REHABILITACIÓN
Rehabilitación de los tendones
flexores en la zona II. ¿Qué aspectos debemos tener en cuenta a la hora de
abordar a los pacientes? Revisión bibliográfica
Jimena Ortiz
Gamma,
Clínica de la Mano, Hombro y Codo, Sanatorio Ipensa, La Plata, Buenos Aires,
Argentina
Resumen
El tratamiento de los tendones flexores es un
tema de interés y genera un desafío constante tanto para los cirujanos como
para los rehabilitadores. Se han descrito numerosas técnicas quirúrgicas y
tratamientos con la finalidad de mejorar el resultado funcional, aunque hoy en
día no existe un protocolo ideal. El objetivo de este artículo es analizar la
información relevante a los efectos de planificar la rehabilitación de los
pacientes con lesiones de tendones flexores en la zona II. Entre otros aspectos
tendremos en cuenta la solidez de la sutura, el edema, la cicatriz, el tipo de
inmovilización utilizada y el deslizamiento tendinoso. Es necesario contar con
un buen equipo de trabajo formado por el cirujano, el terapista de mano y el
paciente a fin de planificar la rehabilitación más adecuada para cada caso.
Palabras clave: Tendones flexores;
rehabilitación; terapista de mano; protocolos; movilidad activa temprana.
Nivel de Evidencia: V
Rehabilitation of Flexor Tendons in Zone II: What Aspects Should we Take
into Account When Assisting These Patients? Literature Review
Abstract
The treatment of flexor tendons is a topic of
interest and creates a constant challenge for both surgeons and rehabilitators.
Numerous surgical techniques and treatments have been described in order to
improve functional results, although nowadays there is no ideal protocol. The
objective of this article is to analyze the relevant information in order to
plan the rehabilitation of patients with flexor tendon injuries in zone II.
Among other aspects, we will take into account the strenght of the suture, the
edema, the scar, the type of immobilization and the tendon gliding. Good
teamwork is required between the surgeon, the hand therapist, and the patient in
order to plan the most appropriate rehabilitation for each case.
Keywords: Flexor tendons; rehabilitation; hand therapist;
protocols; early active motion.
Level of Evidence: V
Introducción
En los
últimos años, tanto la cirugía de los tendones flexores como el proceso de
rehabilitación han evolucionado significativamente. El uso de nuevas técnicas
quirúrgicas y suturas más resistentes ha permitido desarrollar protocolos de
movilidad activa temprana con los que se logran muy buenos resultados.
Las
lesiones en los tendones flexores, principalmente en la zona II, plantean un
gran desafío y debemos saber cómo abordarlas para obtener resultados óptimos.
La
siguiente revisión bibliográfica tiene como objetivo comentar cuáles serían los
aspectos por considerar en la rehabilitación de pacientes que han sufrido una
sección de tendones flexores en la zona II, más allá de un protocolo
estandarizado. Los temas relevantes que analizaremos son: la comunicación entre
el cirujano, el terapista de mano y el paciente; la inmovilización y la
movilidad del tendón desde los primeros días posteriores a la cirugía hasta la
etapa de fortalecimiento.
La importancia de la comunicación y el trabajo en
equipo
Antes de
iniciar el tratamiento debemos contar con cierta información clave para poder
abordar al paciente de manera satisfactoria. Es de suma importancia
comunicarnos con el cirujano tratante para saber qué tipo de lesión sufrió el
paciente, cómo fue la cirugía, qué tipo de sutura realizó, si la sutura quedó a
tensión o es óptima para iniciar un tratamiento activo precoz, el estado de las
poleas, etc. También es útil tener acceso al protocolo quirúrgico o a algún
video o foto de la cirugía. Dicha información nos permitirá estimar la fuerza
de la reparación tendinosa y desarrollar así un programa de rehabilitación
acorde a cada paciente, de manera segura y eficaz.
Por otro
lado, la comunicación con el paciente es fundamental para lograr que cumpla con
el tratamiento. Se le debe explicar sobre la lesión, la importancia de su
colaboración con el tratamiento y también hacerle saber que es prolongado. De
la misma manera, debemos ser claros respecto a las contraindicaciones y los
cuidados, principalmente en las primeras semanas.
El objetivo inicial luego de una tenorrafia
de tendones flexores es favorecer el deslizamiento tendinoso evitando la
formación de adherencias, con el cuidado de no poner en riesgo la sutura. El objetivo final es obtener el rango
completo de movilidad y que el paciente vuelva a incluir su mano en todas las
actividades de manera funcional.
Es
preciso tener en cuenta que, durante las primeras semanas, el deslizamiento
está entorpecido por el edema, el bulto de las suturas y la formación de
adherencias.1
Se debe
lograr un equilibrio entre la escasa movilización para evitar adherencias y el
exceso de movilización, ya que si forzamos la rehabilitación se produce un
esfuerzo mayor en la sutura y puede causar una rotura o una elongación
tendinosa.
¿CUÁndo iniciar el tratamiento de rehabilitación?
La
mayoría de los autores sugiere que se retrase la rehabilitación para evitar el
período de mayor resistencia a la movilización de los tendones lesionados y
posiblemente no comience hasta el cuarto o quinto día después de la reparación.
Las
adherencias no se forman antes del séptimo o noveno día y el movimiento en los
primeros días solo aumentaría el dolor de los pacientes. Chang y Tang sostienen
que comenzar demasiado pronto puede aumentar la respuesta inflamatoria. Así
mismo, Amadio manifiesta que se debe esperar hasta que la fase inflamatoria se
resuelva y aconseja entre tres y cinco días de reposo.2 Desde el
punto de vista biomecánico, el tendón inmovilizado pierde fuerza ténsil durante
las primeras dos semanas y la función de deslizamiento en los primeros 10 días
después de la reparación; por lo tanto, lo ideal sería comenzar el tratamiento
entre el tercero y quinto día posquirúrgico.3 Esto permitirá que la
inflamación baje y ayudará a disminuir el trabajo de flexión y la fricción del
movimiento.4
Cuando el
paciente comienza la rehabilitación, debemos realizar una evaluación inicial
para recabar la información necesaria a fin de elaborar un óptimo programa de
tratamiento. Se deben tener en cuenta los siguientes datos: la edad, la
ocupación, la mano dominante, el tipo y la fecha de la lesión, y la fecha de la
cirugía. Inicialmente se evaluará: el dolor con la escala analógica visual de
0-10, el tipo de cicatriz y el edema.
Los
factores, como las poleas, el edema, la rigidez articular, el acortamiento de
los extensores, contribuyen a la resistencia del deslizamiento tendinoso y
deben ser considerados a la hora de elegir un protocolo de movilidad activa
temprana; así como también se considerarán los cuadros concomitantes y los
hábitos del paciente, como el tabaco, que influyen en la cicatrización.5
Tratamiento del edema
Uno de
los principales objetivos del tratamiento es disminuir el edema que genera
fibrosis y produce contracturas articulares y acortamiento tendinoso, y así se
restringe la movilidad. Su persistencia provoca rigidez y dolor, por lo que la
prevención y el manejo resultan fundamentales. Una manera de abordarlo es
mediante el posicionamiento: la mano debe estar por encima del codo y el codo
por encima del hombro. Se pueden realizar masajes retrógrados, la técnica de
movilización manual para el edema y aplicar un vendaje cohesivo con venda
autoadhesiva tipo Coban, colocándola de distal a proximal.
Tratamiento de la cicatriz
Su manejo
comienza en una etapa temprana aun cuando la herida tenga los puntos. El masaje
debe ser suave, evitando traumatismos que podrían prolongar o exacerbar la
respuesta inflamatoria. El tratamiento tiene como objetivo prevenir adherencias
cicatriciales entre los tejidos superficiales y profundos.
Si la
piel no se desliza sobre los tejidos subyacentes, el movimiento puede verse muy
limitado. Al realizar el masaje es importante evitar deslizarse sobre la piel,
se debe mantener un contacto firme para mover el tejido más profundo debajo de
la línea de la cicatriz.
El masaje
profundo puede ser horizontal, transversal y circunferencial para movilizar
todos los planos. Así mismo, es eficaz para disminuir la altura, la
vascularización, el dolor y el prurito.6
Cuando la
cicatriz no tiene puntos ni costras, se pueden utilizar láminas de gel de
silicona para ejercer presoterapia. Esta técnica proporciona presión para
remodelar las fibras de colágeno y mejorar la hidratación de la piel.
¿CUÁl es la inmovilización más adecuada para este
tipo de lesiones?
Junto con
la implementación de protocolos de movilidad activa temprana fueron surgiendo
modificaciones en cuanto a las férulas de inmovilización. Las primeras férulas
que se desarrollaron para los protocolos de tenorrafias flexoras colocaban la
muñeca, las articulaciones metacarpofalángicas y las interfalángicas en flexión
para disminuir la tensión de los tendones reparados. A medida que evolucionaron
los primeros protocolos de movilidad activa temprana, dicha posición dejó de
ser la más adecuada, ya que una flexión significativa de la articulación
metacarpofalángica establece un patrón intrínseco plus de flexión de los dedos.
Iniciar la flexión desde esta posición es muy dificultoso para el paciente, ya
que los flexores reparados están en desventaja mecánica.7,8
La
movilidad activa debe iniciarse desde la articulación interfalángica distal,
esto se facilita colocando la muñeca a 10-30° de extensión y las articulaciones
metacarpofalángicas, a 30° de flexión.9
Savage
estudió cómo influye la posición de la muñeca en las fuerzas requeridas para
mover las articulaciones interfalángicas. Concluyó que 45° de extensión de la
muñeca es la posición óptima para reducir, al mínimo, el trabajo de flexión
cuando se utiliza un régimen de movilización activa temprana.10
También
se han desarrollado bloqueos dorsales más cortos, como el de la férula
Manchester. Esta férula, al permitir la extensión controlada de la muñeca,
reduce potencialmente el trabajo de flexión, promueve una mayor excursión del
tendón y facilita el movimiento de la articulación interfalángica distal.11
Sin
embargo, en una revisión sistemática de 2019, Woythal y cols. concluyeron en
que no hubo diferencias entre una férula larga y una corta.12
Según
Tang, si la reparación del tendón es fuerte, no es necesario colocar la muñeca
en una posición específica. Puede estar en posición neutra, en una leve flexión
o extensión, siempre que el paciente esté cómodo.5 Por lo tanto, en
la actualidad, la mayoría de los protocolos activos de tendones flexores
recomiendan una posición de menor flexión de la muñeca y menor flexión de las
articulaciones metacarpofalángicas, dejando las articulaciones interfalángicas
en extensión (Figura 1).
¿De qúe manera comenzamos a movilizar el tendón?
Los
protocolos de movilización activa temprana fueron impulsados gracias a la
solidez y la resistencia de las suturas que se comenzaron a realizar en los
últimos años. La movilización temprana favorece la excursión de los tendones,
disminuyendo las adherencias y mejorando los resultados funcionales. Por otra
parte, el movimiento precoz genera un mayor deslizamiento y más resistencia de
la reparación, dando como resultado una menor incidencia de roturas.13,14
El
objetivo de la rehabilitación es proporcionar un estrés controlado promoviendo
el deslizamiento diferenciado de ambos tendones, facilitando el fortalecimiento
del sitio de la reparación y evitando la formación de adherencias.
El
trabajo de flexión de un tendón es la mínima fuerza que este necesita para
superar cualquier resistencia, ya sea interna o externa, para flexionar el
dedo.
El tendón
debe movilizarse dentro de lo que Amadio llama “la zona segura”. El tendón debe
tener la suficiente fuerza como para iniciar el movimiento, pero no tanta como
para poner en riesgo la reparación.2,6
En 1975,
Duran y Houser estudiaron que el mínimo recorrido que debía realizar el tendón
para no adherirse era de 3 a 5 mm. Para lograr 3 mm de excursión en la zona II
se requiere de una tensión activa de, al menos, 300 g.3
Varios
factores influyen en la fuerza ténsil, aproximadamente la movilización pasiva
genera una fuerza de 15 N y la movilización activa, una de 38 N en los tendones
reparados. Otro aspecto por considerar es que, durante las primeras tres
semanas, la fuerza de reparación de los tendones flexores disminuye entre un
10% y un 50%.15
Sobre la
base del tipo de reparación, se decidirá cuál es el programa de rehabilitación
más adecuado. Una reparación de dos hebras solo permite protocolos de
movilización pasiva, mientras que, para un protocolo de movilización activa, se
necesita un mínimo de cuatro hebras.14
La fuerza de reparación también se ve afectada por
la curvatura de flexión que realiza el tendón. Una reparación bajo una carga
curvilínea es más débil que bajo una carga lineal. La fuerza de la reparación
disminuye progresivamente a medida que aumenta la curvatura, a mayor curvatura
del tendón, menor fuerza. Por lo tanto, cuando se realiza una flexión completa,
el tendón debe soportar una exigencia mayor y puede romperse o producirse una
brecha o una elongación del tendón. Por esta razón, debe evitarse el puño completo en las primeras semanas posteriores a la
cirugía. Por lo tanto, en el período posoperatorio temprano, es preferible
y más seguro el movimiento activo de
rango medio (puño medio o incompleto), ya que genera menor resistencia.5
Cao y
Tang investigaron cuánta resistencia genera el edema en el deslizamiento
tendinoso. El edema leve genera una fuerza adicional de 1,8 N y el edema
severo, una de 9 N. En consecuencia, cuando hay edema moderado o severo (7-9 N)
se debe retrasar el movimiento activo o permanecer en un programa de movilidad
pasiva.6
Luego de
analizar toda esta información decidiremos si el paciente es apto para
incluirlo dentro de un programa de movilidad activa temprana.
Antes de
comezar con un protocolo de movilidad activa, siempre haremos una movilización
pasiva digital, como se inicia en el protocolo Duran que moviliza cada
articulación de manera analítica y luego en conjunto (Figura 2). Se debe
realizar de forma lenta y sostener cada movimiento durante 10 segundos.
El
movimiento pasivo previo ayuda a disminuir el edema y la rigidez articular,
reduciendo al mínimo las adherencias peritendinosas, facilitando la
cicatrización del tendón, mejorando la vascularización y la fuerza ténsil.16
Para
lograr un mayor deslizamiento del tendón proximal a través de las poleas, los
ejercicios pasivos se deben complementar (siempre que sea posible) con
ejercicios tenodésicos de movimiento de muñeca o ejercicios de flexión activa
digital en rangos medios.
Strickland
y cols. desarrollaron el método Indiana que utiliza dos modelos de férula. Un
bloqueo dorsal y una férula con bisagra para permitir el movimiento tenodésico.
Con la férula tenodésica, el paciente realiza el ejercicio de colocar y
sostener (place and hold) en el cual
flexiona los dedos de manera pasiva, lleva la muñeca a extensión y debe
sostener el cierre de puño durante 5 segundos. Luego de 5 segundos, relaja la
contracción muscular, flexiona la muñeca y, de manera sinérgica, extiende los
dedos.17
En el
caso de contar solo con el bloqueo dorsal, dicho ejercicio se puede efectuar
fuera de la férula. Es aconsejable primero enseñarle al paciente cómo debe
realizarlo con la mano sana para experimentar y sentir el movimiento y, una vez
que lo comprende, llevarlo a cabo con la mano lesionada (Figura 3).
El método
Indiana favorece el deslizamiento tendinoso y una mayor excursión diferenciada
de los tendones, dando como resultado una disminución de las adherencias y
favoreciendo el movimiento digital sin poner en riesgo las suturas.
Higgins y
Lalonde emplean un protocolo de flexión activa de arco corto al que denominaron
Protocolo Saint John.18 Tang y Evans también utilizan el mismo principio que
permite al paciente realizar una flexión activa inicial de un cuarto, un tercio
o la mitad del puño, dentro del bloqueo dorsal. Se le debe explicar al paciente
que puede mover los dedos (de manera protegida), pero no usar la mano.
En las
primeras semanas, se contraindica la flexión digital activa extrema, ya que
sobrecarga los tendones reparados, con el riesgo de que se rompa la sutura. A
partir de la cuarta semana, el objetivo es lograr la flexión activa completa.5,19
Harris
propuso una alternativa para graduar la flexión. El paciente debe colocar los
cuatro dedos de la mano sana en la palma de la mano lesionada apoyando el
meñique en el pliegue palmar distal y los dedos perpendiculares al plano de la
palma. En la primera semana, el paciente flexiona los dedos hasta tocar el dedo
índice y luego avanza un dedo por semana hasta llegar a tocar la palma en la
cuarta semana.20,21
Para
lograr que el movimiento se inicie con la flexión de la articulación
interfalángica distal, van Strien introdujo una pequeña, pero muy importante
modificación a la técnica anterior. Sugirió que, al flexionar los dedos, el
paciente tiene que rascar el dorso del dedo de la mano sana, esto permite
observar el progreso semana a semana y favorece el deslizamiento de ambos
flexores.6,20,22
A las
cuatro semanas, el paciente puede quitarse la férula y comenzar con los
ejercicios de deslizamiento tendinoso.23
Más allá
de enfatizar en la flexión digital gradual, no debemos olvidarnos de la
extensión. Una manera de trabajarla es posicionando las articulaciones
metacarpofalángicas en flexión; sin embargo, Colditz asegura que podemos
trabajar la extensión activa completa con la muñeca en neutro, de manera
segura, gracias a la acción protectora de los lumbricales. Los lumbricales
contribuyen a la extensión de las articulaciones interfalángicas al disminuir
la tensión del flexor profundo, por lo cual no se pone en tensión la sutura del
tendón flexor reparado.24
La
cantidad de repeticiones sugeridas de cada ejercicio varía entre los diferentes
autores. Aproximadamente deben realizarse de cuatro a cinco veces por día, de
10 a 30 repeticiones de movimientos pasivos y de 20 a 30 repeticiones de
activos.
¿De qué manera intervenir ante la formación de
adherencias?
Para
evaluar la eficacia del tratamiento o realizar algún tipo de modificación,
debemos tener en cuenta el edema y el rango de movilidad, sesión a sesión.
Clínicamente se puede detectar la formación de adherencias sobre la base de la
discrepancia entre el rango activo y el pasivo de movilidad, donde la movilidad
pasiva es mayor que la activa. Groth ideó un modelo para identificar la óptima
aplicación de fuerza y graduar la carga con ejercicios progresivos, evaluando
la gravedad de las adherencias y la respuesta al tratamiento. Propuso una
pirámide de ocho ejercicios, donde los que implican menor fuerza ténsil se
ubican en la base. Tras identificar un retraso de la flexión activa se progresa
al siguiente escalón de la pirámide.25
Entre la
cuarta y la quinta semana del posoperatorio, hay un aumento notable en la
fuerza de reparación del tendón, por lo que se inician los ejercicos de
deslizamiento tendinoso. Al realizar el puño gancho, se genera una mayor
excursión entre ambos flexores. Entre la quinta y la sexta semana, se pueden
incluir ejercicios de movilidad analítica o de bloqueo digital.
En caso
de contracturas en flexión, a partir de las seis semanas, se indican férulas de
uso nocturno y también ejercicios pasivos y de elongación.
El uso
del bloqueo dorsal, en general, se suspende entre la quinta y la sexta semana
posquirúrgica, aunque se contraindican las actividades de fuerza.
Después
de las seis semanas, se inician los ejercicios de fortalecimiento gradual.7,11,23
Consideraciones finales
En la
actualidad, la tendencia es utilizar un protocolo de movilidad activa temprana
luego de una sutura de tendones flexores, pero es preciso tener en cuenta
varios aspectos en el momento de la rehabilitación. El movimiento activo
temprano se llevará a cabo siempre que la reparación sea sólida y el paciente
cumpla con el programa de rehabilitación. Debemos evaluar al paciente sesión a
sesión para diseñar un protocolo a medida según sus necesidades.
El
resultado final satisfactorio se logrará por la combinación exitosa del trabajo
en equipo, sumado a una correcta técnica quirúrgica, un óptimo protocolo de
rehabilitación, y la cooperación y el cumplimiento del paciente. No existe un
protocolo ideal, existe un buen trabajo en equipo y a eso debemos apuntar.
Bibliografía
1.
Wu YF, Tang JB. Tendon healing, edema, and resistance
to flexor tendon gliding: clinical implications. Hand Clin 2013;29(2):167-78. https://doi.org/10.1016/j.hcl.2013.02.002
2.
Amadio PC. Friction of the gliding surface:
implications for tendon surgery and rehabilitation. J Hand
Ther
2005;18(2):112-9. https://doi.org/10.1197/j.jht.2005.02.005
3. Evans RB. Managing the
injured tendon: current concepts. J Hand
Ther 2012;25(2):173-89. https://doi.org/10.1016/j.jht.2011.10.004
4.
Hsiao PC, Yang SY, Ho CH, Chou W, Lu RL. The benefit
of early rehabilitation following tendon repair of the hand: a population-based
claims database analysis. J Hand Ther 2015;28(1):20-5. https://doi.org/10.1016/j.jht.2014.09.005
5. Tang JB. Flexor tendon
injuries. Clin Plast Surg
2019;46(3):295-306. https://doi.org/10.1016/j.cps.2019.02.003
6.
Skirven T, Osterman A, Fedorczyk J, Amadio P,
Feldscher S, Shin E. Therapy techniques. En: Rehabilitation of the hand
and upper extremity. 7th ed. Philadelphia: Elsevier; 2020:1393-478.
7.
Colditz J. Regaining flexor tendon glide within zone
2. HandLab 2016;40:1-2. Disponible en: https://bracelab.com/clinicians-classroom/regaining-flexor-tendon-glide-within-zone-2
8.
Giesen T, Reissner L, Besmens I, Politikou O, Calcagni
M. Flexor tendon repair in the hand with the M-Tang technique (without
peripheral sutures), pulley division, and early active motion. J Hand Surg Eur 2018;43(5):474-9. https://doi.org/10.1177/1753193418758269
9.
Athlani L, Detammaecker R, Touillet A, Dautel G,
Foisneau A. Effect of different positions of splinting on flexor tendon
relaxation: a cadaver study. J Hand Surg Eur 2019;44(8):833-7. https://doi.org/10.1177/1753193419865123
10.
Savage R. The influence of wrist position on the
minimum force required for active movement of the interphalangeal joints. J Hand Surg Br 1988;13(3):261-8. https://doi.org/10.1016/0266-7681(88)90082-4
11.
Peck FH, Roe AH, Ng CY, Duff C, McGrouther DA, Lees
VC. The Manchester short splint: a change to splinting practice in the
rehabilitation of zone II flexor tendon repairs. J Hand
Ther
2014;19(2):47-53. https://doi.org/10.1177/1758998314533306
11.
Woythal L, Holmer P, Brorson S. Splints, with or
without wrist immobilization, following surgical repair of flexor tendon
lesions of the hand: a systematic review. Hand Surg
Rehabil
2019;38(4):217-22. https://doi.org/10.1016/j.hansur.2019.05.004
12.
Klifto CS, Bookman J, Paksima N. Postsurgical
rehabilitation of flexor tendon injuries. J Hand
Surg Am
2019;44(8):680-6. https://doi.org/10.1016/j.jhsa.2019.02.010
13.
Venkatramani H, Varadharajan, Bhardwaj P, Vallurupalli A, Sabapathy R.
Flexor tendon injuries. J Clin Orthop
Trauma 2019;10(5):853-61. https://doi.org/10.1016/j.jcot.2019.08.005
14.
Chang M, Lim Z, Wong Y, Tay S. A review of cyclic
testing protocols for flexor tendon repairs. Clin
Biomech
2019;62:42-9. https://doi.org/10.1016/j.clinbiomech.2018.12.007
15.
Vucekovich K, Gallardo G, Fiala K. Rehabilitation
after flexor tendon repair, reconstruction, and tenolysis. Hand Clin 2005;21(2):257-65. https://doi.org/10.1016/j.hcl.2004.11.006
16. Strickland JW, Schmidt CC.
Repair of flexor digitorum profundus lacerations: The Indiana method. Op Tech Orthop 1998;8(2):73-80. https://doi.org/10.1016/S1048-6666(98)80004-9
17.
Higgins A, Lalonde D. Flexor tendon repair
postoperative rehabilitation: the Saint John Protocol. Plast Reconstr Surg Global Open 2016;4(11):e1134. https://doi.org/10.1097/GOX.0000000000001134
18.
Tang JB, Zhou X, Pan Z, Qing J, Gong K, Chen J. Strong
digital flexor tendon repair, extension-flexion test, and early active flexion:
experience in 300 tendons. Hand Clin 2017;33(3):455-63. https://doi.org/10.1016/j.hcl.2017.04.012
20.
Tang JB, Amadio P, Guimberteau JC, Chang J. Clinical
primary flexor tendon repair and rehabilitation. En: Tendon
surgery of the hand. Philadelphia:
Elsevier; 2012:116-8.
21.
Giesen T, Calcagni M, Elliot D. Primary flexor tendon
repair with early active motion: experience in Europe. Hand Clin 2017;33(3):465-72. https://doi.org/10.1016/j.hcl.2017.03.001
22.
Colditz J. Protecting flexor tendon repairs. HandLab 2017;43:1-2. Disponible en: https://bracelab.com/clinicians-classroom/protecting-flexor-tendon-repairs
23. Morrell NT, Hulvey A,
Elsinger J, Zhang G, Shafritz AB. Team approach: repair and rehabilitation
following flexor tendon lacerations. J
Bone Joint Surg Rev 2017;5(1):1-7. https://doi.org/10.2106/JBJS.RVW.16.00013
24.
Colditz J. Protective action of the lumbrical muscle
to a healing flexor tendon repair during active finger extension. HandLab 2015;36:1-2. Disponible en: https://bracelab.com/media/magefan_blog/New/CP36-Lumbrical-Muscle-Healing-Flexor-Tendon-Repair-During-Active-Finger-Extension.pdf
25.
Groth GN. Pyramid of progressive force exercises to
the injured flexor tendon. J Hand Ther 2004;17(1):31-42.
https://doi.org/10.1197/j.jht.2003.10.005
Recibido el 16-4-2021. Aceptado luego de la
evaluación el 24-4-2021 • Lic. T. O.
Jimena Ortiz • ortiz.jimena@hotmail.com • https://orcid.org/0000-0001-9796-4487
Cómo citar este
artículo: Ortiz J.
Rehabilitación de los tendones flexores en la zona II. ¿Qué aspectos debemos
tener en cuenta a la hora de abordar a los pacientes? Revisión bibliográfica. Rev Asoc Argent Ortop Traumatol
2021;86(5):696-704. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.5.1346
Información del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.5.1346
Fecha de publicación: Octubre, 2021
Conflicto de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
Copyright: © 2021, Revista de la
Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
Licencia: Este artículo está bajo una
Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Compartir Obras Derivadas
Igual 4.0 Internacional. (CC-BY-NC-SA 4.0)