensión diafisaria tratados con placas anatómicas de
húmero proximal extralargas y técnica MIPO. Cabe aclarar que, en esta serie, no
había fracturas tipo A2 (publicados en nuestra serie), y sus casos suponen
extensiones diafisarias de fracturas del húmero proximal. Se llegó a la
consolidación en todos los pacientes y las complicaciones fueron cuatro
neuropraxias del nervio radial.19
En 2010, Garnavos y Lasanianos
comunicaron el resultado de 18 pacientes con fracturas del húmero proximal
extendidas o combinadas a la diáfisis humeral, tratadas con clavos endomedulares
acerrojados. En esta serie, ocho correspondían al tipo A2 de Maresca y, se
logró la consolidación en todos con un buen resultado funcional.20
En nuestra serie de fracturas
Maresca tipo A2, debido a la falta de guías consensuadas y la escasa bibliografía,
personalizamos la táctica quirúrgica según las características clínicas y la
demanda funcional de cada paciente.
Sin embargo, como pauta,
confiamos en la apertura del foco fracturario distal priorizando la reducción y
estabilización absoluta del trazo principal, agregando un miniabordaje
anterolateral de hombro para permitir el deslizamiento submuscular anterógrado
de una placa con tornillos extralarga anatómica de húmero proximal. De este
modo, logramos estabilizar firmemente el trazo distal con una estabilización
más elástica en el trazo proximal. Solo modificamos la técnica en un caso dada
la avanzada edad del paciente, y con el objetivo de disminuir el riesgo
quirúrgico y anestésico.
Al decidir la reducción abierta y
la estabilización con placa y tornillos, es fundamental el reconocimiento y el
cuidadoso reparo del nervio radial en el abordaje distal y el reconocimiento
del nervio axilar transcurriendo en el epimisio profundo del deltoides a 6 cm
del acromion para su protección.
En los cuatro casos presentados,
la fractura consolidó, como promedio, en ocho semanas. Los pacientes retornaron
a sus actividades sin limitaciones funcionales y la movilidad del miembro
estaba restaurada en el control alejado (Constant-Murley >65 en todos los
casos). Uno de los pacientes no continuó con el seguimiento, lo que impidió
evaluar el resultado funcional final.
CONCLUSIONES
No contamos con un número
suficiente de casos para arribar a conclusiones relevantes. Sin embargo, hemos
observado que, para las fracturas bifocales de húmero con compromiso del húmero
proximal y la diáfisis (Maresca tipo A2), la cirugía con placas y tornillos de
húmero proximal extralargas utilizando un doble abordaje, así como el uso del
clavo endomedular anterógrado para un paciente añoso o con un riesgo quirúrgico
más alto, consiguieron la consolidación de las fracturas en todos los casos.
Los pacientes obtuvieron un buen resultado funcional global y retornaron a las
actividades habituales previas al traumatismo.
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––––––––––––––––––
Conflictos
de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
ORCID de A. Tedeschi: https://orcid.org/0000-0001-5704-3122
ORCID de R. Durán: https://orcid.org/0000-0002-8789-3221
ORCID de L. Calo: https://orcid.org/0000-0002-8702-4819
ORCID de G. Teruya: https://orcid.org/0000-0001-7342-1859
ORCID de Á. J. Muratore: https://orcid.org/0000-0001-7540-7137
ORCID de D. Gómez: https://orcid.org/0000-0003-0258-6802
Recibido el 21-5-2022. Aceptado luego de la evaluación el
19-11-2022 • Dr. Gonzalo M. Viollaz • gonzaloviollaz@gmail.com • https://orcid.org/0000-0002-4573-883X
Cómo citar este artículo: Viollaz GM, Tedeschi A, Calo L,
Muratore ÁJ, Durán R, Teruya G, Gómez D. Tratamiento quirúrgico para fracturas
bifocales de húmero Maresca tipo A2. Rev
Asoc Argent Ortop Traumatol 2023;88(4):409-418. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2023.88.4.1580
Información
del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2023.88.4.1580
Fecha de
publicación: Agosto, 2023
Conflicto
de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
Copyright: © 2023,
Revista de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
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