PRESENTACIÓN DE CASOS
Variantes quirúrgicas en el tratamiento de la desinserción proximal de isquiotibiales. Reporte de cuatro casos tratados con
cirugía
Franco L. De Cicco, Fernando Holc, Javier E. Sánchez Saba,
Danilo Taype Zamboni, Jorge D. Barla,
Carlos F. Sancineto, Guido Carabelli
Sector de Trauma, Instituto de Ortopedia y
Traumatología “Prof. Dr. Carlos E. Ottolenghi”,
Hospital Italiano de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
Resumen
Las lesiones por avulsión isquiática o rotura tendinosa
en la inserción proximal de los isquiotibiales son
infrecuentes. El abordaje terapéutico es diferente del de los desgarros. Se ha
comprobado ampliamente un mayor beneficio con el tratamiento quirúrgico y, dada
la baja frecuencia de este tipo de lesiones, son pocos los cirujanos
ortopédicos habituados tanto al diagnóstico como al procedimiento quirúrgico.
El objetivo de este estudio es reportar cuatro casos de pacientes con rotura insercional de isquiotibiales y
describir la técnica quirúrgica utilizada. Asimismo, se detallan las variantes
quirúrgicas y sus resultados.
Palabras clave: Isquiotibiales; reparación
quirúrgica; resultado funcional; deporte.
Nivel de Evidencia: IV
Surgical Variants in the Treatment of Proximal Hamstring
Avulsion
Abstract
Proximal tendon avulsion of the
hamstring insertion is a rare entity. The therapeutic approach is different in
contrast to the treatment in common muscle tears. The greater benefit of
surgical treatment has been widely verified in the literature, and given the
low frequency of this type of injury, few orthopedic surgeons are used to both
diagnosis and surgical procedures in this anatomical region. The aim of this
article is to report four patients with insertional hamstring rupture and
describe the surgical technique used in each case. We present the surgical
variants as well as the outcomes achieved.
Keywords: Hamstrings;
surgical treatment; functional outcome; sports.
Level of Evidence: IV
Introducción
La lesión muscular de los isquiotibiales
constituye una de las lesiones más frecuentes en deportistas.1,2 No
obstante, la avulsión isquiática o rotura tendinosa en su inserción proximal es
infrecuente, tiene una incidencia inferior al 5% de todas las lesiones
deportivas.3,4
El abordaje terapéutico es diferente, la
tendencia en los desgarros es hacia el tratamiento conservador, en tanto que,
para la rotura insercional de isquiotibiales,
se ha comprobado ampliamente el mayor beneficio del tratamiento quirúrgico.5-8
Dada la baja frecuencia de este tipo de lesiones, son pocos los cirujanos
ortopédicos habituados a los procedimientos quirúrgicos en dicha región
anatómica.9
Las complicaciones de no tratar una rotura insercional de isquiotibiales
abarcan desde el dolor crónico,10 la pérdida funcional deportiva significativa4,11
hasta la irritación del nervio ciático.10 Esto último debido a
la íntima relación de dicha masa muscular con este nervio, en
donde, al retraerse las fibras musculares, se produce una fibrosis que podría
irritarlo, causando así un “síndrome isquiotibial”,
diagnóstico diferencial dentro de las ciatalgias.12
El objetivo de este artículo es comunicar
cuatro casos de pacientes con rotura insercional de isquiotibiales y describir la técnica quirúrgica utilizada
con sus variantes. Se exponen los resultados obtenidos a largo plazo.
Casos clínicos
Caso 1
Hombre de 44 años, sin antecedentes
patológicos, deportista recreativo quien, durante un partido de fútbol, siente
un dolor súbito en el muslo derecho tras una barrida en el campo de juego.
Mediante una ecografía, se le diagnostica una disrupción fibrilar en relación
con el músculo semitendinoso de 34 mm, con hematoma adyacente de 21 mm. A los tres meses, vuelve a consultar por la
persistencia del dolor con limitación funcional sin déficit neurológico. Se
realiza una resonancia magnética (RM) que muestra una desinserción proximal de isquiotibiales con retracción de aproximadamente 50 mm. Se indica reparación quirúrgica.
Cirugía: Abordaje
longitudinal posterior de muslo. Reparación primaria con arpones del tendón
conjunto.
A los tres años, mediante un momento de
contracción excéntrica descargando peso en el trabajo, sufre una nueva dolencia
isquiática. La ecografía revela una lesión incompleta del músculo
semitendinoso. Se decide la reintervención.
Cirugía: Abordaje
longitudinal posterior extendido sobre la cicatriz previa. Se constata una
lesión del músculo semitendinoso en
la unión miotendinosa. Se realiza una liberación
proximal del músculo y se prepara la superficie de anclaje en el isquion. Dicho
anclaje se efectúa con dos arpones de 5 mm doble sutura. Con este medio se
realiza la sutura del cabo distal de la rotura miotendinosa
aproximándola hacia la entesis y el isquion,
generando, de esta manera, una recuperación de la tensión muscular.
Caso 2
Mujer de 54 años, sin antecedentes
patológicos, deportista recreativa quien, durante un partido de tenis, siente
un dolor súbito en el glúteo derecho posterior a un arranque en velocidad.
Consulta inmediatamente en la Guardia, donde se constata un hematoma extenso en
la cara posterior del muslo, dolor a la palpación del isquion sin brecha
visible o palpable. En las radiografías, no se observan lesiones óseas
asociadas. La ecografía muestra una rotura completa insercional
proximal de los tendones isquiotibiales derechos, con
retracción distal aproximada de 4 mm. La RM a los
cuatro días revela una desinserción tendinosa de 47 mm.
Se decide la resolución quirúrgica.
Cirugía: Abordaje
transversal sobre el pliegue glúteo. Reparación primaria con arpones del tendón
conjunto.
Caso 3
Mujer de 52 años, con antecedentes de colectomía total por cáncer de colon, sin enfermedad
residual. Consulta con diagnóstico de desinserción completa del tendón proximal
de isquiotibiales derechos. Había sufrido un trauma
deportivo indirecto una semana antes de la consulta. Tanto la ecografía musculoesquelética como la RM de muslo derecho informan una
retracción tendinosa hacia caudal de 6 cm. Se decide realizar un tratamiento
quirúrgico.
Cirugía: Abordaje
longitudinal posterior de muslo. Reparación primaria con arpones de ambos
tendones.
Caso 4
Mujer de 43 años, sin antecedentes
patológicos, maratonista, que sufre una caída desde su propia altura con el
miembro inferior derecho en extensión de rodilla y flexión de cadera. Consulta
por dolor posterior de muslo con irradiación a la pierna que se exacerba al
extender la rodilla. Se realiza una ecografía musculoesquelética
que muestra una rotura completa de la unión miotendinosa
proximal del semimembranoso y desgarro total del tendón conjunto. La RM de
muslo derecho muestra una retracción tendinosa hacia caudal de aproximadamente
6 cm (Figura 1). Se decide el tratamiento quirúrgico.
Cirugía: Abordaje
transversal sobre el pliegue glúteo. Reparación primaria con arpones del tendón
conjunto.
Se ubica al paciente en decúbito ventral
protegiendo las prominencias óseas. El abordaje depende de las características
del paciente. En personas delgadas y con lesiones agudas sin retracción
tendinosa, optamos por un abordaje en el pliegue glúteo (Figura 2A). Este
abordaje plantea dificultades para realizar la reinserción, pero es más
estético. En pacientes con gran panículo adiposo o casos crónicos con
retracción tendinosa, optamos por un abordaje posterior perpendicular al pliegue
glúteo con extensión distal de 12-15 cm (Casos 1 y 3) (Figura 2B).
En el plano profundo, se identifican,
mediante disección roma, el nervio ciático mayor, el isquion denudado de las
inserciones tendinosas y el cabo tendinoso desinsertado.
Se reseca la fibrosis hasta lograr un lecho adecuado en el isquion para la
colocación de los arpones. Se colocan entre dos y cinco arpones, según
necesidad, hasta lograr el apoyo del conjunto tendinoso sobre el hueso.
Recomendamos colocar, al menos, tres arpones en el isquion (distal, medio y
proximal). El más distal se sutura a 5 cm del cabo del conjunto tendinoso,
mientras que el más proximal, cercano al cabo tendinoso permitiendo la
aposición del tendón de manera equidistante sobre su inserción ósea. La sutura
tendinosa se realiza mediante la técnica de Krackow
(Figura 3). Se posiciona el miembro inferior en flexión de rodilla a 90° para
relajar las estructuras musculares del compartimento posterior.
Finalizada la reinserción tendinosa, se
procede al cierre por planos manteniendo la flexión de rodilla. Se debe
mantener esta posición en el posoperatorio mediante una férula.
Protocolo de
rehabilitación
En nuestra institución, el protocolo de
rehabilitación posoperatoria consistió en inmovilización con férula en flexión
de rodilla sin carga del miembro intervenido. Las primeras dos semanas a 90°,
la tercera y cuarta semanas a 60°, la quinta y sexta semanas a 45° con apoyo
parcial (Figura 4).
Según las recomendaciones publicadas, a las
seis semanas, se inicia la carga total con el miembro afectado.13
Tras las seis semanas, indicamos el retiro del inmovilizador y permitimos la
carga completa del miembro operado. Desde la sexta semana, comienza la
rehabilitación específica. Se indica comenzar con ejercicios de extensión y
flexión activa y pasiva de cadera y rodilla mediante ejercicios isotónicos y
ejercicios de cadena cerrada. Luego se continúa con ejercicios de cadena
abierta que permiten mejorar y comenzar a recuperar la fuerza.13
Cabe destacar que el fortalecimiento es un factor necesario no solo para la
rehabilitación, sino también para la prevención de la recidiva de la lesión.
A las 12 semanas,
se inicia la actividad deportiva protegida, sobre terrenos firmes y con marcha
lineal.
Resultados
No se registraron complicaciones intraoperatorias asociadas al procedimiento. Ningún
paciente tuvo complicaciones relacionadas con la herida ni tuvo que ser reintervenido antes de los 12 meses de la cirugía. No hubo
casos de dolor posoperatorio (escala analógica visual: 0/10).
El rango de movilidad del miembro comparado
con el contralateral fue completo. Todos los pacientes estuvieron satisfechos
con los resultados funcionales obtenidos al finalizar la rehabilitación. Si
bien ninguno era deportista de alto rendimiento, todos practicaban actividad
física recreativa (tenis y fútbol) más de cuatro veces por semana. Antes de los
ocho meses posteriores a la cirugía, retomaron la actividad deportiva. Tres de
los cuatro pacientes volvieron a practicar la actividad deportiva completa sin
déficit, como antes de la lesión. El seguimiento mínimo fue de dos años.
La masa muscular de los isquiotibiales
está comprendida por tres músculos, el semimembranoso, el semitendinoso y el
bíceps femoral con sus dos porciones (larga y corta). Se inserta a proximal en
el isquion por medio de dos tendones (Figura 5). Un tendón conjunto entre el
semitendinoso y la porción larga del bíceps femoral conforma una inserción
oval.9 Estos se separan en dos cabos individualizados
aproximadamente a 9 cm. Lateral a este complejo oval, se presenta la inserción
del tendón del semimembranoso de manera independiente. Lateral a las
inserciones de los isquiotibiales y a 5 cm hacia
proximal del borde distal del glúteo mayor, se encuentra el paquete vasculonervioso glúteo inferior. El nervio ciático debe
identificarse a 1,5 cm en promedio del reborde lateral de la tuberosidad
isquiática. Su función compromete dos articulaciones, la cadera y la rodilla.
El semitendinoso y el semimembranoso extienden la cadera cuando el tronco corporal
está fijo. Flexionan la rodilla e intrarrotan la
pierna cuando la rodilla se encuentra en flexión. La cabeza larga del bíceps
femoral extiende la cadera, al iniciar la marcha, y tanto la cabeza corta como
la larga flexionan la rodilla y extrarrotan la pierna
cuando la rodilla está en flexión.
Existen factores de riesgo para la producción
de lesiones proximales, entre ellos, las lesiones previas de los músculos isquiotibiales se exponen como el principal factor, también
la debilidad y la fatiga musculares, los desequilibrios musculares y las
disfunciones lumbopélvicas.14
Las lesiones resultan de un estiramiento
excesivo a nivel de la unión miotendinosa. Se generan
por contracciones con sobrecarga excéntrica, hiperflexión
de la cadera e hiperextensión de la rodilla. En cambio, los desgarros del
vientre muscular se producen por una contracción concéntrica, por ejemplo, en
un esprint.15
La principal indicación de estudios por
imágenes en las lesiones agudas de los músculos isquiotibiales
es el diagnóstico de roturas proximales de su inserción.
El alcance de las radiografías, si bien es
limitado, permite observar avulsiones óseas a nivel de la tuberosidad
isquiática. La tomografía computarizada ha quedado relegada por la RM y la
ecografía.16 Esta última, aunque no cuenta con la precisión de la
RM, su practicidad, bajo costo, la ausencia de contraindicaciones y de efectos
adversos la convierten en el método de referencia. Permite el análisis muscular
y tendinoso, sobre todo en lesiones superficiales, de manera estática y
dinámica. Tiene sus limitaciones para las lesiones leves con escaso líquido perilesional o en pacientes con mucho tejido corporal,
especialmente en la porción proximal del tendón, donde el músculo glúteo mayor
que es multifasciculado y graso dificulta la
visualización.16
La RM permite detectar desde las lesiones
sutiles a las más graves y delimitar su extensión, un factor de relevancia,
porque tiene implicancias en el tiempo de rehabilitación.17 En
lesiones agudas, las secuencias T2 o de supresión grasa (STIR) muestran
imágenes de alta intensidad como resultado del edema o la hemorragia que rodea
al músculo dañado. En tanto que, en las secuencias T1, se observan áreas de
intensidad intermedia que se confunden con la masa muscular. La rotura insercional de isquiotibiales
puede ser completa o afectar solo la porción del semimembranoso o al tendón
conjunto del semitendinoso y el bíceps femoral. En estas circunstancias,
encontraremos una discontinuidad entre el hueso y el tendón remanente (ya sea
parcial o completo) que estará rodeado de hematoma o líquido inflamatorio que
infiltra también al músculo, en grado variable, dándole un aspecto de “pluma”18.
Es primordial cuantificar la extensión de la
retracción del tendón cuando se opte por un tratamiento quirúrgico y sus
relaciones inmediatas con el nervio ciático.
Las lesiones pueden clasificarse según su
presentación clínica en tres grados: grado 1 (leve): estiramiento excesivo con
pérdida mínima de la integridad de la entesis; grado
2 (moderado): desinserción parcial y grado 3 (severo): rotura total de la
entesis.1
Wood y cols. propusieron una nueva
clasificación (Tabla) en la cual se divide a las lesiones en cinco estadios,
según su localización anatómica, el grado de desinserción (completa o
incompleta), el grado de retracción muscular y la presencia o no de irritación
del nervio ciático.18
La mayoría de estas lesiones responden al
tratamiento conservador con crioterapia, reposo, elongación y retorno gradual a
las actividades habituales. Pero, ante casos de desinserciones, se le da una
importancia principal al tratamiento quirúrgico1,10,15 en
deportistas que realizan carreras de velocidad y necesitan acciones musculares
explosivas.
Teniendo en cuenta lo expresado, son dos los
focos principales de atención frente a estas lesiones: el tipo de tratamiento
(quirúrgico vs. conservador) y cuándo realizarlo (agudo vs. crónico).
Históricamente, el tratamiento quirúrgico
para reparar lesiones de tendones isquiotibiales no
recibía gran atención. Con el tiempo, esto fue cambiando gracias al
entendimiento de las lesiones y el entrenamiento ortopédico.19 El
tratamiento conservador es la principal opción terapéutica frente a lesiones
parciales y en tendinopatías insercionales.10,15
Sin embargo, en atletas, los resultados no son óptimos, por ello se plantea el
tratamiento quirúrgico. Este se recomienda frente a lesiones de dos tendones y
desinserciones con retracciones >2 cm.4,15 La formación de tejido
cicatricial retraído puede inhibir la inervación del tejido de regeneración
muscular y reducir su contractilidad y rango de movilidad, así como también
irritar el nervio ciático ante la cicatrización perineural.
Se ha observado atrofia grasa en los márgenes del músculo avulsionado
y una reducción generalizada en el volume del músculo.20
Hofmann y cols. evaluaron
a pacientes que prefirieron un manejo conservador para las roturas proximales
completas de los isquiotibiales, y observaron
déficits en la fuerza del miembro afectado y fracaso en el retorno deportivo a
su nivel previo.11
En revisiones sistemáticas llevadas a cabo
por otros autores, se llegó a la conclusión de que la cirugía mejora los
resultados en cuanto al retorno deportivo, la fuerza y la resistencia.8,21,22
Piposar y cols. también
obtuvieron resultados funcionales positivos con una mejoría significativa al
comparar pacientes operados y con tratamiento conservador, excepto en la fuerza
donde no hallaron diferencias significativas.8,23
De todos modos, hay situaciones especiales,
entre ellas, las desinserciones parciales que suelen producirse por lesiones
repetitivas y crónicas. Tradicionalmente estas lesiones son de tratamiento
conservador y se indica la cirugía si no hay mejoría tras seis meses de
tratamiento no quirúrgico.8,23
En cuanto a la rehabilitación, la actividad
deportiva completa puede desarrollarse una vez que la funcionalidad del miembro
inferior alcanza un 80% comparada con la contralateral mediante un estudio isocinético. Además, se puede considerar el retorno al
deporte si no hay dolor, el paciente puede realizar las actividades deportivas
sin temor, se ha recuperado la fuerza y la elongación del músculo afectado y,
por último, si el paciente está en condiciones físicas y tiene la confianza
propia necesaria para concretar la actividad específica. En promedio, esto se
logra entre los 6 y los 10 meses posteriores a la cirugía.13,24
Por otro lado, Hofmann
y cols. describen que, en casos de tratamiento conservador, es necesaria la
rehabilitación por un lapso mínimo de 16 semanas antes del retorno al deporte.
En nuestra serie de casos, ningún paciente recibió tratamiento conservador.
Cabe destacar que, con el tratamiento conservador, los índices de satisfacción
reportados son bajos y un tercio de los pacientes son incapaces de volver a
realizar su actividad deportiva al nivel previo a la lesión.11
Respecto de cuándo realizar un procedimiento
quirúrgico, en algunos estudios, se sostiene que la cirugía en la etapa aguda
mejora la evolución de los pacientes con estas lesiones, determinada por la
fuerza, el dolor, el retorno al deporte y la satisfacción.22 En
cambio, hay otros autores que no hallaron diferencias relacionadas con el
momento de la cirugía.6
El estudio de Blakeney
y cols. apoya la recomendación de tratamiento quirúrgico, en estadio agudo.7,25
Sin embargo, consideran que se logran resultados favorables con la cirugía
tanto en las lesiones agudas como en las crónicas. El paciente del caso 1 es
fiel reflejo de ello.
Las diferencias en la técnica quirúrgica
entre las lesiones agudas y crónicas dependen principalmente de la retracción
tendinosa, la fibrosis alrededor de la lesión y la necesidad de aumento del
tendón remanente. Se ha descrito el uso de aloinjerto
de tendón de Aquiles o autoinjerto de fascia lata.6
Consideraciones
finales
La desinserción proximal de isquiotibiales es un cuadro de baja frecuencia y son muy
pocos los casos en la bibliografía nacional. El tratamiento quirúrgico debe ser
considerado una opción válida. En coincidencia con lo detallado en la
bibliografía, nuestros pacientes obtuvieron resultados favorables mediante el
tratamiento quirúrgico.
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ORCID de J. D. Barla:
https://orcid.org/0000-0001-9233-5278
ORCID de J. E. Sánchez Saba:
https://orcid.org/0000-0001-5496-3513
ORCID de C. F. Sancineto:
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ORCID de D. Taype Zamboni:
https://orcid.org/0000-0001-8293-9879
ORCID de G. Carabelli:
https://orcid.org/0000-0002-7049-0688
Recibido el
18-4-2020. Aceptado luego de la evaluación el 10-12-2020 • Dr. Franco L. De Cicco
• franco.decicco@hospitalitaliano.org.ar • https://orcid.org/0000-0001-9844-140X
Cómo citar
este artículo: De Cicco FL, Holc F, Sánchez Saba JE, Taype Zamboni D, Barla JD, Sancineto CF, Carabelli G.
Variantes quirúrgicas en el tratamiento de la desinserción proximal de isquiotibiales.
Reporte de cuatro casos tratados con cirugía. Rev Asoc Argent Ortop Traumatol 2021;86(3):407-416. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.3.1105
Información del artículo
Revista: Revista de la Asociación Argentina de Ortopedia
y Traumatología
Sección: Presentación de Casos
DOI: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.3.1105
Fecha de
publicación: Junio, 2021
Conflicto
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