INVESTIGACIÓN CLÍNICA
¿Qué
factores hacen fallar un reimplante de cadera luego de una revisión en dos
tiempos?
Gonzalo García-Barreiro,* Pablo Slullitel,* José Oñativia,** Gerardo Zanotti,* Fernando Comba,* Francisco Piccaluga,* Martín Buttaro*
*Centro de Cadera “Sir John Charnley”,
Instituto de Ortopedia y Traumatología “Prof. Dr. Carlos E. Ottolenghi”,
Hospital Italiano de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
**Sanatorio del Norte, San Miguel de Tucumán, Tucumán,
Argentina
Resumen
Introducción: El objetivo del estudio fue analizar la
supervivencia sin recurrencia de infección en pacientes con reemplazo total de
cadera tratados con revisión en dos tiempos, valorando el impacto del cultivo intraoperatorio y la congelación positiva en el reimplante.
Materiales y Métodos: Estudio retrospectivo de 96 casos con infección periprotésica crónica, según los criterios de la MusculoSkeletal Infection
Society, sometidos a los dos tiempos quirúrgicos
en nuestra institución, entre 2008 y 2013. El seguimiento promedio fue 90
meses. La falla séptica se definió sobre la base de un consenso tipo Delphi
modificado. La supervivencia sin falla séptica se definió sobre la base del
estimador de Kaplan-Meier. Se compararon los
resultados de supervivencia en función del cultivo intraoperatorio
y de los estudios de anatomía patológica por congelación mediante la prueba del
orden logarítmico. Resultados: La supervivencia sin falla séptica fue
del 82,65% a los 2 años (IC95% 73,25-88,99%), 80,40% a los 5 años (IC95%
70,70-87,17%) y 77,32% a 6-10 años (IC95% 66,90-84,33%). Hubo
significativamente más fallas en los pacientes con un cultivo positivo en el
reimplante que en aquellos con un cultivo negativo (prueba del orden
logarítmico, p = 0,0208), y en quienes tuvieron un estudio anatomopatológico
por congelación positivo en el reimplante que en aquellos con un resultado
negativo (prueba del orden logarítmico, p = 0,0154). Conclusiones: Los
reimplantes sin recurrencias infecciosas por, al menos, 6 años tuvieron un riesgo
de falla séptica muy bajo. Cuando se detectó un cultivo o una congelación
positivos, la falla séptica fue significativamente mayor.
Palabras clave: Infección periprotésica;
reemplazo total de cadera; revisión en dos tiempos.
Nivel de Evidencia: IV
What Factors Cause Hip Reimplantation to Fail
after a Two-Stage Revision Hip Arthroplasty?
Abstract
Background: We analyzed the survivorship
free-from-septic failure in a series of THA cases treated with a two-stage
protocol at long-term follow-up, with a special focus on the relevance of
positive frozen section and positive intraoperative culture taken during the reimplantation. Materials
and Methods: We retrospectively reviewed data from 96 cases who met the
Musculoskeletal Infection Society criteria for periprosthetic
joint infection and who had undergone both stages of a two-stage protocol at
our institution between 2008-2013. Mean follow-up was 90 months. Treatment
failure was determined with a modified Delphi-based consensus definition.
Kaplan-Meier estimate was used to determine survivorship free-from-septic
failure. Log-Rank test was used to compare variables associated with septic
failure. Results: Survival
free-from-septic failure was 82.65% at 2 years (95%CI 73.25%-88.99%), 80.40% at
5 years (95%CI 70.70%-87.17%) and 77.32% at 6-10 years (95%CI 66.90%-84.33%).
Patients with a positive culture at reimplantation
had significantly more septic failures than those without it (Log-Rank test,
p=0.0208), while patients with a positive frozen section at reimplantation
had significantly more septic failures than those without it (Log-Rank test,
p=0.0154). Conclusions: Reimplantations that remained at least 6 years without
septic recurrences had a very low risk of further septic failure. Both positive
frozen section and intraoperative culture at reimplantation
were risk factors for septic failure.
Keywords: Periprosthetic
joint infection; total hip replacement; two-stage revision surgery.
Level of Evidence: IV
Introducción
A pesar de que se conoce más sobre el manejo de la
infección periprotésica (IPP), la tasa de
erradicación no ha cambiado en los últimos 20 años.1 Considerando
que la expectativa de vida está en aumento, con un incremento sustancial en la
demanda de reemplazos totales de cadera, un incremento concomitante en la
incidencia proyectada de IPP significaría un problema epidemiológico grave,
dados los costos en salud absorbidos por los pacientes y los sistemas
sanitarios.2 La revisión en dos tiempos, en la cual la extracción y
el reimplante de los componentes están separados por un tiempo con un
espaciador de cemento con antibióticos, es considerada el patrón de referencia
histórico para el tratamiento de la IPP.3
La tasa de éxito con este protocolo oscila entre el 65% y
el 90%,4,5 lo que muestra una amplia variabilidad en los resultados. Esto ha
generado incertidumbre a la hora de entender mejor las indicaciones de revisión
en dos tiempos e imprecisión en las herramientas de análisis de la eficacia del
tratamiento.6
En la actualidad, no se dispone de parámetros clínicos o
de laboratorio que permitan descartar la persistencia de la IPP antes del
reimplante. En un intento de mejorar los resultados del tratamiento de la IPP
con un protocolo en dos tiempos, varios estudios se han focalizado en detectar
factores de riesgo de reinfección luego del reimplante, que incluyen variables
demográficas,7 quirúrgicas8 y de laboratorio.9
Así, el rol de las secciones por congelación de anatomía patológica o de los
cultivos (ya sea tomados previamente o durante el segundo tiempo) también ha
sido ampliamente estudiado, pero sigue siendo un tema controvertido.10,11
Por lo tanto, la indicación de proceder con el segundo tiempo varía según cada
cirujano e institución.
El objetivo de este estudio fue determinar la
supervivencia sin falla séptica en una serie de pacientes con reemplazo total
de cadera sometidos a una revisión en dos tiempos, valorando el impacto de un
cultivo intraoperatorio o un estudio anatomopatológico por congelación positivos.
Materiales y Métodos
Se llevó a cabo un estudio retrospectivo de una serie
consecutiva de 247 casos con IPP crónica sometidos a una revisión en nuestra
institución, entre 2008 y 2013. Durante este período, 97 casos fueron tratados
con un protocolo estricto de revisión en un tiempo, 30 fueron tratados con
artroplastia por resección y 120 con una revisión en dos tiempos. Solo se
incluyeron pacientes >18 años que fueron operados en dos tiempos, en nuestra
institución. Se excluyó a 10 pacientes, porque no estaban aptos clínicamente
para el reimplante (y permanecieron crónicamente con un espaciador) y a 13 que
se perdieron en el seguimiento o que no tenían datos completos de laboratorio.
La población final del estudio incluyó 96 caderas (94
pacientes) con IPP crónica, de los cuales ocho habían tenido la cirugía
primaria en nuestra institución, mientras que 88 habían sido derivados de otros
centros. Se consideró como crónica a aquella IPP con una duración de los
síntomas de, al menos, 6 semanas. El diagnóstico de IPP se efectuó sobre la
base de los criterios de la MusculoSkeletal Infection Society (MSIS), con
1 criterio mayor o, al menos, 3 de 5 menores.12 La información sobre
el tratamiento quirúrgico antes de la derivación institucional fue conseguida
mediante el registro digital de la historia clínica externa.
La edad promedio en el momento del primer tiempo
quirúrgico era de 63 ± 12 años (Tabla 1). La serie incluyó 59 mujeres y 37
hombres, con un índice de masa corporal promedio de 32 ± 5 kg/m2. La mayoría
tenía una escala de la American Society of Anesthesiologists
(ASA) grado 3 (58 pacientes [60%]). Las medianas de proteína C reactiva (PCR)
serológica, velocidad de eritrosedimentación y
glóbulos blancos se muestran en la Tabla 1. Siete pacientes (7%) murieron luego
de los primeros dos años de seguimiento, no se produjo ninguna muerte antes de
esa fecha. Todos fallecieron por causas no relacionadas con la IPP. El
seguimiento promedio de la serie fue de 90 ± 32 meses.
Procedimiento quirúrgico
La indicación de revisión en dos tiempos incluyó, al menos,
dos de los siguientes factores: 1) confirmación de la IPP crónica con los
criterios de la MSIS,12 2) pacientes funcionalmente activos, con una marcha
preoperatoria independiente o con mínima asistencia, 3) presencia de fístula.
En todos los casos, se utilizó un abordaje posterior en un quirófano con flujo
laminar. Las cirugías estuvieron a cargo de uno de tres cirujanos especialistas
en cadera. La profilaxis antibiótica preoperatoria dependió del germen aislado
antes de la cirugía, si estuviere disponible; de lo contrario, se administró cefazolina 2 g por vía intravenosa. A todos se les
administró una dosis preoperatoria de 1000 mg de ácido tranexámico,
y se agregó una dosis suplementaria de 1000 mg al cierre.
El primer tiempo consistió en la extracción, el
desbridamiento periarticular profuso y la inserción
de un espaciador de polimetilmetacrilato cargado con
antibióticos. Para lograr una adecuada extracción del implante, se utilizó una
osteotomía trocantérica extendida en 16 casos (17%).
En 68 casos (70%), el implante, la interfase y el
cemento (si hubiere) se removieron sin ningún tipo de osteotomía (Tabla 2). Se
reportó una congelación intraoperatoria con
inflamación aguda (positiva) en 86 casos (90%). Desde diciembre de 2011, se
empezó a medir la PCR sinovial, utilizando un valor de corte de 9,5 mg/dl.13
En esta serie, se analizó solo en 19 casos durante el primer tiempo y el valor
promedio fue de 16 ± 6,5 mg/dl.
Se usaron espaciadores no articulados en 62 casos (64%)
con vancomicina para gérmenes grampositivos y gentamicina/ceftazidima para
gramnegativos. El microorganismo más frecuente fue Staphylococcus coagulasa negativo (25%). En 10% de los casos, el cultivo
fue negativo (Tabla 2).
Los defectos óseos acetabulares
y femorales se clasificaron durante el primer tiempo (Tabla 2).14
Luego del espaciador, los pacientes recibieron antibioticoterapia
por vía intravenosa por un tiempo promedio de 11 ± 4 semanas. La prescripción
antibiótica dependió del germen aislado; los pacientes con infecciones con
cultivo negativo recibieron tratamiento de amplio espectro (vancomicina 15
mg/kg, cada 12 h más ceftazidima 2 g, cada 8 h o meropenem 1 g, cada 8 h).
La mediana entre el primero y el segundo tiempo
quirúrgico fue de 97 días (rango [RIC] intercuartílico
72-183). Esta variabilidad dependió de muchos factores, pero sobre todo de la
autorización de los prestadores sociales. No se efectuó ninguna cirugía entre
el primero y el segundo tiempo. Todos los reimplantes se realizaron con un
período sin antibióticos de, al menos, dos semanas. El reimplante se efectuó a
través de la misma incisión (Tabla 3).
La reconstrucción acetabular
más frecuente fue con una copa primaria no cementada multiporosa
(45 casos [46%]), mientras que la femoral más habitual fue con un tallo
modular, cónico de fijación distal (29 casos [30%]).
Muestras intraoperatorias
obtenidas durante el reimplante
Luego de extraer el espaciador, se obtuvieron, al menos,
seis muestras para congelación y cultivo. Las muestras comprendieron diversos tipos
de tejido (hueso en contacto con cemento, membrana sinovial, cápsula, interfase, fluido articular) y las localizaciones fueron no
estandarizadas, pero incluyeron, como mínimo, tres de la región acetabular y tres de la femoral. El valor de corte para la
congelación fue como mínimo 5 polimorfonucleares en
cada uno de, por lo menos, 10 campos de 400 de aumento.15
Seguimiento
Los pacientes fueron controlados a los 15 y 45 días, a
los 3 meses, al año y, cada 2 años, de allí en más. El seguimiento funcional y
radiológico estuvo a cargo de un ortopedista especializado y el seguimiento de
laboratorio, de un infectólogo. Se realizó un
análisis serológico en cada control, que incluyó PCR y eritrosedimentación.
La antibioticoterapia después del reimplante duró entre
6 y 8 semanas. Los pacientes que tuvieron, al menos, un cultivo intraoperatorio positivo o presentaron inflamación aguda en
la congelación del reimplante, aquellos sin una curva descendente de la eritrosedimentación y la PCR en el primer mes posoperatorio
o los inmunocomprometidos recibieron antibioticoterapia
extendida por un período variable, según el criterio del infectólogo
y la evolución de la IPP.
Variables de resultado
Se midió el éxito de la revisión en dos tiempos
definiendo a la falla séptica después del reimplante sobre la base de los
criterios del consenso internacional tipo Delphi.16 Esto incluyó
parámetros clínicos (herida cerrada, sin signos de inflamación o drenaje) y
quirúrgicos (cualquier cirugía efectuada por sospecha de infección) o la muerte
relacionada con la IPP (es decir, sepsis). Al igual que Akgün
y cols., también se consideró como falla séptica si el paciente había recibido antibioticoterapia supresora >6 meses.17
Análisis estadístico
Las variables continuas se expresaron como mediana y RIC
o promedio y desviación estándar; y las variables categóricas, como porcentaje
y frecuencia absoluta. La supervivencia sin falla séptica se calculó sobre la
base del estimador de Kaplan-Meier. Se compararon los
resultados de supervivencia en función del cultivo intraoperatorio
y del estudio anatomopatológico por congelación
mediante la prueba del orden logarítmico (log-rank test). Se consideró estadísticamente significativo
un valor p <0,05. Los análisis se efectuaron con el programa Stata 14 (Stata Corp., College Station, Texas, EE.UU.).
Resultados
Se hallaron 21 fallas sépticas al final del seguimiento.
La supervivencia sin falla séptica (Figura 1) fue del 89,17% al año (IC95%
90,81-94,02%; tasa de mortalidad 3,12%), 82,65% a los 2 años (IC95%
73,25-88,99%; tasa de mortalidad 4,5%), 80,40% a los 5 años (IC95%
70,70-87,17%; tasa de mortalidad 6,25%) y 77,32% a los 6-10 años (IC95%
66,90-84,33%; tasa de mortalidad 7,29%).
Cinco de siete casos con un cultivo intraoperatorio positivo y 18 de 89 casos sin cultivos
positivos tuvieron fallas sépticas. El tiempo promedio hasta la falla séptica
en cada grupo fue de 8.8 ± 9.8 y 20 ± 24.5 meses, respectivamente. De igual
manera, hubo fallas sépticas en 8 de 17 casos con congelación positiva y en 15
de 79 sin ella. El tiempo promedio hasta la falla séptica en cada grupo fue de
13.6 ± 14.8 y 18.5 ± 25.4 meses, respectivamente.
Al comparar la supervivencia sin falla séptica entre
aquellos con un cultivo positivo y sin cultivo positivo en el reimplante, hubo
significativamente más fallas en los primeros al final del seguimiento (prueba
del orden logarítmico, p = 0,0208), como se muestra en la Figura 2.
Igualmente, al comparar la supervivencia sin falla
séptica entre aquellos con un estudio anatomopatológico
por congelación positivo y sin un resultado positivo en el reimplante, hubo
significativamente más fallas en los primeros al final del seguimiento (prueba
del orden logarítmico, p = 0,0154), como se muestra en la Figura 3.
Discusión
Diversos factores (dependientes del huésped, del médico,
del germen y de la sociedad) pueden alterar la evolución natural de la IPP
derivando en una falla terapéutica. En esta serie, la mayoría de las fallas
sépticas ocurrieron en los primeros 6 años de seguimiento después del
reimplante. Así, un reimplante que alcanzó el punto de referencia de 6 años sin
ninguna reoperación por infección, tuvo muy baja
probabilidad de sufrir una falla séptica en el futuro. Estos resultados
concuerdan con hallazgos previos que midieron la incidencia acumulada de IPP en
hasta 15 años de seguimiento.18
Se ha comunicado escasos datos sobre los resultados a más
de 5 años del reimplante, dado que las IPP recidivan,
por lo general, en los primeros dos años; sin embargo, creemos que estos
pacientes deben ser controlados, como mínimo, 5 o 6 años para considerar a una
IPP como realmente “curada”.
Nuestro estudio no estuvo exento de limitaciones.
Primero, la naturaleza retrospectiva y la baja cantidad de pacientes se
correlacionaron con la imposibilidad de generar un análisis de supervivencia
más apropiado. No obstante, nuestra indicación de revisión en dos tiempos ha
sido estricta y reproducible, con un bajo número de casos perdidos en el
seguimiento y con un seguimiento promedio de 7.5 años, más prolongado que en
muchos estudios similares.19 Segundo, no se ha evaluado el estado
clínico de los pacientes. Se han descrito diversos puntajes (Western Ontario and McMaster
Universities Osteoarthritis
Index [WOMAC], University of California Los Angeles Index [UCLA], modified Harris Hip
Score [mHHS]) para medir la funcionalidad de las
revisiones en uno y dos tiempos.
Tercero, el criterio para definir una falla séptica incluyó la antibioticoterapia supresora, y este hecho podría alterar
el análisis de supervivencia. Dado que la antibioticoterapia
supresora puede “estirar” la vida de un reimplante,20 el criterio
del consenso tipo Delphi16 modificado que usamos puede hacer
malinterpretar los resultados. No está completamente claro si los pacientes con
terapia supresora deberían ser considerados fallas o bien parte de una
estrategia terapéutica ideada para prevenir reintervenciones
futuras.6
La evidencia actual es controvertida con respecto al
significado clínico de una congelación o un cultivo intraoperatorio
positivos en el reimplante. En 2018, el International
Consensus Meeting para el tratamiento de las IPP
resolvió que existe evidencia limitada (consenso débil) para utilizar la
congelación intraoperatoria para la toma de
decisiones en el reimplante.21 Se ha demostrado que la congelación
es altamente específica, pero poco sensible para detectar la persistencia de
IPP,10,11 por lo que es poco fiable. Asimismo, es un estudio
dependiente del patólogo, no está disponible en varios centros por ser costosa
en nuestro medio y sus valores de corte varían según las diversas
instituciones. La congelación es un estudio que podría guiar hacia un
reimplante seguro, a diferencia de los parámetros serológicos o sinoviales que
son ineficaces en presencia de un espaciador.9
La validez de los criterios MSIS para su uso en los
reimplantes no es clara. Tener dos cultivos positivos del mismo germen es un
criterio mayor para diagnosticar IPP,12 pero el poder diagnóstico de
los cultivos entre las dos etapas del tratamiento (es decir, con el espaciador)
es limitado por dos razones. Primero, la presencia de un espaciador afecta la
sensibilidad de los cultivos si se tomaran como una biopsia aspirativa
antes de la cirugía. Los resultados falsos negativos, reportados hasta casi en
un 15-25%, pueden subestimar la persistencia de la IPP.22 Segundo,
los cultivos intraoperatorios solo están disponibles
luego del reimplante, y las técnicas de tinción de Gram aisladas también tienen
muy poca sensibilidad.23 Sin embargo, los cultivos sí pueden predecir
fallas sépticas. Akgün y cols.17
comunicaron una tasa de falla más alta en casos con un único cultivo positivo,
y sugieren, al igual que en nuestro estudio, antibioticoterapia
extendida en esos casos.
Este hecho invoca a técnicas más eficientes de
tipificación bacteriana antes del reimplante. La sonicación
y el secuenciamiento genético de última generación
podrían llegar a optimizar el poder de identificación bacteriana, pero la
evidencia sobre ellos es muy controvertida como para indicarlos en forma
rutinaria. La prueba ADNr 16s que combina reacción en
cadera de la polimerasa con flujo lateral inmunocromatográfico
se ha propuesto como un método intraoperatorio
novedoso para aislar bacterias en tan solo 25 minutos.24,25 Sin
embargo, su uso no está disponible en todo el mundo y aún resta probar su
costo-efectividad.
Conclusiones
No se ha descrito superioridad alguna de un parámetro
sobre otro a la hora de predecir el momento ideal para reimplantar. En la toma
de decisiones, se deberían contemplar diversos factores, inclusive signos y
síntomas, adherencia y respuesta al tratamiento antibiótico, y resultados de
laboratorio serológico, sinovial y de anatomía patológica. En definitiva, este
estudio demostró que los estudios de anatomía patológica por congelación
positivos y un cultivo intraoperatorio positivo se
asociaron a recurrencia de la IPP a mediano y largo plazo. Mientras que la
congelación puede utilizarse como un parámetro válido para diferir un
reimplante y sugerir una reindicación del primer tiempo,
el cultivo tiene, por lo pronto, solo un valor pronóstico. Finalmente, nuestros
resultados de supervivencia sugieren que si un
reimplante permanece, al menos, 6 años sin recurrencias infecciosas, el riesgo
de falla séptica futura es bajo.
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ORCID de P. Slullitel:
https://orcid.org/0000-0002-8957-075X
ORCID de J. Oñativia: https://orcid.org/0000-0001-8534-5101
ORCID de G. Zanotti: https://orcid.org/0000-0001-8090-4832
ORCID de F. Comba: https://orcid.org/0000-0002-2848-2983
ORCID de F. Piccaluga: https://orcid.org/0000-0002-9887-4886
ORCID de M. Buttaro: https://orcid.org/0000-0003-3329-778X
Recibido el 27-2-2021. Aceptado luego de la evaluación el 26-6-2021 • Dr. Gonzalo García-Barreiro • gonzalog.garcia@hiba.org.ar • https://orcid.org/0000-0002-2729-3961
Cómo citar este artículo: García-Barreiro G, Slullitel P, Oñativia J, Zanotti
G, Comba F, Piccaluga F, Buttaro
M. ¿Qué factores hacen fallar un reimplante de cadera luego de una revisión en
dos tiempos? Rev Asoc Argent Ortop Traumatol
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Información
del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.4.1325
Fecha de
publicación: Agosto, 2021
Conflicto
de intereses: Los
autores no declaran conflictos de intereses.
Copyright: © 2021,
Revista de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
Licencia: Este
artículo está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Compartir Obras Derivadas
Igual 4.0 Internacional. (CC-BY-NC-SA 4.0)