INVESTIGACIÓN CLÍNICA
Neurotizaciones para la flexión del codo en
lesiones traumáticas del plexo braquial
Ricardo M. Gardenal,*,** Manuel Vélez,*,#
Ernesto Glasberg,* Matías Seri,** Sebastián Faccendini,**
Miguel Slullitel,* Jorge Bichara,**,# Miguel Capomassi*
*Departamento de Cirugía del Miembro Superior,
Instituto Dr. Jaime Slullitel, Rosario, Santa Fe, Argentina **Servicio de
Ortopedia y Traumatología, Sanatorio Plaza, Rosario, Santa Fe, Argentina
#Servicio de Ortopedia y Traumatología, Hospital de
Emergencias “Dr. Clemente Álvarez”, Rosario, Santa Fe, Argentina
Resumen
Objetivo: Evaluar los resultados de diferentes
neurotizaciones utilizadas para la flexión del codo en pacientes con lesión
traumática del plexo braquial. Materiales
y Métodos: Entre abril de 2012 y enero de 2019, se operaron 13 pacientes
(12 hombres) con lesión traumática del plexo braquial, 5 con parálisis totales
sin recuperación, 4 con parálisis totales que recuperaron el tronco inferior
parcialmente y 4 con parálisis altas. Las neurotizaciones para la flexión del
codo fueron: 3 nervios intercostales con injerto sural a nervio musculocutáneo
o su(s) rama(s) motora(s) (4 pacientes), 3 nervios intercostales a nervio
musculocutáneo sin injerto (3 pacientes), nervio espinal accesorio a ramas
motoras del nervio musculocutáneo con injerto sural (2 pacientes), fascículos
del nervio cubital a rama motora del bíceps (3 pacientes) y fascículos del
nervio cubital y fascículos del nervio mediano a ramas motoras del bíceps y
braquial anterior (3 pacientes). Se evaluaron la fuerza de flexión del codo
(M0-M5), el dolor con la escala analógica visual y se utilizó el puntaje DASH.
El seguimiento promedio fue de 50 meses. Resultados:
La fuerza de flexión del codo fue M5 (1 paciente), M4 (7 pacientes), M3 (1
paciente), M2 (1 paciente) y M1 (2 pacientes). El puntaje DASH promedio fue de
54,1 antes de la cirugía y 29,5 en el posoperatorio. El puntaje de dolor
preoperatorio fue de 7 y de 0,9 posoperatorio. No hubo complicaciones. Conclusiones: Las neurotizaciones
lograron resultados satisfactorios en la reconstrucción de la flexión activa
del codo en pacientes con lesión del plexo braquial.
Palabras clave: Neurotizaciones;
flexión; codo; lesión del plexo braquial.
Nivel de Evidencia: IV Serie de casos
Nerve Transfers for Elbow Flexion in Traumatic
Brachial Plexus Injuries
ABSTRACT
Objective: To evaluate the results of different nerve
transfers used for elbow flexion in patients with traumatic brachial plexus
injury.
Materials and Methods: Between April 2012 and
January 2019, 13 patients (12 men) with traumatic brachial plexus injury
under-went surgery. 5 patients had total paralysis and did not recover, 4 had
total paralysis and partially recovered the lower trunk, and 4 had high
paralysis. The nerve transfers performed for elbow flexion were: 3 intercostal
nerves with a sural graft to the musculocutaneous nerve or its motor branch(es)
(4 patients), 3 intercostal nerves to the musculocutaneous nerve without graft
(3 patients), the accessory spinal nerve to motor branches of the
musculocutaneous nerve with sural graft (2 patients), fascicles of the ulnar
nerve to the motor branch of the biceps (3 patients) and fascicles of the ulnar
nerve and fascicles of the median nerve to the motor branches of the biceps and
anterior brachialis (3 patients). We assessed elbow flexion strength (M0-M5),
pain on the visual analog scale, and DASH score. The average follow-up was 50
months. Results: Elbow flexion
strength was M5 (1 patient), M4 (7 patients), M3 (1 patient), M2 (1 patient),
and M1 (2 patients). The mean DASH score was 54.1 before surgery and 29.5
postoperatively. The preoperative pain score was 7 and 0.9 postoperatively.
There were no complications. Conclusions:
Nerve transfers achieved satisfactory outcomes for active elbow flexion
reconstruction in patients with brachial plexus injury.
Key words: Nerve transfers; elbow flexion; brachial plexus
injury.
Level of Evidence: IV Case report
Las lesiones traumáticas del
plexo braquial son infrecuentes, pero severamente incapacitantes. En los
adultos, la recuperación de la parálisis de flexión del codo es el primer
objetivo del tratamiento, seguido de la recuperación funcional del hombro.1-4
Se dispone de múltiples métodos
de reconstrucción, tanto microquirúrgicos para una etapa temprana, como
transferencias tendinosas, transferencias de músculos libres vascularizados y
reinervados, artrodesis, osteotomías, tenodesis y artrólisis, entre otros, para
los cuales no existe un límite de tiempo transcurrido desde la lesión. Las
técnicas microquirúrgicas incluyen neurólisis, neurorrafia con injerto o sin él
y neurotización o transferencia nerviosa. En las neurotizaciones, se secciona
un nervio dador redundante o “sacrificable” y su cabo proximal se transfiere al
cabo distal de un nervio lesionado, lo más cercano posible al músculo por
inervar (Figura 1). Se trata de una transferencia nerviosa de un nervio
funcionante a un nervio desnervado más importante, siempre y cuando el tiempo
desde la lesión no supere los 12-16 meses, pues se sabe que los mejores
resultados se obtienen con procedimientos realizados dentro de los primeros
cinco meses.5 Esto último se debe a que un músculo que no recibe su
estímulo nervioso, con el tiempo sufre la degeneración y atrofia de sus placas
neuromusculares, lo que impide su reinervación posterior.
Existen múltiples neurotizaciones
posibles tanto para hombro, codo o mano en el contexto de una lesión del plexo
braquial. Se pueden categorizar en extraplexuales o intraplexuales, según el
nervio dador.
Las extraplexuales comprenden la
transferencia de un nervio ajeno al plexo braquial y los más usados son los
nervios intercostales, espinal accesorio y frénico. Las intraplexuales son
transferencias de un componente nervioso funcionante perteneciente al plexo
braquial. Muy usada en la actualidad es la transferencia de fascículos de
nervio cubital o mediano para ramas motoras del musculocutáneo para bíceps y
braquial anterior en lesiones altas del plexo. Otro nervio dador utilizado es
la rama del radial para la porción medial del tríceps para nervio axilar.
El objetivo de este estudio fue
evaluar los resultados de diferentes neurotizaciones utilizadas para recuperar
la flexión activa del codo en pacientes tratados por lesión traumática del
plexo braquial.
Materiales y Métodos
Entre abril de 2012 y enero de
2019, 13 pacientes con lesión traumática del plexo braquial se sometieron a una
neurotización para la flexión del codo, realizada por el mismo cirujano, en
tres Centros. Los pacientes eran 12 hombres y una niña de 10 años, y la edad
promedio al operarse era 26 años (rango 10-44). El miembro afectado era el
izquierdo en ocho casos y el derecho, en cinco pacientes (miembro dominante en
el 38,4%). Se operaron cinco parálisis braquiales totales sin recuperación,
cuatro parálisis totales que recuperaron el tronco inferior parcialmente y
cuatro parálisis altas, dos de ellas con recuperación parcial del hombro. El
mecanismo del trauma fue un accidente de tránsito en 12 pacientes: motocicleta
(10 pacientes), bicicleta (1 paciente) y automóvil al salir despedido por la
ventanilla (1 paciente). Un paciente había sufrido un trauma directo al caer
sobre el hombro en un tronco de eucaliptus. El tiempo promedio transcurrido
entre el traumatismo y la cirugía era de 8.7 meses (rango 4-13). En 11
pacientes (85%), se diagnosticaron patologías traumáticas asociadas de
jerarquía (Tabla 1).
Las neurotizaciones empleadas
para la reconstrucción microquirúrgica de la flexión del codo fueron: tres
nervios intercostales con injerto sural a nervio musculocutáneo o su(s) rama(s)
motora(s) para cada caso (4 pacientes), tres nervios intercostales a nervio
musculocutáneo sin interposición de injerto (1 paciente), nervio espinal
accesorio a ramas motoras del nervio musculocutáneo con injerto sural (2
pacientes), fascículos motores del nervio cubital a rama motora del bíceps
(Oberlin simple) (3 pacientes) y fascículos motores del nervio cubital y
fascículos motores del nervio mediano a ramas motoras del bíceps y braquial
anterior (Oberlin doble) (3 pacientes). En el caso del nervio cubital, se
utilizan fascículos para el músculo cubital anterior y, en el mediano, para el
palmar mayor. Durante la cirugía, se electroestimulan los fascículos y se
define cuáles inervan predominantemente estos músculos. Las técnicas de
reconstrucción empleadas se eligieron individualmente, teniendo en cuenta las
diferentes lesiones de los pacientes, con distintos nervios dadores disponibles
y contemplando, además, sus cuadros asociados. A modo de ejemplo, se muestran
tres casos, con técnicas quirúrgicas diferentes (Figuras 2-4).
Si bien no es motivo de este
estudio, se aclara que, para el hombro, se realizó una neurólisis
supraclavicular del plexo braquial y una neurotización del supraescapular con
nervio espinal accesorio en siete pacientes.
Los pacientes siguieron
protocolos de rehabilitación con fisiokinesioterapia o terapia ocupacional de
acuerdo con su cuadro y la técnica quirúrgica empleada. En las primeras cuatro
semanas, se evitaron las movilizaciones que pusieran en riesgo las suturas
nerviosas, pero sí se movilizaron las articulaciones restantes y se administró
tratamiento para el dolor, el edema y las cicatrices. Luego del primer mes, se
autorizó la movilidad pasiva plena y se inició el fortalecimiento del grupo
muscular correspondiente al nervio o a los nervios transferidos, por ejemplo,
abdominales y ejercicios
inspiratorios para fortalecer los músculos intercostales. Al observar el primer
signo de reinervación de flexores del codo, comienza la fase de reeducación
muscular. Se asocia ese fortalecimiento muscular mencionado a la flexión activa
asistida del codo, teniendo en cuenta que la contracción del músculo reinervado
se inicia con la contracción del músculo correspondiente al nervio dador. En el
caso de una neurotización utilizando fascículos motores de nervio cubital para
bíceps, la contracción de este músculo se activará con la flexión de la muñeca
en desvío cubital. Con el correr de los meses se aumentan las cargas y las
repeticiones de los ejercicios y la neuroplasticidad cortical de los pacientes
logrará independizar la flexión del codo de la contracción del músculo
correspondiente al nervio dador. Es decir, en el ejemplo anterior, el paciente
podrá flexionar el codo activamente sin necesidad de flexionar su muñeca.
Todos los pacientes fueron
sometidos a una evaluación subjetiva con el puntaje DASH (Disabilities of the Arm, Shoulder and Hand)6 y la escala
analógica visual (EAV) para dolor antes de la cirugía y en el último control.
Se evaluó la fuerza de flexión del
codo con la escala británica Medical
Research Council M0-M5.7 Se excluyó del estudio el caso 10,
porque el seguimiento fue inferior a un año, a causa de la pérdida de contacto
por vivir en otra provincia y carecer de conectividad. El seguimiento promedio
de los restantes casos fue de 50 meses.
Resultados
En la última evaluación, la
fuerza de flexión del codo mostró que la niña de 10 años obtuvo un valor M5;
siete pacientes tuvieron un valor M4; uno, M3; uno, M2 y dos, M1. Consideramos
valores satisfactorios aquellos ≥M3, es decir que logran flexionar el codo en
contra de la fuerza de gravedad, tal como se ha establecido internacionalmente,8
nueve pacientes (75%) obtuvieron este resultado. El puntaje DASH promedio fue de
54,1 en el preoperatorio y de 29,5 en el posoperatorio más alejado. El puntaje
de la EAV era de 7 antes de la intervención y de 0,9 en el último control. El
método de reconstrucción utilizado y su evaluación funcional individual se
muestran en la Tabla 2.
La única complicación ocurrió en
el paciente con neurotización de nervio musculocutáneo con intercostales sin
injertos, que sufrió la dehiscencia de la herida en la axila y fue tratada
adecuadamente con pomada Iruxol®.
No se produjeron lesiones
pleurales en la toma de injertos intercostales ni dolor neural o complicaciones
motoras o sensitivas relacionados con los territorios de nervios dadores.
Discusión
Tradicionalmente, en la
reconstrucción del plexo braquial, la reparación nerviosa directa con injertos
nerviosos o sin ellos llevó a resultados pobres debido a las largas distancias
que debe recorrer la regeneración axonal una vez realizada la neurorrafia, lo
que implica un tiempo superior al que permanecen con potencial de reinervación
las placas motoras musculares, que se estima en 12-18 meses.9 En
estas circunstancias, las neurotizaciones permiten disminuir la distancia de
regeneración entre los axones motores viables proximales y las placas motoras
distales, y así conseguir una reinervación más rápida y, en la mayoría de los
casos, mejores resultados funcionales.
Además, es muy común que las
lesiones del plexo braquial sean irreparables de forma directa, desde el punto
de vista técnico. Tal es el caso de las avulsiones radiculares en las que no
existe un cabo nervioso proximal factible de suturar.
Otro escenario posible son los
pacientes que no pudieron someterse a la neurorrafia directa dentro del tiempo
indicado, por demoras en la consulta especializada u otras lesiones sufridas, y
la recuperación funcional ya no será posible. En nuestro medio, es habitual que
los pacientes consulten con demora para la resolución de su parálisis, ya han
sido evaluados en uno o varios Centros que no cuentan con la posibilidad
técnica del tratamiento microquirúrgico y la derivación, muchas veces, es
tardía. En la serie de casos presentada, el 54% (7 pacientes) fue operado tras
10 o más meses de evolución.
Tampoco tendrá éxito una
reparación directa en sitios adversos para la regeneración nerviosa, como los
sectores con pérdida de cobertura cutánea, infecciones o lesiones vasculares.
Existe otra ventaja de las
neurotizaciones. Cuando el objetivo es recuperar una función motora, al
neurotizar axones motores puros a un nervio motor es más probable que se
obtenga la función deseada que con la coaptación de un nervio mixto
(motor-sensitivo) al cabo distal mixto. Además, en las neurotizaciones, es
menos frecuente que se necesite un injerto nervioso que con las tradicionales
neurorrafias.
En resumen, la indicación básica
para las transferencias nerviosas son las lesiones en las cuales la reparación
directa no es posible o aquellas en las que sí lo es, pero la recuperación
funcional con reparación directa o injerto nervioso será improbable.9
Los resultados obtenidos en
nuestra serie para lograr la flexión del codo con neurotizaciones fueron
adecuados y, dentro de lo esperable, según la bibliografía. En el metanálisis
de Merrell y cols.,8 se observó un 71% de fuerza M3 o más con
neurotizaciones para la flexión del codo, independientemente del nervio dador,
los dos más usados fueron los nervios intercostales y el espinal accesorio. Se
pueden esperar mejores resultados con la neurotización intraplexual con
fascículos motores del nervio cubital (Oberlin), con la que se alcanza un 97% de
fuerza M3 o más.10,11 El tiempo de recuperación funcional del bíceps
es más corto que con cualquier otra neurotización. Esta es su mayor ventaja. Se
debe a que la transferencia se realiza muy cerca del músculo por reinervar y
sin interposición de injerto. Por lo tanto, el procedimiento es especialmente
útil para tratar pacientes que, por algún motivo, llevan más de seis meses
desde la lesión.
En 2002, Humphreys y Mackinnon12
describieron una técnica de doble transferencia fascicular para la flexión del
codo. Se trata de la neurotización de las ramas motoras del bíceps y del
braquial anterior con fascículos redundantes de los nervios cubital y mediano,
sin necesidad de interponer injerto nervioso. De esta forma, el braquial
anterior se suma a la fuerza de flexión aportada por el bíceps. En relación con
los resultados, hay autores13-15 que ratifican la superioridad de la
doble neurotización comparada con la neurotización solamente de la rama motora
del bíceps; sin embargo, otros no encuentran diferencias funcionales entre las
dos técnicas.16,17
Las limitaciones de este estudio
son su diseño retrospectivo, con un modesto número de pacientes, dado que se
está evaluando una patología poco frecuente. Por tal motivo, no es posible
realizar un análisis estadístico con el poder suficiente para establecer pautas
de tratamiento definitivas.
Conclusión
En nuestra serie, las
neurotizaciones o transferencias nerviosas fueron opciones válidas y confiables
en la reconstrucción de la flexión activa del codo en pacientes con lesión
traumática del plexo braquial, con una tasa baja de complicaciones.
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ORCID de M. Vélez: https://orcid.org/0000-0003-4094-0876
ORCID de M. Slullitel: https://orcid.org/0000-0001-7575-9212
ORCID de E. Glasberg: https://orcid.org/0000-0002-2447-8573
ORCID de J. Bichara: https://orcid.org/0000-0002-3624-2488
ORCID de M. Seri: https://orcid.org/0000-0001-7219-712X
ORCID de M. Capomassi: https://orcid.org/0000-0002-4445-662X
ORCID de S. Faccendini: https://orcid.org/0000-0001-8035-6055
Recibido el 25-1-2022. Aceptado luego de la
evaluación el 28-6-2022 • Dr. RICARDO M. Gardenal • drmartingardenal@gmail.com
• https://orcid.org/0000-0003-0013-9275
Cómo citar este
artículo: Gardenal RM, Vélez M, Glasberg E, Seri M, Faccendini S, Slullitel M,
Bichara J, Capomassi M. Neurotizaciones para la flexión del codo en lesiones
traumáticas del plexo braquial. Rev Asoc
Argent Ortop Traumatol 2022;87(4):507-516. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2022.87.4.1503
Información del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2022.87.4.1503
Fecha de publicación: Agosto, 2022
Conflicto de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
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Ortopedia y Traumatología.
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