INSTRUCCIÓN ORTOPÉDICA DE POSGRADO
Reparación primaria de los
flexores en la zona II. Actualización y técnica quirúrgica
Violeta D. Levy
Sección
Cirugía de Mano y Miembro Superior, Servicio de Ortopedia y Traumatología,
Hospital Español de Buenos Aires, Argentina
RESUMEN
La reparación primaria de los tendones
flexores en la zona II ha sido un desafío desde el surgimiento de la cirugía de
la mano como especialidad luego de la Segunda Guerra Mundial. Desde Bunnell
hasta hoy, la forma de operar y rehabilitar estos tendones ha evolucionado y
cambiado considerablemente gracias a estudios anatómicos, biológicos y, sobre
todo, mecánicos. Actualmente la técnica quirúrgica se basa en realizar una
sutura fuerte y prolija, que no sufra fricción dentro de la vaina y que tolere
la carga necesaria para la movilidad activa del dígito sin resistencia. Se han
descrito múltiples configuraciones de puntos con diferentes materiales.
Operando con anestesia local, la prueba de flexo-extensión activa
intraoperatoria revela la resistencia del tipo de sutura elegida y ha cobrado
importancia para definir el protocolo de rehabilitación. El tratamiento de los
flexores en la zona II es, hasta el momento, un conjunto inseparable de técnica
quirúrgica y rehabilitación asociada. La manipulación farmacológica del proceso
biológico reparador es el principal campo de investigación actual.
Palabras clave: Flexores; reparación
primaria; zona II.
Primary Flexor Tendon Repair in Zone II. Update and Surgical Technique
ABSTRACT
Primary flexor tendon repair in zone II has been
a challenge since the emergence of hand surgery as a specialty after World War
II. From Bunnell to today, the way of operating and rehabilitating these
tendons has evolved and changed considerably thanks to anatomical, biological
and -above all -mechanical studies. Currently, the surgical technique is based
on performing a strong and neat suture, which does not suffer friction within
the sheath and which tolerates the load necessary for the active motion of the
finger without resistance. Multiple suture configurations with different
materials have been described. Under local anesthesia, the intrao-perative
active flexion-extension test reveals the resistance of the type of suture
chosen and has gained importance in defining the rehabilitation protocol.
Treatment of flexors in zone II is, so far, an inseparable set of surgical
technique and a suitable rehabilitation protocol. Biological strategies to
enhance the tendon healing process are currently the main field of research.
Keywords: Flexor tendon; primary repair; zone II.
Introducción
Las
lesiones de tendones no son comunes, tienen una incidencia de 4,8 cada 100.000
habitantes.1 Aun así, su reparación es uno de los tópicos más
importantes de la Cirugía de la Mano. El objetivo de este artículo es describir
y fundamentar la técnica quirúrgica que utilizo para tratar lesiones de los
flexores en la zona II, ya que, en los últimos 30 años, han surgido cambios
tanto en los tipos de reparaciones como en el tratamiento de la vaina y los
protocolos de rehabilitación asociados. Por otro lado, el conocimiento cada vez
más amplio de la biología tendinosa ha promovido nuevos campos de investigación
para futuros avances que describo brevemente.
Indicaciones y contraindicaciones
La
reparación primaria de los flexores en la zona II está indicada siempre que sea
posible. No se trata de una emergencia, salvo que exista desvascularización del
dígito o los dígitos afectados. Es determinante que haya un especialista
disponible en la sala de urgencias. Dada la cantidad de detalles técnicos y la
disponibilidad de instrumental y materiales específicos necesarios, es
preferible, si no hay un especialista, realizar una limpieza, suturar la piel y
derivar al paciente para una sutura primaria diferida que tiene indicación
hasta 21 días después del trauma con iguales resultados (Figura 1).
Podría describir las heridas como simples (piel,
flexores y hasta un paquete vasculonervioso) o complejas (pérdida de sustancia,
asociación de lesión grave de piel o ambos paquetes, vaina extendida o
fracturas de falanges). Si la herida es compleja, la prioridad es la
revascularización acompañada de reparación nerviosa; también, tendrán que
llevarse a cabo otros procedimientos, además de las tenorrafias, como estabilizaciones
óseas o colgajos de piel, según corresponda. Si la lesión compleja presenta un
daño sustancial de la vaina flexora, es preferible colocar una varilla de
Silastic, reconstruir poleas y programar un segundo tiempo para injerto a los
3-6 meses (Figura 2). Podría suceder, aunque es poco frecuente, que las poleas
más importantes estuvieran sanas y faltara sustancia en los flexores, en cuyo
caso se podría colocar un injerto de flexor en la primera cirugía.
La
reparación primaria de los flexores en heridas complejas no está
contraindicada, pero requiere de estabilizaciones óseas firmes, suturas
vasculares y nerviosas sin tensión, y buena cobertura cutánea para ingresar en
protocolos de rehabilitación temprana. Si esto no fuera posible, hay que
advertir al paciente sobre la posibilidad de futuras intervenciones para
eventuales tenólisis o reconstrucciones secundarias.
Anatomía quirúrgica
Conceptos básicos
La zona
II de Verdan se extiende desde el pliegue palmar distal hasta casi el pliegue
interfalángico distal. Contiene el flexor superficial de los dedos (FDS), el
flexor profundo (FDP), la vaina sinovial, el sistema de poleas, las falanges y
los paquetes neurovasculares. El FDP que se inserta en la base de la tercera
falange y el FDS que se inserta a través de dos bandeletas en la superficie
volar de la segunda falange, se cruzan en el quiasma de Camper que comienza en
la parte media de la primera falange y finaliza en la parte media de la
segunda.2
Las vainas tienen una hoja parietal y otra
visceral, y contienen líquido sinovial. Las de los dedos segundo, tercero y
cuarto llegan hasta el pliegue palmar distal y terminan en fondos de saco, la
del pulgar o radial llega hasta la muñeca. La vaina cubital, también llamada
del flexor común, recubre los flexores del quinto dedo y, a nivel del túnel del
carpo, engloba también los flexores de los dedos cuarto, tercero y segundo
terminando a nivel de la muñeca.3 La región palmar de los flexores
centrales (zona III) es extrasinovial y está recubierta por un tejido conectivo
llamado paratendón. En la zona digital propiamente dicha, se conforma un túnel
osteofibroso reforzado por poleas que son engrosamientos de tejido conectivo
denso; están distribuidas segmentariamente a lo largo de los dedos y su función
es maximizar la eficiencia mecánica de la excursión tendinosa. Existen cinco
poleas circulares y tres cruciformes.4,5 Las poleas A2 y A4 son las
más importantes desde el punto de vista mecánico (Figura 3).
Los
tendones flexores se nutren a través de la unión musculotendinosa, la unión
osteotendinosa, el paratendón en la porción extrasinovial, las vínculas y por
difusión en la porción intrasinovial. Las vínculas son bandas que contienen
vasos y van desde la base ósea del túnel digital hacia la cara dorsal de los
flexores. Existe una víncula corta y otra larga para cada flexor (Figura 3).6
Biología de la reparación tendinosa
La matriz
extracelular es el principal componente del tendón y está formada por colágeno
tipo I y proteoglicanos sintetizados por los tenocitos inmersos en dicha
matriz.7 Existen células indiferenciadas que se encuentran en el
epitendón y maduran a medida que quedan atrapadas en la matriz disminuyendo
progresivamente su metabolismo.8 Las fases de reparación tendinosa
son tres: la primera inflamatoria que dura entre uno y cinco días, la
proliferativa que dura cuatro semanas y la de remodelación que dura alrededor
de cuatro meses.9 Son las células indiferenciadas del epitendón las
responsables de la fase proliferativa y se dirigen hacia el interior del tendón
reparándolo y hacia afuera provocando adherencias. El éxito de la reparación
depende de la capacidad de reclutar estas células en el sitio de la lesión.
Dicho reclutamiento se ve favorecido por la presencia de citocinas o factores
de crecimiento que llegan por los vasos. La manipulación farmacológica de este
proceso es motivo de investigación actual.
Biomecánica
Históricamente
las reparaciones en la zona II fracasaban, motivo por el cual Bunnell la
denominó “tierra de nadie”.10 Fue recién a partir de 1960, con los
estudios de Verdan,11 Kleinert y cols.,12 y Kessler y
Nissim13 que comenzaron las reparaciones acompañadas de protocolos
de movilización temprana con buenos resultados. Los fundamentos de la
reparación flexora fueron bien descritos por Strickland:14 suturas
fáciles de realizar, prolijas, que no interfieran con la vascularización
tendinosa y lo suficientemente fuertes para permitir la movilización temprana.
Tang y cols.15 describieron tres factores mecánicos que influyen en
el resultado de una sutura primaria en la zona II: la fricción, la carga y la
movilidad. La fricción es la
resistencia al deslizamiento entre el tendón reparado y su vaina, es
conveniente que sea mínima (el tendón no debe trabarse al deslizarse) y si,
para evitarla, hay que abrir poleas es preferible hacerlo. Clásicamente siempre
se intentó mantener la vaina cerrada para conservar una barrera que evite
adherencias, restablecer la nutrición sinovial, conservar una guía para la
remodelación tendinosa e impedir la cuerda de arco. Sin embargo, los estudios
de Tang demuestran que evitar la fricción es más importante. Si el resto de la
vaina está sana, se puede dejar abierto hasta dos tercios de A2 y toda A4 sin
que se produzca cuerda de arco. También se puede aliviar la fricción a nivel de
A2 resecando una de las bandeletas de inserción del flexor superficial.16
La carga es la fuerza mínima
necesaria para mover las articulaciones del dedo y vencer la fricción (work of flexion) que, según estudios
experimentales, es de 35 N. Por lo tanto, el tipo de sutura elegida debe
soportar alrededor de 40 N para realizar el “work
of flexion” desde el inicio. La
movilidad es indispensable, ya que evita las adherencias y ayuda a recuperar la
fuerza ténsil.
El
resultado de la sutura realizada debería ser probado con el paciente despierto
para observar si hay fricción o separación de los cabos (gapping) durante la flexo-extensión activa en la mesa de
operaciones (digital extension-flexion
test, DEFT).17 El método descrito por Lalonde de anestesia local
con epinefrina y sin manguito hemostático
(Wide Awake Local Anesthesia no
Tourniquet, WALANT) es el ideal para llevar a cabo esta prueba.18
Tipos y materiales de suturas
Durante
los primeros 10 días posteriores a la tenorrafia, toda la resistencia de la
reparación depende exclusivamente del material y el tipo de sutura; por esta
razón, han sido exhaustivamente estudiados. El acuerdo general es que hay que
realizar un punto central y un surget periférico, ambos pueden tener diferentes
configuraciones. El punto central puede ser convencional (2 hebras pasantes) o
multihebra (4, 6 u 8 hebras pasantes) (Figura 4), los amarres (grasping) pueden ser no trabados o
trabados (“lockeados”) (Figura 5). La sutura periférica o surget puede ser
continua simple (simple running) o
trabada. En cuanto a los materiales, la gran mayoría utiliza nailon o Prolene®
3 o 4-0. Durante la última década, se comenzó a usar FiberWire® 4-0 que es un
polietileno multifilamento más resistente, pero que se desliza con mayor
dificultad.19 Actualmente se comercializan suturas tanto de nailon
como FiberWire® que incluyen hebras dobles (con una sola aguja incorporada) en loop, al utilizarlas, se dejan dos
hebras con cada pasada simplificando el procedimiento y evitando manipular
demasiado los cabos tendinosos (Figura 4).20 Se están probando
dispositivos, como el Teno Fix® que es un cable de acero inoxidable con arpones
en los extremos, más resistente, pero más rígido y las suturas barbadas que,
según algunos artículos, presentarían la misma resistencia que una sutura de
cuatro hebras.21,22 La principal crítica a estos sistemas, sobre
todo al Teno Fix®, es que producen cierto abultamiento en el tendón que podría
aumentar la fricción. La sutura ideal es la que no provoca fricción (poco
abultada) y resiste, al menos, 40 N de fuerza para poder realizar la movilidad
activa temprana. En la Tabla 1, se detallan los factores que ayudan a mejorar
su resistencia.
Posoperatorio y protocolos de rehabilitación
El
tratamiento de los flexores en la zona II es, hasta el momento, un conjunto
inseparable de técnica quirúrgica y rehabilitación asociada. La movilidad
produce una rápida recuperación de la fuerza ténsil, menores adherencias y
mejor excursión tendinosa. Se puede realizar flexión pasiva y extensión activa
(Duran,23 y Kleinert y cols.12) que produce cierto
enrulamiento del tendón dentro de la vaina;24 flexión pasiva,
extensión activa más flexión activa isométrica al final del movimiento llamado place and hold (Silversköld25
y Strickland26), por último, flexión activa no resistida desde el
cuarto día adaptando la carga al estadio de la reparación; durante las dos
primeras semanas, no es conveniente que la flexión activa sea >50° en la
articulación interfalángica proximal (Figura 6).27 En cualquier caso,
al finalizar la operación, debe colocarse una valva dorsal de protección con la
muñeca neutra o en leve flexión, articulaciones metacarpofalángicas a 45° e
interfalángicas libres. Cuando se indica flexión pasiva con banda elástica, se
puede agregar una barra o polea en la palma para optimizar la excursión del
FDP.28
Es
importante destacar que la elección del protocolo de rehabilitación está
determinada por el tipo de sutura realizada y el perfil del paciente. Si la
sutura no es confiable (no tiene 4 hebras de, al menos, nailon 3 o 4-0 con 4
amarres y surget), si no se probó el DEFT o el paciente no cumple las
indicaciones responsablemente, es desaconsejable realizar la movilidad activa
temprana (Figura 7).
Técnica quirúrgica. Mis preferencias
En los
casos de heridas complejas, trabajo con anestesia plexual y manguito
hemostático. Si hay pérdida de sustancia en los flexores con indemnidad de, por
lo menos, A2 y A4, utilizo el FDS como injerto para la reconstrucción en agudo
del FDP. Si el sistema de poleas está muy dañado, coloco una varilla
reconstruyendo, al menos, A2 y A4, y confecciono un asa entre los cabos
proximales de ambos flexores tal cual lo describió Paneva-Holevich (Figura 2).29
Es recomendable tener varillas en el quirófano si vamos a tratar heridas
complejas. Rara vez hago una reconstrucción de poleas junto con la tenorrafia;
en estos casos, suele haber restos de polea para suturar un injerto a modo de
puente; si es posible, utilizo una de las bandeletas del FDS conservando su
inserción distal para reconstruir A4 y palmar menor o FDS como injertos para A2
(Figura 8). Si la herida se acompaña de fracturas de falanges, lo ideal es que
la osteosíntesis sea suficientemente estable para mover el dígito y que no
interfiera con el deslizamiento del tendón.
Como se
describió en párrafos anteriores, durante los últimos 30 años, se han producido
cambios significativos en la forma de tratar los flexores; cambios que
actualmente intento aplicar (Tabla 2).
Si la
herida es simple, prefiero operar con anestesia local con epinefrina y sin
manguito, tal como lo describe Lalonde. Si entiendo que el procedimiento será
sencillo, utilizo anestesia local sin epinefrina y manguito hemostático durante
30 min, lo que me da tiempo para suturar el tendón. Luego, suelto el manguito
para probar el DEFT.
En
general, se trata de heridas transversales u oblicuas por corte; me gusta
prolongarlas con incisiones tipo Bruner o en bayoneta. Es de buena práctica
levantar los colgajos con tejido celular para no desvascularizarlos, si los
paquetes están sanos quedan incluidos en ellos y si hay alguno lesionado lo
reparo, pero trato de disecarlo sin traumatizar la piel (Figura 9).
El
sufrimiento o la necrosis de los colgajos de piel es, a mi juicio, la peor
complicación en la reparación primaria de los flexores, ya que, en los casos
más leves, nos obliga a suspender cualquier protocolo de rehabilitación con la
consiguiente formación de adherencias y, en los casos graves, puede resultar en
necrosis del tendón reparado que requiera colgajos de cobertura y
reconstrucción tendinosa secundaria en uno o dos tiempos.
Una vez
expuesta la vaina hay que observar qué grado de lesión tiene. En las heridas
simples, por lo general, las poleas están enteras. Suelo abrir la vaina a nivel
del corte y de las poleas cruciformes cercanas.
El cabo
proximal del FDP se encuentra cerca de la lesión si la víncula está sana
(Figura 10); en cambio, suele estar retraído en la palma si la víncula se
rompió. En ocasiones, si el paciente estaba haciendo fuerza de puño en el
momento del accidente puede estar enrulado hacia proximal, pero siempre
amarrado al lumbrical (Figura 11), entonces, prolongo la incisión de piel hasta
la palma. Allí busco el(os) cabo(s) proximal(es) y los enhebro a través de las
poleas utilizando un pasatendón o una simple cánula de silicona con un punto de
nailon. El cabo distal del FDP llegará a la zona de sutura flexionando la
articulación interfalángica distal (Figura 12).
Una vez
enhebrados los cabos proximales se los puede sostener en su lugar usando una
aguja intramuscular atravesando los tendones y fijándolos a la vaina (Figuras
10, 12 y 13). Si la lesión es a nivel de la articulación interfalángica
proximal, hay que respetar la posición del quiasma de Camper y quizás para ello
sea necesario abrir la porción más distal de A2 (se puede resecar o simplemente
abrir). La lesión del FDS en zona de bandeletas la suturo con un punto en U de
3-0 en cada una (Figura 13). Si el FDS está lesionado en su porción entera, lo
reparo de la misma forma que el FDP. Para el punto central utilizo nailon 3-0
con doble hilo, prefiero la configuración de Kessler modificada que dejará
cuatro hebras de lado a lado con cuatro amarres tipo Pennington. Si hay
vínculas sanas, procuro realizar el punto en la mitad volar del área
circunferencial para respetar la nutrición, ya que ingresan por la zona dorsal
del tendón. Si no puedo acceder al hilo doble, hago un punto central cruzado (4
hebras). Agrego un surget periférico con nailon 6-0 sutura continua (Figura
13). Hay que recordar que para poder indicar la flexión activa temprana la
sutura deberá tolerar 40 N de carga durante la primera semana y esto implica
que pasen, al menos, cuatro hebras de lado a lado con cuatro amarres trabados y
un surget periférico. A continuación, realizo el DEFT y compruebo la falta de gapping y fricción (Figura 14). Si
observo fricción, prefiero abrir más vaina o resecar una bandeleta del FDS, si
fuera necesario, no dudo en resecarlo por completo. Si observo gapping, rehago la sutura.
Por el
momento, no agrego sustancias para intentar manipular químicamente el proceso
de reparación o las adherencias, ya que aún se están estudiando.
Cierro la
piel con puntos separados bien cercanos de nailon 4-0.
Siempre
utilicé el método de Kleinert para rehabilitar a mis pacientes (extensión
activa, flexión pasiva con banda elástica y una polea en la palma). Desde hace
cinco años, trato de comprobar la resistencia de mi reparación con el DEFT y
luego del quinto día posoperatorio, comienzo con la movilidad activa no
resistida controlada. Si no puedo probar la flexo-extensión intraoperatoria y
tengo dudas con respecto a la resistencia de la configuración elegida indico
Kleinert desde el comienzo (Figura 6).
El futuro
La
manipulación farmacológica del proceso de reparación está en etapa
experimental. El objetivo es aumentar la capacidad intrínseca de reparación
tendinosa y disminuir la formación de adherencias. Los elementos que pueden
mejorar la reparación son: células indiferenciadas parecidas a las que se
encuentran en el epitendón y los factores de crecimiento que promueven la
proliferación celular y la producción de colágeno. Se está trabajando con
suturas sembradas con células madre.30 También se está probando
inyectar factores de crecimiento en los cabos tendinosos, como su vida útil es
corta, se impregnan polímeros con factores de crecimiento para producir una
liberación prolongada.31,32 Otro método es la terapia génica: se
identifican los genes que producen factores de crecimiento, se los coloca en un
vector viral (adenovirus), este conjunto denominado transgén se inyecta en los
cabos tendinosos y se consigue una producción continuada de factores de
crecimiento durante cuatro semanas.33
Las
sustancias que, inyectadas en la zona, podrían disminuir las adherencias son:
el 5-fluorouracilo, el ácido hialurónico o un ARN de interferencia que silencia
factores que favorecen la fibrosis. La exposición de los tejidos al
5-fluorouracilo durante 5 min inhibe la proliferación de fibroblastos durante
36 días sin afectar la cicatrización intrínseca del tendón.34 Por
otro lado, el ácido hialurónico favorecería el deslizamiento del tendón dentro
de la vaina disminuyendo la fricción.35 También se está probando
interponer tejidos que actúan como barrera para la cicatrización extrínseca,
como la membrana amniótica.36
A pesar
de que estas investigaciones aún no cuentan con el respaldo de pruebas en
humanos, parece ser que el camino biológico lideraría los avances del futuro.
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Recibido el 20-4-2021. Aceptado luego de la
evaluación el 8-5-2021 • Dra. Violeta D.
Levy • vdlevy@gmail.com
• https://orcid.org/0000-0003-1822-673X
Cómo citar este artículo: Levy VD. Reparación primaria de los flexores
en la zona II. Actualización y técnica quirúrgica. Rev Asoc Argent Ortop Traumatol 2021;86(5):681-695. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.5.1356
Información del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.5.1356
Fecha de publicación: Octubre, 2021
Conflicto de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
Copyright: © 2021, Revista de la
Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
Licencia: Este artículo está bajo una
Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Compartir Obras Derivadas
Igual 4.0 Internacional. (CC-BY-NC-SA 4.0)