PRESENTACIÓN DE CASOS
Luxación periastragalina medial pura: reporte de casos y revisión
bibliográfica
Marcos R. Latorre, Javier E. Sánchez Saba,
Mariano O. Abrego, Fernando Díaz Dilernia, Franco L.
De Cicco, Facundo Bilbao
Servicio de Ortopedia y Traumatología, Hospital Italiano
de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
Resumen
Las luxaciones subastragalinas (periastragalinas) sin fractura asociada son un cuadro poco
frecuente. Representan solo el 1% de las luxaciones en el ser humano. Presentamos
tres casos de luxaciones mediales puras en pacientes que sufrieron un
traumatismo de alta energía. En todos los casos, el tratamiento consistió en la
reducción cerrada bajo anestesia y posterior inmovilización; la evolución fue
satisfactoria. Las luxaciones subastragalinas
requieren de un diagnóstico temprano y una rápida resolución. Con estos casos
se quiere demostrar la importancia de la sospecha diagnóstica y el beneficio de
un tratamiento precoz y acertado.
Palabras clave: Luxación periastragalina;
complicaciones; reducción cerrada.
Nivel de Evidencia: IV
Pure Medial Subtalar Dislocation: Case Report and Literature Review
Abstract
Isolated subtalar dislocations without
associated fracture are a rare entity. They represent only 1% of dislocations
in humans. We present a series of 3 cases of pure medial dislocations in
patients who suffered high-energy trauma. In all cases, the treatment was
closed reduction under anesthesia and subsequent immobilization; all with good
results. Subtalar dislocations require early diagnosis and rapid resolution.
The aim of this presentation is to demonstrate the importance of diagnostic
suspicion and the benefit of early treatment for successful outcome.
Key words: Subtalar dislocation; complications; closed
reduction.
Level of Evidence: IV
Introducción
Las luxaciones subastragalinas
suelen asociarse a fracturas de astrágalo, maleolares e incluso metatarsianas.1
Las luxaciones puras son infrecuentes, en parte, debido a la presencia de
estructuras ligamentarias fuertes y bien adaptadas
para soportar la carga, como el ligamento astrágalo-calcáneo y el ligamento
cervical. La principal causa de estas lesiones son los traumas de alta energía.2
El mecanismo de acción consiste en la inversión forzada del antepié
cuando el pie está en flexión plantar.
Malgaigne y cols.3
describieron cuatro variantes: lateral, anterior, posterior y medial, esta
última es la más frecuente. Las luxaciones mediales representan hasta el 85% de
los casos.4 Tanto la articulación astrágalo-calcánea
como la astrágalo-escafoidea están comprometidas. No
obstante, las articulaciones astrágalo-cuboidea y
astrágalo-tibial no suelen estar afectadas.5
Nuestro objetivo es comunicar tres casos de luxación periastragalina pura (sin fractura asociada) y realizar una
revisión bibliográfica sobre el tema.
Caso clínico 1
Mujer de 69 años, sin antecedentes de relevancia, acudió
a la central de emergencias tras sufrir un trauma de alta energía al ser
embestida por un automóvil. Tenía dolor asociado a impotencia funcional de pie
y tobillo izquierdos. En primera instancia, había sido atendida en otro centro
asistencial donde le realizaron una inmovilización con bota corta de yeso para
el manejo del dolor, sin un diagnóstico presuntivo concluyente. Dentro de las
24 h del traumatismo, acudió a nuestra institución, porque persistía el dolor.
Fue atendida de urgencia en la central de emergencias. Como primera medida se
retiró la inmovilización para explorar la piel y las partes blandas. La
paciente sufría intenso dolor en el pie y el tobillo izquierdos asociado a
edema y equimosis (Figura 1).
Las radiografías revelaron una luxación periastragalina medial, con evidente incongruencia de las
articulaciones astrágalo-escafoidea y astrágalo-calcánea (Figura 2). La tomografía computarizada no mostró
lesiones óseas asociadas (Figura 3).
Se decidió realizar la reducción cerrada urgente en el
quirófano bajo anestesia general. Para relajar el tendón de Aquiles se efectuó
la maniobra de flexión de rodilla. Se aplicó tracción en el eje, acentuando la
deformidad, en primer término, para desimpactar y
luego llevando el pie a la eversión, se consiguió la reducción. Se constató la
adecuada reducción bajo radioscopia (Figura 4), se le colocó una bota corta de
yeso, y se tomaron radiografías de control posoperatorias (Figura 5).
Se indicó inmovilización con yeso durante cuatro semanas.
Luego se lo retiró, se colocó una bota walker y se
permitió la carga parcial desde la semana 6. La paciente continuó con el
protocolo de rehabilitación y se autorizó la carga completa sin restricciones
desde el tercer mes. En el control a largo plazo, a los 12 meses, la paciente
no tenía síntomas y, en el examen físico, se observó una adecuada estabilidad
del retropié. El puntaje en la escala analógica visual era de 0/10, el rango de
movilidad era completo comparado con el contralateral y el puntaje de la AOFAS
era de 100 (máximo 100).
Caso clínico 2
Hombre de 43 años que sufrió un traumatismo de tobillo
derecho tras una caída desde un metro de altura. Consultó en la guardia de
nuestro hospital el mismo día del traumatismo, tenía dolor, impotencia
funcional y deformidad en dicho tobillo. Las radiografías mostraron una
luxación periastragalina medial pura (Figura 6), por
lo que fue sometido de urgencia a una reducción bajo anestesia (Figura 7).
Se lo inmovilizó con bota corta de yeso. La
inmovilización se mantuvo durante cuatro semanas para luego retirarla y colocar
una bota walker por dos semanas más. A la semana 6,
comenzó con carga parcial y progresó hacia la carga total a los tres meses. En
el control anual, el puntaje en la escala analógica visual era de 2/10, con
tobillo y retropié estables, el rango de movilidad era completo comparado con
el contralateral, sentía molestias leves durante las actividades deportivas y
el puntaje de la AOFAS era de 76 (máximo 100). Cabe destacar que el paciente
presentó una fascitis plantar durante la evolución,
que fue tratada con ejercicios de elongación asociados a terapia física y una
infiltración (betametasona 10 mg más lidocaína al
2%); los síntomas desaparecieron.
Caso clínico 3
Hombre de 44 años que sufrió un traumatismo de tobillo
durante una actividad deportiva. Fue traído en ambulancia a nuestra central de
emergencias, a las 6 h del traumatismo. Tenía dolor, deformidad e impotencia
funcional del tobillo derecho. Las radiografías mostraron una incongruencia
articular con luxación periastragalina medial (Figura
8).
Se realizó la reducción cerrada de urgencia, bajo
anestesia en el quirófano (Figura 9). Se lo inmovilizó con un yeso que se
mantuvo durante cuatro semanas, luego usó una bota walker
por dos semanas más y cumplió el protocolo de rehabilitación. Se autorizó la
carga parcial desde la semana 6 y la carga total, a partir del tercer mes. El
paciente interrumpió su seguimiento y consultó nuevamente luego de dos años de
la cirugía, por lo cual no cumplió con el control anual estipulado. En el
seguimiento alejado, el puntaje en la escala analógica visual fue de 0/10, no
sentía molestias al practicar actividades deportivas. En el examen físico, se
constató un rango de movilidad completo comparado con el contralateral y un
puntaje de la AOFAS de 100 (máximo 100).
Discusión
Las luxaciones periastragalinas
son infrecuentes. Se caracterizan por la pérdida de las relaciones anatómicas
normales entre el astrágalo, el calcáneo y el escafoides. Malgaigne
y cols. clasificaron cuatro tipos de luxación; de ellas, la variante interna o
medial es la más frecuente, con un rango estimado del 65-85%.3 Las
luxaciones puras siguen siendo poco frecuentes. Algunos reportes analizan las
lesiones del pie y tobillo asociadas a este tipo de luxaciones y comunican
tasas que oscilan entre el 47% y el 88%.6-8
Este tipo de luxaciones son el producto de una inversión
forzada del antepié cuando el pie está en flexión
plantar. El sustentáculo del astrágalo actúa como fulcro. Si los ligamentos
astrágalo-calcáneo y astrágalo-escafoideo se
lesionan, el astrágalo permanece en su posición y se produce la luxación.9
En un estudio cadavérico, Ogiuchi y cols. hallaron
que tanto el ligamento peroneo-calcáneo y el
ligamento interóseo junto con la cápsula astrágalo-escafoidea
debían romperse para poder recrear una luxación medial (Figura 10).10
Inokuchi y cols. clasificaron las
luxaciones mediales en dos grupos: las tipo “swift” y las tipo “shift”. En las
de tipo “swift”, el calcáneo rota a medial, pero
permanece por debajo del astrágalo, mientras que, en las de tipo “shift”, el calcáneo se desvía a medial en relación con el
astrágalo.11
En su serie de 25 casos, Bibbo
y cols. comunicaron las complicaciones tempranas más frecuentes de las
luxaciones subastragalinas: persistencia del dolor y
limitaciones en el rango de movilidad.6 A su vez, utilizaron el
puntaje de la AOFAS para tobillo y retropié, y hallaron diferencias significativas
entre el miembro afectado (promedio 71) y el miembro contralateral (promedio
93). En nuestra serie, solo un paciente tuvo diferencias con respecto al pie y
tobillo contralaterales (puntaje de la AOFAS 76/100), mientras que, en los
otros dos casos, no se observaron diferencias con respecto al miembro no
afectado.
Es frecuente observar artrosis postraumática de la
articulación subastragalina, como una de las posibles
complicaciones. Por otro lado, el dolor crónico después de la reducción no es
tan común.7
Estudios previos establecen que el 10% de las luxaciones
mediales son irreductibles mediante maniobras cerradas y requieren reducción
abierta.12 La causa de la reducción dificultosa o fallida puede ser
la interposición de distintos elementos, como el músculo extensor corto de los
dedos, los tendones de los músculos peroneos largo y
corto, y la cápsula de la articulación talonavicular.
El diagnóstico precoz, la reducción cerrada y la movilización temprana se
asocian a un buen pronóstico.13 No obstante, las luxaciones
laterales y aquellas que requieren reducción abierta suelen tener una mala
evolución.14 Los tres pacientes presentados habían sufrido
luxaciones periastragalinas mediales puras que fueron
reducidas de urgencia, el intervalo entre el traumatismo y el procedimiento fue
inferior a 12 h, y luego fueron inmovilizadas.
Consideraciones finales
Si bien las luxaciones subastragalinas
son cuadros poco frecuentes, no dejan de ser importantes debido a la magnitud
de la lesión. Siempre se debe considerar la asociación de esta lesión con
politraumatismos, accidentes en la vía pública y traumas de alta energía. La
sospecha diagnóstica es fundamental, ya que el diagnóstico correcto de la
lesión permite indicar un tratamiento oportuno y así evitar las complicaciones
que puedan poner en riesgo la articulación subastragalina.
Con la presentación de estos tres casos se quiere
demostrar la importancia de la sospecha diagnóstica y el beneficio de un
tratamiento precoz y acertado para garantizar buenos resultados terapéuticos.
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ORCID de J. E. Sánchez Saba:
https://orcid.org/0000-0001-5496-3513
ORCID de M. O. Abrego: https://orcid.org/0000-0001-9783-7373
ORCID de F. Díaz Dilernia:
https://orcid.org/0000-0002-7830-2207
ORCID de F. L. De Cicco: https://orcid.org/0000-0001-9844-140X
ORCID de F. Bilbao: https://orcid.org/0000-0003-4255-3335
Recibido el 12-4-2020. Aceptado luego de la evaluación el 22-6-2020 • Dr. Marcos R. Latorre • marcos.latorre@hospitalitaliano.org.ar • https://orcid.org/0000-0002-2172-2542
Cómo citar este artículo: Latorre MR, Sánchez Saba JE, Abrego MO, Díaz Dilernia
F, De Cicco FL, Bilbao F. Luxación periastragalina medial pura: reporte de casos y revisión
bibliográfica. Rev Asoc Argent Ortop Traumatol 2021;86(1):83-90. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.1.1099
Información
del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.1.1099
Fecha de
publicación: Febrero, 2021
Conflicto
de intereses: Los
autores no declaran conflictos de intereses.
Copyright: © 2021,
Revista de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
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