PRESENTACIÓN DE CASOS
Fractura aislada del hueso grande
asociada a quiste traumático sinovial: presentación de un caso en un niño
Isabel Parada
Avendaño, Jorge Gil Albarova
Servicio
de Cirugía Ortopédica y Traumatología, Hospital Universitario Miguel Servet,
Zaragoza, España
RESUMEN
Introducción: Las fracturas aisladas del hueso grande son muy infrecuentes en los
niños y se producen por traumatismos de alta energía. Pueden pasar
desapercibidas en la valoración inicial y las radiografías solo permiten identificar
las lesiones en huesos osificados, por lo que son necesarias pruebas
complementarias, como la resonancia magnética, para descartar posibles lesiones
del carpo asociadas, sobre todo en menores de 10 años. Se presenta el caso de
una fractura aislada del hueso grande con aparición de quiste sinovial por
causa traumática en un paciente pediátrico, tratado mediante inmovilización con
yeso antebraquial durante cuatro semanas, con buena evolución. Conclusión: El manejo de estos casos
depende de la gravedad de la lesión y, aunque por lo común evolucionan bien con
un tratamiento conservador, su diagnóstico precoz permite elegir la mejor
opción y evitar posibles complicaciones, como la falta de consolidación o la
necrosis avascular.
Palabras clave: Hueso grande; fractura; quiste sinovial.
Nivel de Evidencia: IV
Isolated Capitate Fracture
Associated With a Traumatic Synovial Cyst: A Pediatric Case Report
ABSTRACT
Introduction: Isolated capitate
fractures, caused by high-energy trauma, are rare in children. They can be
missed at the initial assessment of the patient and radiographs only allow the
identification of lesions in ossified bones, so complementary tests such as
magnetic resonance imaging are necessary to rule out possible associated carpal
lesions, especially in children under 10 years old. We present the case of an
isolated capitate bone fracture with the appearance of a synovial cyst due to
trauma in a pediatric patient, treated by immobilization with a short arm cast
for four weeks, with good evolution. Conclusion:
The management of these cases depends on the severity of the injury. In most
cases conservative treatment is enough but early diagnosis allows us to choose
the best option and avoid possible complications as
nonunion or avascular necrosis.
Keywords: Capitate bone; fracture;
synovial cyst.
Level of Evidence: IV
INTRODUCCIÓN
La lesión
más frecuente del carpo, tanto en el adulto como en el niño, es la fractura del
escafoides. En niños, la fractura del hueso grande, aunque es poco común, representa
la segunda en frecuencia. En la primera década de vida, suele estar asociada o
involucrar a otros huesos del carpo; sin embargo, la fractura aislada del hueso
grande es una entidad muy inusual e incluso más rara cuando no se asocia a
luxación.1
En el
paciente inmaduro <10 años, el carpo no presenta una osificación completa de
todos los huesos que lo componen; por ello, en su mayor parte, estos todavía
están recubiertos por una gruesa capa de cartílago alrededor del centro de
osificación, lo que les confiere mayor elasticidad, y se requiere de un
traumatismo de alta energía para causar daño en ellos.2
El hueso
grande es el primero que se osifica en el carpo, al año de vida, lo que puede
conducir a una mayor vulnerabilidad cuando existen este tipo de traumatismos.3
En caso de lesiones aisladas, lo más frecuente es que haya desplazamientos
mínimos en la zona de fractura y el tratamiento mediante inmovilización sea
satisfactorio, pero es importante descartar lesiones asociadas, ya que está
descrita su relación con fracturas de escafoides, como en el llamado síndrome
escafocapital.
Con
respecto al quiste sinovial, es el tumor más común de muñeca y mano en la
población general, pero las publicaciones referidas a esta patología en niños
son escasas, ya que su aparición es más infrecuente que en los adultos:
comprende solo el 10% de los casos. No suele provocar síntomas y, debido a su
naturaleza benigna con altas tasas de remisión espontánea (79%) y a la alta
tasa de recidiva con el tratamiento quirúrgico (43%), se tiende al tratamiento
conservador.4 A pesar de que no es lo más frecuente, una de las
teorías sobre el origen del quiste sinovial plantea que las lesiones de la
articulación de la muñeca, como una posible lesión de ligamentos alrededor del
escafoides, pueden provocar fugas de líquido sinovial en el tejido
periarticular. En una serie de población pediátrica, Bracken y Barlett5
muestran que el quiste sinovial se asocia a lesión traumática del carpo en un
20% de los casos y que es predominante la localización del quiste en la zona
palmar. En niños, Calif y cols.6 describen un 0,8% de quistes
sinoviales debidos también a causa traumática.
CASO CLÍNICO
Un
paciente de 5 años fue atendido en urgencias tras sufrir un politraumatismo de
alta energía por caída en bicicleta, al no poder frenarla en una cuesta y
chocar contra un muro. El paciente sufrió, principalmente, traumatismos craneal
(sin casco), torácico y abdominal, este último por impactación directa con el
manillar. Las constantes eran correctas, siempre mantuvo un puntaje Glasgow de
15, con fuerza y sensibilidad conservadas. A la exploración, El niño presentaba
un hematoma y tumefacción en la zona frontal izquierda, erosión y dolor en el
área lateral del tórax y el centro del abdomen que, a la palpación, resultó
blando, depresible y sin signos de irritación peritoneal, con molestias en la
zona del pubis. En cuanto a las extremidades, el niño refería dolor en ambas
rodillas, con movilidad articular conservada.
Se le
realizó una tomografía computarizada (TC) de cráneo, en la que se apreció un
pequeño hematoma subdural agudo y fractura frontal izquierda que afectaba la
pared superomedial de la órbita y las celdillas etmoidales superiores. No se
observaron hallazgos destacables en la TC de cuerpo entero ni en las
radiografías simples de rodilla.
El niño
ingresó para el control de las lesiones craneales y, en su segundo día de
estancia hospitalaria, los padres comentaron que presentaba un bulto a nivel
palmar en la mano derecha, que no existía previamente. Esta tumoración, blanda
a la palpación, no era dolorosa y se encontraba en la región radial del carpo,
sobre la zona del escafoides; medía 9 x 5 mm. La prueba de transiluminación era
positiva.
En la
zona central del carpo, se apreciaba un leve hematoma, con discreto dolor a la
palpación. Se solicitaron pruebas complementarias. La radiografía simple
permitió visualizar una fractura transversal del hueso grande, con mínimo
desplazamiento (Figura 1).
Posteriormente
se realizó una ecografía en la zona de la tumoración, la cual se describió como
una lesión ecogénica ovoidea con posible contenido hemático secundario al
traumatismo, sin vascularización en el estudio Doppler, adyacente a la parte
medial del escafoides y al tendón flexor radial del carpo, pero no se pudieron
descartar posibles lesiones del hueso cartilaginoso subyacente. Como la mayor
parte de los casos publicados de fracturas de hueso grande en la edad
pediátrica están asociados con otras lesiones del carpo, por ejemplo, la
fractura de escafoides, y teniendo en cuenta que la clínica y la ecografía
sugerían un quiste sinovial de causa traumática, se realizó una resonancia
magnética (Figura 2) con el objetivo de descartar otras lesiones asociadas. En
este caso, no se apreció ninguna alteración en el resto del carpo ni los
ligamentos asociados, y se observó una imagen hiperintensa en secuencia T2
correspondiente a quiste sinovial como lesión más probable.
El
paciente fue inmovilizado con un yeso antebraquial durante cuatro semanas, y
luego comenzó la movilización progresiva en el domicilio, sin incidencias. Los
controles radiográficos se llevaron a cabo a la semana, al mes y a los tres
meses, y la consolidación del hueso grande fue completa sin complicaciones.
Ante la buena evolución, sin otras lesiones asociadas, no se planteó un
seguimiento con otras pruebas complementarias. El tamaño del quiste sinovial
fue disminuyendo hasta su completa desaparición a los seis meses.
DISCUSIÓN
Existe
poca bibliografía relacionada con las fracturas aisladas del hueso grande en
niños; encontramos un total de 38 casos descritos hasta la fecha,3,7,8 los más frecuentes son los casos asociados a
fracturas de escafoides9 o a múltiples fracturas del carpo.10
El
mecanismo de lesión principal ocurre por traumatismo directo y, aunque la localización
puede ser variable, en general, estas fracturas pueden clasificarse en tres
grupos según describen, de forma gráfica, Kadar y cols.3 Uno de los
grupos es el de las fracturas del cuerpo, que incluye las fracturas conminutas,
las oblicuas y las transversales; esta última localización es la más frecuente.2
Por otro lado, se encuentran las fracturas tipo avulsión, tanto dorsal como
volar, y, por último, las fracturas por depresión. En muchas ocasiones, estas
fracturas no son detectadas en una radiografía simple, además de que pueden no
ser evidentes clínicamente. Asimismo, en niños que todavía tienen inmadurez
ósea, se torna dificultoso descartar otras lesiones del carpo. Por ello, es
recomendable efectuar una resonancia magnética,7,8
teniendo en cuenta que, en niños de corta edad, se requiere sedación o
anestesia para mantener la extremidad inmovilizada. La resonancia debe incluir
imágenes coronales en secuencia T1 para evaluar las relaciones anatómicas y la
localización de la fractura y cortes coronales en secuencia STIR para analizar
el edema de la médula ósea. En los huesos no osificados, se deben valorar las
imágenes potenciadas en secuencias T1 y T2, donde la línea de fractura aparece
como una lesión discreta lineal de baja intensidad de señal o una solución de
continuidad, que también puede verse reflejada en secuencias STIR, T2 con
saturación grasa y T2 con transferencia de magnetización; sin embargo, también
la visualización de edema en la médula ósea circundante puede ocultar fracturas
sutiles.11,12
Con
respecto a las lesiones ligamentarias que pueden estar asociadas, se
identifican como una discontinuidad y alteración de señal tanto del ligamento
como de las partes blandas adyacentes en la mayoría de los casos. Las
secuencias 3D con eco de gradiente, y las secuencias STIR o T2 con supresión
grasa con cortes finos serían las mejores opciones para su visualización,
aunque también se podría considerar la alternativa de una artrorresonancia
magnética con inyección de gadolinio intrarticular.13 Cuando es
necesaria la cirugía, esta prueba ayuda también a saber a qué lesiones nos
enfrentamos para minimizar la exposición y el daño a los ligamentos
intercarpianos.
Las
complicaciones descritas en las fracturas del hueso grande son la falta de
consolidación, que suele ocurrir en casos de diagnóstico y manejo quirúrgico
tardíos en fracturas desplazadas, y la necrosis avascular del polo proximal en
relación con su aporte sanguíneo retrógrado, el cual entra por la mitad palmar
y el tercio distal, y se dirige retrógradamente al polo proximal, lo que hace
que esta zona sea la que, debido a una fractura, pueda quedar sin
vascularización.3,7,8
Normalmente,
la afectación del hueso grande suele tener un desplazamiento mínimo y
resolverse sin problemas mediante tratamiento conservador. Sin embargo, en
casos de desplazamiento o de mayor gravedad, la reducción cerrada o abierta con
agujas de Kirschner percutáneas, clavos reabsorbibles o tornillos son las
opciones descritas.2 En casos de falta de consolidación se logran buenos
resultados con injerto óseo y fijación interna.2,8
Según
nuestro conocimiento, el caso clínico presentado es el primero de una
asociación de fractura aislada del hueso grande con aparición de quiste
sinovial por causa traumática en un paciente pediátrico. Gracias a este
hallazgo se pudo diagnosticar la lesión ósea y descartar posibles lesiones
asociadas a huesos no osificados a una edad tan temprana, como la de este
paciente. Conocer este tipo de presentación y mantener la sospecha frente a
pacientes menores de edad con traumatismos de alta energía e indicios de lesión
en el carpo pueden evitar diagnósticos tardíos y complicaciones en casos más
graves.
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https://doi.org/10.2214/AJR.12.9738
ORCID de J. Gil Albarova: https://orcid.org/0000-0002-1563-9136
Recibido el
13-11-2021. Aceptado luego de la evaluación el 26-5-2022 • Dra. Isabel Parada Avendaño • iparada@salud.aragon.es
• https://orcid.org/0000-0002-5259-4109
Cómo citar este
artículo: Parada Avendaño I, Gil Albarova J. Fractura aislada del hueso grande
asociada a quiste traumático sinovial: presentación de un caso en un niño. Rev Asoc Argent Ortop Traumatol 2022;87(6):814-818. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2022.87.6.1461
Información del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2022.87.6.1461
Fecha de publicación: Diciembre, 2022
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